#10 Menudo puto viernes de mierda

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OWEN:

Ya a las seis de la mañana estoy correteando por las oficinas. Ha ocurrido un imprevisto. "Menudo puto viernes de mierda me espera" murmuro sin apenas darme cuenta.

–¿Ya nos estamos quejando de buena mañana, Salas?

Me sobresalto al escuchar a Ryan a mi espalda. Ríe muy divertido, sabe que a pesar de nuestra estrecha amistad, a mi me sigue infundiendo respeto y miedo, en algunas ocasiones.

–No te rías de mi, hoy habrá lío. No te distraigas y llama a Karina, la necesitarás.

–¿Qué coño ha pasado para que estés así?

–¿No lo sabes? ¿Nadie te ha avisado?

–Me empiezas a asustar, te lo repetiré, ¿Qué coño ha pasado?

–Anoche hackearon nuestros servidores y se llevaron información de uno de nuestros proyectos, el que yo llevo con Graham.

Su semblante cambia con rapidez. Está furioso y hará lo que sea para  pillar a quien lo hizo, que es muy probable que sea Leviels.

–No hagas ninguna gilipollez y llama a Karina.–le repito con insistencia e mi voz.

Me alejo de él para volver a mi despacho, hoy será un día muy largo y liado y cuanto antes se empiece a trabajar, mejor.

KARINA:

Me sobresalta el tono del teléfono. Aunque al principio me quiero negar a cogerla llamada, si es Carter y no lo cojo me dará la bronca del siglo, así que tras cuatro tonos, respondo.

–Graham.

–¿Dónde coño está? ¿No ha visto mis correos ni mis mensajes?

–No, ¿Qué pasa? Son las seis de la mañana.

–Han hackeado nuestros servidores. Se han llevado información del proyecto que está realizando. Venga a la oficina cagando leches.

Salto de la cama y ya entrando en la ducha, le digo que voy enseguida y cuelgo.

Solo me cuesta veinte minutos llegar hasta el despacho de Carter. Llamo ansiosa y prácticamente entro sin que me llegue a responder.

–Ha tardado mucho, señorita. ¿Se da cuenta de la gravedad del asunto? NO, creo que no. Esto no es un simple robo de información. Ahora se juntará la prensa en la puerta del edificio, lo que creará presión mediática y los inversores suelen ser desconfiados con su dinero, no sé porqué será.–el uso de su sarcasmo hiriente me enfada pero sé que está frustrado y cabreado, yo también lo estaría en su lugar.

–Lo siento, he venido lo antes posible, ¿Qué necesita que haga? Dígamelo y me pongo a ello.

–Bien, primero tiene que entender que hoy solo existe el trabajo. NO habrá llamadas ni mensajes personales a no ser que alguien esté agonizando y hoy, no lleva ningún proyecto. Hoy, es mi asistente. Hoy solo me facilita la vida, me acompaña a reuniones y me organiza la agenda. Si alguien quiere hablar conmigo primero tendrá que pasar por usted y solo por usted.

–¿Hoy asistiré a las reuniones?

–Sí, necesita aprender como se manejan las catástrofes. Ah y por cierto, la prensa debe estar contenida. Si algún periodista se pone en contacto con usted, no puede decir nada. Debe ser como una piedra.

–Vamos, como usted...–murmuro entre dientes.

–¿Cómo dice?

–Nada, lo siento. Voy a ponerme con las llamadas pendientes y a hablar con los colaboradores. Algunos ya me han pedido cita para hoy.

Los Juegos Peligrosos del CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora