Soy yo, y el montón de autos pasando en frente de mi en la carretera. Ya an pasado como más de media hora, y Sarah no aparece por ninguna parte. Saco mi celular, lo enciendo, y me meto en contactos para llamarla a preguntar qué pasa, que porque no aparece rápido.El celular vibra en mi oído, pero nadie contesta. Luego comienzo a escuchar pasos que se acercan hacia mi, es una persona de bastante edad. Tal ves unos 60 o 70. Cargaba una camisa blanca y encima un saco negro muy elegante, un pantalón de tela negro y unos zapatos muy casuales. Llega asta la parada de bus. ¿Porque alguien vestido Tan elegante se iría en un autobús? Bueno ¿porque no?
—buenos días— saluda, bajo mi celular y me lo guardo en el bolsillo. Yo me arrastro un poco hacia un lado para que el se pueda sentar, se sienta. —buenos días— regrese el saludo.
Mi abuela siempre me advirtió que nunca hablara con desconocidos. Y pues seguiré su consejo.
Yo comencé a jugar con el sierre de la mochila, lo subía y lo bajaba, escuchando su pequeño ruido para ignorar a ese señor. sentí su mirada encima mío, —como te llamas— pregunto curioso, y yo me volteo de inmediato a mirarlo.
¿Le digo mi nombre?
No
—¿porque quiere saber— pregunte.
—no solo que tu cara me resulta familiar... como si lo hubiera visto antes—me explico. Pero ni aún así, no le dire mi nombre. Sigue siendo un desconocido, no lo avía visto antes, o por lo menos no me acuerdo. —no, no lo creo— apartó la mirada de el.
—an bueno debo de estar equivocado.
—Aha.
Luego pasaron los minutos, y Sarah aún no aparece por ninguna parte. ¿Donde está? ¿Le pasó algo?
El hombre a mi lado, seguía hablando. Temas sobre el pueblo, o sobre lo qué pasa en otros lados, pero yo no le ponía tanta atención. Mi mente estaba en otro lugar. En Sarah Y en Mary.
Me puse a pensar, y me di cuanta que se enojo cuando le dije que me preocupe por ella. ¿Porque? ¿Porque se enojaría si alguien se preocupa por ella? Tal ves algo muy fuerte le a pasado, algo que la destrozo, y la cambio. Trataré de preguntarle a Sarah, si es que se animaba aparecer.
—yo tenía un hijo, muy parecido a ti— esas palabras me traen a la realidad. Como que ¿tenía? ¿Que le pasó? Solo me lo pregunte en mi cabeza, dejaré que lo diga por su propia cuenta.
No decía nada, solo estaba con la cabeza inclinada hacia abajo, mirando sus manos enlazadas, masajeando una con la otra.
—¿y que le pasó?— no me iba a quedar con la pregunta en mi cabeza. El levanta la cabeza, y se alista para responder. —yo trabaja casi las veinticuatro horas del día, no me daba tiempo para pasar con el— comenzó a explicarme, —siempre que regresaba el ya estaba en casa durmiendo. Y eso me lo lamentaba todo el tiempo.
—siempre trate de buscar otro trabajo, pero se me era imposible,— comencé a tener pena por el. Yo queriendo tener unos minutos tranquilos con mis padres. Y el quería tener unos minutos con su hijo y no los tuvo. Eso me pone triste.
—un día, regresaba de mi trabajo, tarde, como a las nueve de la noche, el no estaba en su cama, lo busqué por todos lados, en todas las casas de los vecinos, lo llame, pero no contestaba, ni siquiera timbraba, ni nada.— sus ojos se comenzaron a llenar de lagrimas, pero las mantenía. —luego me dirigí a la parte trasera de la que era mi casa, y encontré su celular, completamente destruido, eso me explicó porque no contestó.
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VERMONT Primera generación. [libro #1]
Misterio / SuspensoStanford. Un pueblo estadounidense, un poco grande con más de 100.000 habitantes, ubicado cerca de Minnesota. Desde su fundación en 1873, el pueblo cambiaba tras pasaban los años, se volvió un pueblo perfecto para vivir, y que los niños tengan una i...