15. Confesión.

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Perdón si las actualizaciones son lentas, solo espero que lo disfruten... ¡Y no se olviden de comentar y votar! Me ayudaría mucho 💙.

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Caminamos hasta el comedor mientras escucho las quejas de Anny por usar tacones. Ruedo los ojos.

Cuando llegamos, solo puedo ver al señor Rushforth sentado en la punta de la mesa y a su esposa a un lado. Anny se apresura a llegar al lado de su padre suponiendo que me sentaré a su lado y ella evitará sentarse con un extraño. No, esta vez  no será así. Cada quien se va a sentar con un extraño al lado. Camino hasta el lado de la señora Rushforth y veo a Anny con aire de grandeza, ella enarca una ceja y niega varias veces con una sonrisa en sus labios.

—Están hermosas esta noche chicas— dice Amelia Rushforth. Sonreímos y le agradecemos.

No ha llegado nadie, pero creo que pronto  llegarán, pues veo la impaciencia de Robert Rushforth cuando ve su reloj y suspira. Es un hombre ocupado, el tiempo es valioso para él, debe ser horrible que te hagan esperar.

Escucho como se abre el portón de la entrada y doy una respiración profunda.

«Puede ser él». Susurra mi cabeza y veo a un lado con distracción.

Trato de no pensar en eso e intento tranquilizarme.

Cuando escucho pasos aproximándose el señor Rushforth se levanta al igual que su esposa e hija. ¡Agh! Me veo en la obligación de imitar su acción. Veo quien entra al comedor y siento como si la mandíbulas se me fuera a caer en cualquier momento.

Es un hombre alto, una mujer algo… ¿con un aura poderosa? Una chica que se ve menor que yo y, finalmente, Matthew. ¿Por eso se iba a ir temprano? La chica se sienta a mi lado y al lado de ella se sienta su madre seguido de su padre y por último Matthew, dejando un asiento vacío a su lado.

Se saludan entre ellos mientras yo no salgo de mis pensamientos en cuanto a Matthew.

Siento la mirada de alguien al frente y veo a Anny que me observa con una mirada que no podría definirla. Me encojo de hombros y vuelvo a bajar mi mirada. No estoy siendo consciente de todo lo que están diciendo, he estado en algún otro lugar.

Tampoco fui consciente de cuando llegaron otras personas. Es solamente un hombre con su esposa y su hija. El señor toma asiento a la otra punta de la mesa, su esposa a un lado y su hija del otro. Hay cinco asientos vacíos al lado de Anny, y eso me pone cada vez más nerviosa.

El señor Rushforth ha estado hablando y saludando con las personas que acaban de llegar y comienzan a conversar de cosas de las que no he sido consciente. Debería prestar más atención.

He tenido la mirada baja todo el tiempo, y mis nervios están por colapsar.

«Solo faltan ellos».

Escucho el sonido del portón abriéndose y el corazón me comienza a latir al mil. No creí que me sentiría así con el solo hecho de estar en la misma habitación que él. Sí, no lo he visto —o hablado de manera decente— en un tiempo, y no sabría cómo reaccionaría él al verme aquí. Solo quiero pensar que no le importa mi presencia, eso hace más fácil sobrellevar mis nervios.

La puerta se abre y pasos aproximándose es lo siguiente que escucho. Entran y un silencio hace bastante incómodo todo. Veo de reojo como entra un tipo que se ve bastante ¿Poderoso? Intimidaría a cualquiera con el que se encuentre.

«De tal palo tal astilla».

Entra junto a una mujer que se ve que se cuida mucho, su apariencia se ve bastante cuidada. Ni siquiera se ven arrugas en su rostro. Guau, eso realmente me sorprendió.

Mi amor eterno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora