RYAN:
La mañana del lunes, me despierto tranquilo y fresco. Me doy una ducha rápida y me enfundo en uno de mis trajes preferidos, hoy me siento de muy buen humor. Me echo algo del perfume que mi padre solía usar para los días importantes de trabajo y que me trae buenos recuerdos y salgo al vestíbulo de mi edificio donde Jake me espera. Lo saludo con un gesto de cabeza mientras me abre la puerta para que me adentre en el coche.
Llego al trabajo a las siete en punto. Todo está muy tranquilo, pero al llegar a la última planta, paso por delante del despacho de mi amante sin esperar que esté allí ya que solo yo y pocos empleados más vienen tan pronto. Pero allí está, sentada en su escritorio con Owen inclinado sobre la mesa. Están repasando un expediente, supongo que del proyecto Senegal, del que ya me he desentendido para que ellos tengan la libertad de hacer lo que mejor crean y no depender de mi apretada agenda. Los celos imperiosos que van con mi personalidad me invaden unos segundos y hago notar mi presencia con un leve carraspeo. Ambos se ponen un poco nerviosos, lo que aumenta mis celos un tanto.
—A mi despacho, Graham.—le ordeno con voz seca y autoritaria.
Ella se levanta con parsimonia y se dirige a Owen.
—Nos veremos luego, señor Salas. Tengo que acudir a mi reunión matinal diaria. Repase los asuntos que hemos resaltado y luego seguimos. Gracias por todo.—termina con una sonrisa.
Toma su Ipad y sale detrás de mí. Al entrar en el despacho, le pido que cierre la puerta. Cuando se vuelve tras obedecer mi orden pongo mi mano en su cuello y la beso, apretándola contra la puerta. Ella me devuelve el beso pero parece que a su pesar. Se revuelve un poco y cuando aparto mis labios de los suyos me mira con fiereza. Sigo sin apartar mi mano de su cuello, con la que pretendo imponer mi posesión sobre ella. Pero su mirada...es tan fiera. Se le encienden los ojos de una manera muy dura.
—Eres mía.
Mi turbación, mi deseo por ella no cesa aunque ella parece dispuesta a patearme el culo. Contra todos los indicadores me pide, con voz tan autoritaria como la que yo he utilizado con ella antes, que la bese. Me quedo mirándola, evidentemente confuso. Pero me lo vuelve a repetir de igual manera y la obedezco con mucho gusto. Le como la boca. La beso, introduzco mi lengua en su boca. Y, cuando empiezo notar su deseo, cuando lleva su mano al cinturón de mis pantalones, la suelto bruscamente. Lo que pensaba que al principio la había enfurecido, resulta ser frustración por dejarle con las ganas contra la puerta. Se lleva su delicada y pequeña mano a su cuello, algo colorado.
—Eres un gilipollas.
—Eso ya me lo dijiste cuando nos acostamos la primera vez, ¿es que quieres otra vez?—le pregunto riendo, divertido.
—Sí.—me responde lacónicamente.—Me muero de ganas porque demuestres que soy tuya.—sigue con su provocación apoyando sus manos en el escritorio e inclinándose hacia delante, revelando de ese modo su escote.
Su aplomo, su voz sensual me hace perder la concentración un segundo, pero vuelvo en mi mismo para poder responder de la manera más tranquila que me es posible.
—Tenemos trabajo, Graham. Además, si no recuerdo mal esta mañana tienes tu reunión semanal con Pollock.
—Eres un gilipollas. Es tu mejor amigo, te ayuda siempre que le da el tiempo a dirigir tu compañía multimillonaria, pero es que además, sabe lo que tienes conmigo, ¿de verdad piensas que podría venir a intentar algo?
No se ha sentado todavía, está dando vueltas cerca de la mesa, donde yo ya la espero. Reflexiono acerca de lo que me ha dicho. El arrebato de celos ha sido real. Los he sentido tan cercanos y tienen tanto en común que mi instinto posesivo solo quiere tenerla
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Los Juegos Peligrosos del CEO
FanfictionLiarte con tu jefe, con el CEO de la empresa en la que trabajas, nunca es bueno. Sobretodo si él quiere mantener el control de la situación todo el tiempo. Pero, ¿Que pasa si empiezas a perder e control? ¿Que pasa si te enamoras de él? Descubre lo...