Amores desunidos (Mikeno) [COMPLETADA]

32

A tempranas horas de la mañana el azabache se levantó a hacer el desayuno de su amado, era algo sencillo, tortitas y un helado de vainilla con chocolate perfectamente elaborado y atractivo a la vista.

Lo llevó a la habitación del menor muy contento, tocó la puerta recibiendo un "pase" como respuesta, abrió la puerta y dejó la bandeja de comida en la mesilla de noche para después darle un beso en la frente al pequeño y darle los buenos días, a diferencia de anteriores veces no se había sonrojado, eso solo preocupó al de corona.

- ¿Cómo te sientes?- le daba caricias mientras comía desanimado.

- No quieres saberlo.

- Si no quisiera no te preguntaría.

- Cada vez que alguien pregunta eso espera un bien de respuesta, es una pregunta capciosa.

- Yo no soy como los demás, ¿Qué te parece si cambio mi pregunta?... ¿Cómo puedo ayudarte?

Recibió como respuesta un llanto seguido de un abrazo, el mayor no podía ni imaginarse por lo que estaba pasando, después de todo ver una mirada de odio en la persona que amas es una sensación indescriptible.

El de orbes rojas no pudo comer mucho, no tenía apetito, se sentaron en un sillón de la sala para descansar, en ningún momento el azabache dejó de acariciar la cabeza de su contrario como muestra de afecto.

- ¿Puedes llevarme a tu reino?- preguntó derrepente el menor.

- ¿Mi reino? ¿Por qué? No es que no quiera llevarte, es solo que tendría que volver a hablar con mis padres y huir si no te aceptan.

- Todo aquí me recuerda a Trollino.exe, me duele pensar en él, no me importa si me llevan a la cárcel, no quiero estar aquí, creo que era mejor cuando creía que estaba muerto- más lágrimas resbalaban por sus mejillas.

- Hey, no llores, estoy aquí- lo tomó del mentón para que lo mirara- no te pasará nada mientras esté yo, no permitiré que se te vuelva a acercar, y sobre tu pregunta claro que te llevaré a mi reino, ¿Cuando te quieres ir?

- Ahora mismo, alistaré mis cosas- se fue a su habitación.

El peliamarillo no se opuso a la idea, preparó sus pertenencias en una mochila y se ofreció a llevar la del exe, caminaron al cuarto de espejos y cruzaron por uno que los llevó al bosque donde se conocieron, una sonrisa se asomó por el rostro de ambos sin percatarse.

Caminaron hasta el palacio, algunas personas se alteraron al ver a un exe, por lo que los guardias los escoltaron hasta la sala del trono, la sorpresa de Mike al ver a su hijo no podía describirse.

- ¡Mikellino!- lo abrazó y su padre se unió a la muestra de afecto, el menor se limitó a apartarse.

- Mamá, papá, quiero presentarles de manera formal a Mike.exe- le tomó la mano dándole ánimo- no se los dije antes por miedo a su reacción, pero yo estoy enamorado de él- miró al pequeño sonriendo, el cual aunque tratara no conseguía imitar su acción.

- ¿De él?- el rubio no estaba conforme- pero te secuestró y robó las gemas.

- Y yo lo ayudé, si quieren encerrarlo tendrán que llevarme a mi también, fue amor a primera vista y si no lo aceptan no me interesa.

- ... Está bien, ¿Ya son novios?- preguntó su madre.

- No, él no siente lo mismo que yo, pero eso no importa, al menos me quiere como amigo.

- ¿Por qué está así? No ha dicho nada desde que llegaron y parece algo ido- sacudió su mano frente a él.

- Él tuvo una muy mala experiencia ¿Puede quedarse en el castillo? Yo me encargaré de él, lo vigilaré y cuidaré.

- Me parece bien, mandaré una sirvienta a llevarlo a una habitación, debes dejar que Mayo te revise por si estás herido.

- También me gustaría que lo revisaran a él, yo solo tengo un rasguño en la mejilla y una cortada en la pierna, él tiene una infinidad de heridas, es muy descuidado.

- ... No hace falta, Mikellino- habló el pelinaranja llamando la atención de todos- mis heridas no importan, iré a caminar por el castillo, le pediré a alguien que me diga que habitación puedo tomar, quiero estar solo- se soltó del agarré débilmente y caminó como alma en pena.

- Mandaré a alguien a curarlo, me gustaría hablar con él mientras deja que Mayo te revise, yo te aviso cuando puedas verlo- rompió el silencio Mike mirando serio la dirección en la que se había ido el menor.

Mikellino accedió y fue a buscar a Mayo, el científico real, pues tenía diferentes doctorados y era el encargado de la salud de la familia real, estaba comprometido con Invictor y tenía partes robot en su cuerpo.

Mientras tanto su "madre" fue a la habitación donde se suponía llevaron al exe, al entrar lo vio recostado mientras sollozaba.

- ¿Sabes?- llamó su atención- creo que te juzgué mal al principio, creí que eras un chico rudo y violento, y ahora que te veo así es como ver a otra persona.

- ... ¿Mikellino lo envió?

- No, vine por cuenta propia.

- No tiene que hacer esto, mostrar compasión no me hará sentirme mejor.

- No lo hago porque me das pena, es porque me equivoqué contigo, y soy un perro que sabe reconocer los errores, te traté mal, fuí injusto, te juzgué sin conocerte y quiero compensarlo.

- ... Mikellino no mentía cuando te describía como alguien dulce y paciente... Ojalá y pudiera decir lo mismo de mi madre.

- ¿Te hizo daño? ¿Por eso estás así?

- No, la asesinaron cuando era pequeño, y mi comportamiento no está relacionado con ella.

- ¿Entonces?- se sentó a su lado.

- ... ¿Alguna vez has dado todo de ti para enorgullecer a alguien? ¿Has sentido que por esa persona darías cualquier cosa?

- Lo siento a diario con mi esposo, de verdad lo amo, no me casé por él por dinero.

- Tú fuiste correspondido, si hubiera sido valiente también podría tener mi final feliz.

- ¿Cuál fue el problema?

- El problema es que estamos hablando de mi, solo soy un mounstro sin sentimientos, no merezco vivir.

- Pero tú no eres...

- Tú pensabas lo mismo, ¿Qué es lo que cambió?

- ... Lloraste.

- No, solo te dí pena, te compadeces de un ser tan miserable como yo solo porque tu hijo me ama, cuando la verdad es que yo no sé lo que siento por él.

- ... ¿Qué sucedió?

- ... Me enamoré de la persona equivocada.