#14 ¡Sorpresa!

83 5 5
                                    

KARINA:

Ya de vuelta en Nueva York, estoy yendo al apartamento de las chicas porque a Melisa le ha parecido una buena idea que le hagamos una pequeña fiesta sorpresa de bienvenida a mi hermana pequeña. Mientras camino hacia su apartamento, absorta en mis pensamientos, voy recordando algunas de las veladas que pasé con los colaboradores españoles y con Ryan. Él siempre es encantador, siempre sabe qué decir y siempre le sorprendo con mi insolencia. Creo que le gusta a la par que le irrita. Además, a aparte de las cenas, las reuniones de trabajo han resultado increíblemente productivas y fructíferas.

—Tía, Karina, ¿en qué piensas? Necesito que infles esos globos y que me ayudes un poco.

—Perdona, sigo pensando en el viaje de España.

—Uhh, ¿te fue bien?

Su tono de voz me indica que se refiere a cosas más "importantes" que las reuniones de trabajo.

—Si lo que preguntas es una insinuación romántica por Carter, no. No, en absoluto. las reuniones y las veladas junto a los colaboradores fueron estupendas. Por cierto, he traído el tequila que me habías pedido. 

—Bien, yo tengo limón y sal por aquí. Vamos a pasarlo bien esta noche guapa.

Me alegra mucho que esté más preocupada por la fiestecita que por mi escapada porque aunque no ha pasado nada entre Ryan y yo, sí que me siento cautivada por ese hombre.

Un par de horas después, llegó Addison al apartamento. Había insistido en que no nos molestáramos en ir a recogerla al aeropuerto pero en cuanto abrimos la puerta ambas entendimos por qué lo deseaba así: Mark venía acompañado de mi querida hermana pequeña.

Intentando no ser demasiado descortés y ocultando mi malestar por ver a mi prometido abracé a mi hermana y le susurré que la había echado mucho de menos porque en realidad así era, la quiero mucho más de que le demuestro. Luego, con ciertas reservas abracé a Mark, él me dio un beso. Cerré la puerta tras de mi para, tanto dejarles intimidad a ellas dos para ponerse al día, como para tener nosotros dos intimidad para hablar.

—Podrías haberme avisado.—le digo secamente.

—Joder, Karina. ¿Llevas una semana sin verme y todo lo que se te ocurre decirme es que si podría haber avisado?

—Sabes que claro que te echaba de menos pero no quiero que hayas venido a controlarme, ni mucho menos a presionarme.

MARK:

Su declaración sobre mis intenciones me ofende bastante.

—Mi amor, creo que nos conocemos lo suficiente como para que dudes así de mí. Sí, me comporté como un idiota pero ya te pedí disculpas y no sé qué más quieres que haga.

—No tengo ganas de discutir esta noche, así que no importa, ¿vale? Vamos a quitarle importancia a este asunto y a olvidarlo ya. Bebamos tequila y luego sexo en mi nuevo piso.

Me hace sonreír con esas palabras y, como ella acaba de hacer, decido olvidarme de ese tema. La beso y entramos en el pequeño y confortable apartamento para emborracharnos.

 La beso y entramos en el pequeño y confortable apartamento para emborracharnos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los Juegos Peligrosos del CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora