Capituló 18: Love.

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La luz de la luna y también la lámpara sobre el velador de Félix eran lo único que iluminaba la habitación. Eso, y la radiante sonrisa del rubio. Al menos así era para Christopher.

Normalmente cuando pasaban la noche juntos Félix se comportaba muy tímido. Apenas se acercaba al mayor y prefería que este le diera la espalda. Pero esa noche se estaba comportando distinto, parecía tener muchas ganas de recibir mimos por parte de Christopher, y eso era exactamente lo que él hacía.

Sus dedos se movían suavemente entre las hebras de su cabello. Félix cerró sus ojos sólo para sentirlo más, pero de inmediato los abrió para girarse y quedar frente a frente con el mayor. Tenía muchas ganas de ver su rostro mientras lo acariciaba de esa manera. ¿Será neutro?, ¿estará sonriendo?, ¿estará sonrojado? La única forma de saberlo era viéndolo por sí mismo. La respuesta fue mucho mejor de lo que esperaba.

Los ojos de Christopher formaban dos medias lunas y sus mejillas estaban rosadas. El azabache sonreía de una forma tan hermosa que Félix no pudo evitar que un sonrojo se formara también en sus propias mejillas. Se preguntaba cómo alguien tan precioso terminó fijándose en él, realmente no tenía nada bueno o llamativo, aunque para Christopher fuera totalmente lo contrario.

Félix acercó su pálida mano a una de las mejillas del mayor. Disfrutó mucho ver la reacción de éste, pues sus ojos se volvieron aún más pequeños y su sonrisa más grande.

—Voy a besarte — susurró muy bajito, como temiendo que alguien más además de Jaebum lo oyera —. Y no podrás detenerme.

—No es como si quisiera hacerlo — soltó y de inmediato le robó un beso al menor.

—Yo iba a hacerlo primero... — ahora fue él quien "atacó" los labios del contrario.

Comenzaron con una guerra de besos cortos y acabaron entre leves caricias y besos algo subidos de tono. Ninguno tenía pensado llegar a algo sexual, pero estaban disfrutando demasiado el tacto y los casi inaudibles suspiros del contrario.
Félix de vez en cuando aumentaba la intensidad de sus besos sólo para darle a entender a Christopher que estaba bien, que podía seguir, ya que este parecía dudar de vez en cuando.

—Bebé... Y-yo no sé si debería... O si tú quieres... —. Félix besó con suavidad los labios del mayor y sonrió.

—Está bien, Channie — volvió a besarlo —. D-después de todo siempre he sido tuyo.

Christopher sintió su corazón acelerarse y su rostro sonrojarse ferozmente.

—Prometo que te trataré como el precioso chico que eres — y Félix sonrió, porque sabía muy bien que así sería.

Volvieron a unir sus labios y sus manos retomaron las suaves caricias que anteriormente estaban otorgando.

Félix se estremeció al sentir una de las suaves manos de su novio colarse por debajo de la camiseta de su pijama. Ambos estaban nerviosos y podían notarlo, por el corazón acelerado del menor y las manos temblorosas del azabache, pero no iban a detenerse, a pesar de todo ambos estaban seguros de lo que querían.

Tanto sus labios como sus mejillas estaban teñidos de rojo. Quisieron separarse un momento solo para conectar sus miradas, pero inmediatamente volvieron a unirse.

Christopher recorrió con su dulce tacto todo el cuerpo del menor. No dejó ningún lugar sin explorar. Quería conocer absolutamente todo. Félix por su parte, aunque tímidamente, también se encargó de recorrer todo el cuerpo del mayor con sus delicadas manos, orgulloso de provocar en él justo las reacciones que esperaba.

Esa noche conocieron tanto del contrario que querrían recordarlo por mucho tiempo más, incluso si ya no seguían juntos. Fue algo totalmente mágico.

En medio de torpes caricias y besos húmedos Christopher se detuvo. Totalmente seguro miró al menor a los ojos y pronunció aquellas dos palabras que por mucho tiempo había guardado, tal vez por miedo de no ser correspondidas.

—Félix... Te amo.

Se sorprendió de su propia seguridad y también al notar que la reacción del menor fue algo diferente de lo que esperaba. El imaginó a un Félix sonrojado y nervioso, pero no, lo que recibió fue una sonrisa radiante y llena de amor.

—Yo te amo también, Channie.

Y volvió a rodear el cuello del azabache con sus brazos atrayéndolo a su cuerpo.

La verdad, ninguno de los dos había hablado sobre el tema con anterioridad, mucho menos esperaban que ocurriera tan repentinamente, sin siquiera planearlo, pero la mañana siguiente cuando el sol atravesó la ventana de la habitación con sus intensos rayos, ambos despertaron casi simultáneamente, y ambos supieron también que jamás se arrepentirían de haberse entregado al contrario.

Christopher con toda la delicadeza del mundo cuidó de Félix ese día. Esperaba que el menor no estuviera sintiendo dolor después de lo que habían hecho, y de ser así se encargaría de que lo olvidara por completo llenándolo de amor y mimos.

 Esperaba que el menor no estuviera sintiendo dolor después de lo que habían hecho, y de ser así se encargaría de que lo olvidara por completo llenándolo de amor y mimos

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