Black Rose

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El viento conoce un número inimaginable de historias, las vidas de personas que disfrutaron plenamente sus días y las de cada uno de ellos era una batalla. Siempre pensé que entender el viento era entender la existencia misma, el suave silbido que acompañaba a las risas sinceras y a los gritos desconsolados, las lágrimas silenciosas como a las risas estruendosas.

La vida es así, una ráfaga de viento que golpea constantemente tu rostro, puedes aprender a volar sobre esas rafagas o quizás prefieras sentarte y sentir cada golpe, de rodillas rezando por su final.

En lo personal el viento nocturno puede llegar a ser más perturbador que ningún otro, frío y desolado compañando a una hermosa luna llena que te da luz y calidez, el perfecto equilibrio para momentos así.

Ha pasado mucho tiempo desde que me atreví a verte a la cara ¿Sabes? Extraño verte, sentir la calidez de tu mano alrededor de la mía y tu voz llamándome de la misma manera cada vez. Cariño sonando en cada letra.

Desaparecí, me entregué en silencio a las garras de algo que no me ha dejado escapar para volver a tus brazos, soñando en el cielo nocturno poder volar para estar ahí. Mirando las flores que me diste, cuidando de ellas para que no se marchiten, por favor no te vayas, por favor no desaparezcas.

No quiero dejarte ir, seré un egoísta aferrado a tu recuerdo, escuchando canciones encerrado en mi habitación, pensando en esa dulce sonrisa que me dedicabas cada vez que nos veíamos.

¿Cómo estás? ¿Sigues sonriendo de la misma manera? ¿Sigues pensando en mí?

A veces me detesto, noches largas y oscuras dónde la luna no aparece y tu calor parece haberse ido, pienso en las oportunidades que perdí y lo bajo que caí, como amarte tanto me hizo empezar a perderme. Las cosas pudieron cambiar, si solo hubiera sido un poco más maduro.

¿Seguirás manteniendo tu promesa?

...

¿Recuerdas que teníamos una promesa?

Sigo llevando la mía en el alma.

No sé que pienso, todo es tan complejo y confuso que me pregunto por qué soy así, estar atrapado en dónde no puedo alcanzarte por mucho que quiera. Lo siento.

Eres muy valioso.

Tragó con algo de dificultad, levantando la mirada de su libreta para encontrar la mesa vacía, el sonido a su alrededor recordándole dónde estaba y acelerando su corazón. El momento se acercaba y su cuerpo temblaba, su alma lloraba por la presión en su pecho.

El almuerzo nunca fue su momento favorito del día, el ruido en la cafetería aceleraba su corazón y paraliza a sus pensamientos apenas pudiendo tomar la pluma para soltarlos en la libreta. Guardó todas sus cosas y salió de allí, pensando en cómo enmendar su error, como volver a sus brazos sin tener que caer rodillas.

JiSung lo era todo, siempre fue ese chico de brillante sonrisa y abrazos al dormir que JeongIn necesitaba, esa calidez que amaba y que, por sus propios medios alejó.

Todo fue muy rápido, sus manos sudaban cuando se acercaba a él, sus latidos se disparaban cuando lo veían sonreír. Poco a poco y con el tiempo, empezó a crear historias para evitar verlo temiendo a crear una situación incómoda entre ambos. Alejándolos.

Han JiSung podía considerarse una hermosa flor, colorida que trae alegría a pesar que para JeongIn, esa flor que una vez cuidó en sus manos terminó siendo una rosa que viajaba junto a él, preciosa a simple vista pero peligrosa a su tacto.

El tiempo pasó, Yang no hizo nada más que hundirse en su ansiedad creando una bola que cada vez era mucho más grande, llegando a ese punto donde quería ser rescatado, sentir que después de esa interminable lluvia ellos estarían bien de nuevo. Que idiota al mensaje que una persona podía hacer eso.

Tienes que salvarte a ti mismo, Yang.

Se decía todos los días mirando la luna, deseando que la espera terminara y la luna llena reflejara amor bajo su brillo. No sabía si JiSung lo había olvidado, no sabía si su recuerdo había quedado disuelto en el horizonte con los últimos rayos de sol, pero sabía que una persona como JiSung jamás sería olvidada. Una rosa tan hermosa siempre deja cicatrices.

Vagó por los pasillos teniendo infinitos recuerdos, la oscuridad siguiéndolo en cada paso mirando a las personas de su alrededor, un rosal creciendo hermoso junto a la puerta de la biblioteca. Antes amaban ir a la biblioteca juntos.

Una voz se escuchó a su espalda paralizado su cuerpo, su mano temblando a centímetros de tomar la manija de la puerta, ahí estaba otra vez.

Volteó lentamente para verlo, su cabello castaño brillando bajo la luz del sol y sus ojos transmitiendo esa calidez y felicidad que siempre tenían. Por unos segundos ambas miradas chocaron, apagando cualquier sentido en Yang hasta que JiSung solo levantó una mano en su dirección en forma de saludo, no dejando de sonreír.

Hizo un asentimiento de cabeza deseando correr a él y abrazarlo, deseando estar a su lado.

La sombra de un paso se detuvo cuando un chico más aparecio, de cabello rubio y risa particular. Lee MinHo era buena persona, eso lo sabía.

Los miró irse con las manos entrelazadas, entrando después a la biblioteca queriendo dejar de pensar en él. Un momento de paz dónde podía perderse en sus recuerdos, nunca fue fácil, nunca tuvieron un inicio feliz pero está vez quería dejar que el tiempo lo decidiera.

Se dice que vivimos cinco vidas, en cada una de ellas nos encontraremos con personas una y otra vez, o tal vez conoceremos a personas diferentes. Igual nunca lo sabremos por lo mismo, perdemos toda memoria de nuestra vida anterior, pero esto es un privilegio que JeongIn no tuvo.

Todavía puede recordar los besos en su piel como si fueron ayer a pesar que pasaron décadas desde la última vez que los labios ajenos tocaron su cuerpo, su alma tan ligada a su amor que se negó a dejarlo ir, viviendo una vida destinada a verlo ser feliz con otra persona siendo un desconocido para esa flor que tanto amó en el pasado.

Han JiSung siempre fue un tesoro, Yang JeongIn gastó su última vida soñando con encontrarlo y al hacerlo, se encontró a sí mismo atrapado en un cuerpo que no le pertenecía, mirando la vida desde un cristal donde no podía escapar. Mirando al amor de su vida ser feliz con otra persona.

No le malentiendan, en cierta parte le hacía calmar su dolor el que JiSung viviera una vida llena de amor, sin embargo su parte egoísta prefirió vivir una vida en solitario recordando lo preciosa que era su rosa.

A pesar que en esta vida le clavó las espinas.

Se sentó en el suelo mirando al horizonte, el naranja del atardecer muriendo frente a sus ojos un día más. Su mano dolorida por la actividad anterior sostenía varios pétalos de rosa, los cuales dejó ir en el viento esperando que este le contara su historia a otra persona.

Esa era la historia de su vida.

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⏰ Última actualización: Jul 20, 2021 ⏰

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