Misión 12: Caso Resuelto

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Sarada se abrazó a la toalla que Boruto le había dado para que la usara después de darse un baño, mismo que podía darse en el baño de la habitación en la que estaba. Se sonrojó cuando Boruto se la había ofrecido. Soltó un suspiro y buscó en su portafolio su celular y marcó a su madre. Dos tonos y la pelirrosa había contestado.

“¿Hija? ¿Ya vienes?”

Se escuchó la voz preocupada de su madre.

—Mamá, ya es algo tarde, no te preocupes Boruto me dijo que podía pasar la noche aquí y que mañana temprano me llevaría a casa.

“Oh!! Sara chan por fin dará el paso!!!”

Ella se sonrojó —Mamá no!! ¿Qué dices? Solo somos amigos no te hagas ideas extrañas ¿Está bien?

“Como digas hija, duerme bien”

La pelinegra rodó los ojos al escuchar aquello —Si mamá, tu también, descansa y no hagas esfuerzos.

“No me digas que hacer, recuerda que soy doctora”

—Ok, tranquila, nos vemos temprano.

Luego de eso colgó, respiró profundo y decidió entrar al baño tomando también aquel pijama que era de él y que seguramente le quedaría enorme.

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Boruto se recostó en su cama y soltó un suspiro, sonrió al recordar que ella estaba ahí, a un lado. Miró al techo y pensó en lo que habían hablado. Después de todo ella seguí firme en arriesgarse por su trabajo y llegó a la conclusión de que no podía hacer nada más que mantenerse cerca de ella.

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Al día siguiente, Boruto llevó a Sarada al departamento en donde se quedaba con sus madre y ambos se despidieron sin decir más, y no era para menos, la noche anterior habían tenido un vergonzoso encuentro en medio de la oscuridad cuando ambos, al no poder dormir habían salido por un poco de agua. Ella había pegado un grito cuando este apareció frente a ella con gran rapidez porque el contrario había creído que se trataba de un intruso.

Ambos se disculparon y Boruto le proporcionó el vaso de agua que ella buscaba. El momento se volvió incómodo cuando el rubio se percató de que se le veía malditamente  bien el pijama que ella portaba, se veía tierna porque todo (tanto el pantalón como la camisa de mangas largas) le quedaban grandes al punto no solo de cubrir sus pies descalzos, sino también sus manos.

El punto es que se había perdido observándola de arriba abajo y ella se había dado cuenta, por lo que había carraspeado regresándolo a la realidad, el no pudo decir nada y ella solo le agradeció, él recibió el vaso de vuelta y luego de darle las buenas noches, ella se retiró a la habitación.

Entonces ambos nuevamente se sintieron aliviados de que nadie dijera nada. Aunque el hecho de que no pudieran hablar con claridad le frustraba de sobremanera al rubio. Él sentía que las cosas no deberían ser de aquella manera.

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Cuando Boruto llegó al edificio, el Ministro ya estaba ahí y Kakashi había procedido a retirarse del lugar.

Naruto sonrió al ver a su hijo llegar a su oficina —Buenos días… Boruto —se contuvo de decir hijo.

Boruto avanzó hasta el escritorio del Ministro y dio una leve inclinación —Buenos días  señor.

—Al parecer hoy solo hay papeleo… —murmuró Naruto mientras revisaba unos papeles y firmaba algunos —Estos días han estado demasiado… —el rubio apartó la vista de las hojas y miró directamente a su hijo, quien mantenía una postura y semblante serios —caóticos…

"Mi deber, Protegerte..." #Naruhina y BoruSaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora