#15 ¿En qué piensas, preciosa?

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KARINA:

Ryan se ha ido pronto. Muy pronto, a decir verdad. Nuestras anterior charla me ha perturbado bastante. Abstraída recojo mis cosas y bajo en el ascensor hasta el hall. Mi mente conecta la incomodidad de antes en mi despacho con aquel acercamiento en el jet de ida a España. Fue íntimo y agradable, ¿Qué me está pasando?

—Hola, ¿te vas ya? En el tiempo que llevas aquí nunca te has ido temprano.—la voz de Claire me devuelve al mundo.

—Hola, sí. Ha sido un día raro y mi prometido me espera para cenar. Me gustaría arreglarme.

—Tu prometido, sí, ¿el que está ahí fuera mirándonos como un psicópata? Lleva ahí media hora.

Me giro para comprobar si es Mark del que habla. Efectivamente es él. Me pongo roja como un tomate al instante y avergonzada, vuelvo a mirar a mi nueva amiga.

—Dios mío, lo siento. Qué vergüenza. Me voy antes de que me haga parecer más estúpida.—ella me sonríe y niega con la cabeza, diciéndome que en realidad es divertido y que no me preocupe.

Salgo hecha una furia y le lanzo una mirada asesina acompañada de un gesto para que se meta en el coche.

—Llevas media hora ahí ¿en serio, idiota? De verdad, ¿Te fías tan poco de mí?

—No es eso, quería verte. Pero creo que tengo prohibida la entrada al edificio.

—Mark nos conocemos, no busques excusas estúpidas. Te dije que salía bastante tarde del trabajo. Hoy hemos tenido un...percance y el señor Carter ha tenido que irse antes. He salido antes para darme una ducha y arreglarme. Por favor, déjame tener mi propia vida aquí.

Dicho esto, salgo del vehículo y, a pie, me dirijo a mi casa. Quiero esa ducha. Mark no se revuelve, no grita, no protesta. Creo que ya simplemente se resigna a aceptar mis regañinas.

MARK:

Llevo un buen rato llamando a Karina. No me responde. Finalmente desisto y conduzco hasta un bar, uno cerca del piso de ella. Si ni siquiera me responde no le hará gracia que me presente allí y no me apetece discutir.

—Whisky.

El barman me sirve ágilmente. Escucho una suave voz muy familiar tras de mí.

—Hola, ¿Puedo tomar una copa contigo?

Karina se ha puesto ropa más casual y abrigada. Su expresión es cálida, como si quisiera pretender que no ha pasado nada. Estoy enfadado con ella pero no quiero seguir discutiendo, pronto tendré que irme y prefiero aprovechar el tiempo.

—Siéntate. Podemos hablar si quieres.

Toma asiento a mi lado y me sonríe. Antes de responderme, le pide al camarero otro whisky y es entonces cuando concentra su atención en mí. 

—Sé que estoy muy pesada, Mark, pero esto me gusta. El trabajo es apasionante y cada día que voy a la oficina me gusta más. La ciudad es preciosísima y eso que no he tenido tiempo de visitarla debidamente con todo el trabajo que tengo encima. La gente aquí me está tratando bien y no quiero que las preocupaciones que me infundes lo estropeen todo ¿Puedes olvidar un segundo que no me tienes cerca a todas horas y ver que estoy feliz aquí?

Agacho la cabeza. Miro el fondo de mi vaso y me termino la poca bebida anaranjada que me quedaba. Respiro hondo y la beso.

—Te quiero.—le suelto como única respuesta.

Ella se levanta y enreda su mano en la mía para que la siga. Dejo un billete sobre la barra y, aturdido, me dejo llevar.

RYAN:

Los Juegos Peligrosos del CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora