Roces, manoseos, miradas lascivas y un sin fin de incomodidades más eran las que Christopher tenía que pasar cada día de su vida. El pelinegro había llegado hace apenas tres meses a su escuela y ya había robado el corazón de todos debido a su llamativa apariencia. Él amaba vestir de negro y peinar su cabello hacia atrás desde que vio ese estilo en una de las películas de su padre, pero no sabía lo bien que le vendría ese estilo y también la gran cantidad de problemas que le traería. Estaba completamente cansado de decirle a cada una de las chicas que lo llamaban a la azotea para confesar sus sentimientos que él en realidad no está interesado. Y no sólo las chicas, algunos chicos también lo habían llamado para confesar sus sentimientos ahí, como es el caso actual.
—¡Hyung!— Christopher hacía oídos sordos al chico que lo llamaba— ¡Hyung! — estaba demasiado irritado. No quería ser grosero, pero ese chico realmente estaba hartándolo— ¡Hyung! Deténgase, por favor— ¿Y se atrevía a decirle que se detuviera? Oh, claro que lo haría, pero sólo para encarar al idiota que lo había estado molestando.
—Demonios, ¡¿qué es lo que quieres?!— su mirada intensa y penetrante se posó en el chico detrás suyo. Este sólo había reaccionado a su grito sin repara su mirada, pero en sus ojos se notaba el miedo, hecho que realmente extrañó a Christopher, pues la mayoría de sus pretendientes pasaban por alto sus gritos y miradas de odio y seguían insistiendo de todos modos—. ¡¿No vas a hablar ahora, después de joder tanto?!
—W-wow... L-lo siento... — el chico se encogió en su lugar y parecía que estaba a punto de llorar—. S-sólo— su voz se oía temblorosa—. Q-quería entregarle su billetera hyung, se cayó de su mochila hace un rato, pero usted no escuchaba— dejó salir todo el aire de sus pulmones mientras le entregaba la libreta al mayor—. No quería hacerle enojar.
Christopher se sentía el imbécil más grande del universo. El chico frente a él lucia realmente asustado y era la única persona que no había hecho nada malo como para recibir ese tipo de trato. Christopher no sabía que un grito suyo podía asustar tanto, porque incluso lo hizo llorar.
—N-no llores... Es sólo que creí que eras uno de esos idiotas que vienen y... Agh, lo siento mucho— el chico negó mientras restregaba sus manos en sus ojos para secar sus lágrimas.
—Estoy bien, sólo me sorprendí demasiado— acercó su billetera hacia el mayor con las manos temblando— ¡J-juro que no revisé nada! Sólo la recogí del suelo y la limpié un poco— Christopher rió bajito ante la forma de actuar del rubio.
—¿Sigues asustado?— el menor negó efusivamente—. Aún así necesito disculparme contigo, ¿quisieras ir por un helado?
—No se preocupe hyung, no es necesario.
—Dices eso, pero tus ojos parecen brillar y además estás sonriendo.
—No lo estoy haciendo.
—Lo estás.
—¿Tiene alguna forma de demostrarlo?
—Eh... ¿Puedo verte haciéndolo?
—Mmm... excelente argumento.
—Ya. Sólo acepta, no me gusta quedarme con la sensación de que hice algo malo sin disculparme.
—Sólo si el helado es de dulce de leche— Christopher sonrió y comenzó a caminar, pero se detuvo al ver que el rubio no caminaba.— Espere, ¿cuál es su nombre?
—Soy Christopher Bang— estiró su mano esperando que el menor la correspondiera, pero no lo hizo. Volvió a guardar su mano en su bolsillo totalmente avergonzado.— ¿El tuyo?
—Lee Félix — ahora fue el rubio quien estiró su mano esperando que Christopher la correspondiera. No iba a cometer otra estupidez, así que la aceptó.— Mucho gusto, Christopher hyung, debo confesar que ya no asusta tanto— Christopher soltó una carcajada, de esas que ya no soltaba hace tiempo.
Christopher había comenzado a caminar nuevamente, pero se detuvo al sentir un leve jalón en la manga de su sudadera. Se volteó para mirar al chico, pero éste no mostraba ninguna expresión capaz de justificar su reciente acción, así que simplemente siguió caminando con el chico detrás suyo.
Conseguir un helado de dulce de leche fue mucho más complicado de lo que creía. Pasaron casi dos horas caminando lentamente hasta encontrar una heladería en la que vendieran ese sabor, pero no podía quitarse, Félix se veía demasiado feliz.
—Hyung, estoy realmente agradecido. Creo que ahora yo le debo una.
—Podríamos ir a comer helado otra vez— Félix sonrió levemente mientras se levantaba para caminar hasta su hogar.
En esa tarde Christopher descubrió dos cosas bastante interesantes, una de ellas fue que Félix a su parecer era bastante torpe, pues muchas veces le hablaba y el menor miraba hacia otro lado, o mientras caminaban tendía a tropezarse con las piedras o protuberancias del suelo. La otra cosa que descubrió fue que Félix tenía la sonrisa más bonita que había visto e su corta vida, lo cual parecía curioso considerando que había visto una cantidad enorme de sonrisas, sobre todo de chicas, pero ninguna le había parecido así de hermosa. Y tal cómo la primera cosa que descubrió mencionaba, Félix ahora estaba caminando al lado contrario al que debía ir, pero eso Christopher no lo sabía.
—¿Dónde queda el lugar en que vives?
—Cerca del parque con el gran roble.
—Eso queda hacia el otro lado.
—Oh, lo sé.
—No parece que lo sepas— Félix bufó caminado hacia el lado correcto.
—No sea entrometido, hyung. Nos vemos mañana— el mayor se mostró ofendido ante la acusación del menor y lo dejó irse. O eso esperaba Félix. Pues apenas Christopher lo vió un poco alejado comenzó a seguirlo extrañamente preocupado por la torpeza del rubio.
Sólo regresó a su hogar cuando vió que Félix estuvo a salvo, y afortunadamente vivía cerca, así que no tuvo que alejarse demasiado de su propio destino.
Félix sabía que el mayor lo estuvo siguiendo, pero quería ver hasta dónde llegaba, realmente le sorprendió que lo acompañara hasta su hogar. Buscó las llaves en el bolsillo de su pantalón y abrió la puerta. Su madre fue la primera en recibirlo.
—¡Lee Félix!
—M-mami... —Félix sonrió nervioso.— ¿Sabias que hoy te ves mucho más hermosa que otros días?
—¡¿Por qué no llevaste el bastón?!
—Es muy incómodo mamá, además no me interesa que todo el mundo se entere que no veo— la señora Lee exhaló.
—Mi niño, sabes muy bien que no es necesario que todos se enteren, pero es por tu bien.
—Estuve bien hoy mamá, hice un amigo y me "acompañó" a casa— la mujer miró a su hijo con una ceja alzada—. Mañana lo llevaré mami, lo prometo.
—Bien, bien, mejor vamos a comer.
Por otro lado, Christopher pasó el resto de su tarde preguntándose si debía esperar a Felix al día siguiente, pues tenía que asegurarse de que no se pierda o algo por el estilo. Al final llegó la conclusión de que ni debería pensarlo, simplemente hacerlo.
Espero les guste el capituló
¡Besos!
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𖤜 Show Me | ᶜʰᵃⁿˡⁱˣ
FanficChristopher Bang sólo había conocido a gente superficial, y esa misma gente acababa "enamorada" de él. Afortunadamente la vida - o cupido - le tenia preparado un precioso regalo llamado Lee Félix. [᪥] [᪥ Adaptación; sus créditos originales a su aut...