Liarte con tu jefe, con el CEO de la empresa en la que trabajas, nunca es bueno. Sobretodo si él quiere mantener el control de la situación todo el tiempo. Pero, ¿Que pasa si empiezas a perder e control? ¿Que pasa si te enamoras de él?
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Esta mañana me levanto a las 10.30. No pude dormir durante el vuelo así que sigo un poco entumecida y cansada. Sin embargo, Melisa se ha levantado dos horas antes que yo. Ha contactado con el casero de su apartamento, tenemos que ir a las 11 para recoger las llaves. Mel tiene que instalarse y luego iremos a varias tiendas, sobre todo de muebles y cosas así para terminar de completar nuestras residencias, a pesar de que ya estén amuebladas.
Pero, antes de empezar a vestirme, me doy una ducha y cuando salgo tomo mi portátil para escribirle un mensaje a Carter.
"Señor Carter,
Me gustaría agradecerle su consejo, y ya le contaré la anécdota. También quiería saber a que hora tengo que estar mañana en la oficina. Tenemos que hablar y sé que es un hombre ocupado.
Atentamente, Karina Graham."
Cierro el ordenador y me pongo la ropa que elegí ayer.
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Hace frío, pero con esto y un buen abrigo, iré bien. Melisa también ha terminado de arreglarse, así que salimos por la puerta, apresuradamente para no llegar tarde, pero también muy emocionadas.
Cuando llegamos allí, el casero está delante del apartamento. Nos da las llaves y pide el dinero acordado. Terminan de organizar todo y él se va. Muy nerviosas, entramos y observamos todo.
Nada más entrar vemos el precioso salón que tiene una pequeña mesa que sostiene el televisor. El sofá está enfrente, es rojo que combina muy bien con la alfombra blanca del suelo. Atrás está la cocina, que es de concepto abierto. Para comer tienes la barra/bar y detrás están las encimeras, el horno y la nevera. Si te colocas en medio del salón puedes observar todas las habitaciones. A la derecha hay una habitación y a la izquierda hay otra. Ambas tienen cama de matrimonio, su vestidor y su baño propio. Mi hermana y Mel, pensaron que era mejor así, porque tienen muchas cosas que guardar, como el maquillaje o la ropa y tal vez con un vestidor o un baño no fuera suficiente. El suelo de todo el piso es de madera de roble y casi nos da miedo estropearlo con los tacones.
En conclusión, aunque pequeño, es precioso y una cucada.
—Me encanta, Mel. Habéis una hecho una buena elección. Me refiero a que pensaba que ibais a compartir habitación.
—Sí, era la idea, pero pensamos que si traíamos a algún ligue al apartamento...sería complicado si compartimos habitación. Pero creo que hasta que eso pasé, dormiremos juntas.
Las dos reímos, porque sabemos que es algo muy real y, por tanto, una escena graciosa. Pero dentro de mí, me siento extraña: yo no tendré a nadie con quien dormir, es decir, siempre me ha gustado mucho la independencia y vivir sola y por eso Mark no vivía conmigo, pero ahora lo siento diferente, y siento que me voy a sentir muy sola.
—Bueno, llamaré a Addi. Se emocionará mucho de que ya tengamos el piso, oficialmente.
—Vale, pero deja la maleta y la llamas mientras pillamos el taxi para ir a las tiendas de muebles.
