Sus movimientos eran lentos y suaves, causando en ambos una sensación tan difícil de explicar. El menor luchaba por mantener los ojos abiertos, mirando con una mezcla de excitación y dulzura a quien se encontraba sobre él, moviendo sus caderas en un vaivén adictivo.
Los pequeños gemidos que escapaban de los rosas labios de Félix eran música para los oídos de su hyung, quien se había dado a la tarea de besar cada centímetro de su piel, dejando besos húmedos desde su cuello hasta su pecho.
— Bebé~ —lo llamó Chan, buscando la mirada del menor. Sin decir nada más salió de su interior, causando una queja por parte de este.
Volteó el delgado cuerpo de Félix, dejándolo boca abajo en la cama antes de volver a introducir su miembro en el interior de este, recostando su peso sobre el cuerpo del menor y moviendo entonces sus caderas superficialmente y causando algunos gemidos en respuesta.
Sin muchas ganas de terminar rápido volvió a retomar ese paso medianamente lento, disfrutando de cada uno de los gemidos y lloriqueos que escapaban de los labios de su bebé, besando su cuello y mejillas en busca de reconfortarlo un poquito.
— M-más rápido —pidió Félix cuando sintió un cosquilleo en su abdomen. Sintió que parte del peso de Chan abandonaba su espalda, soltando un grito cuando los movimientos del mayor se aceleraron.
Se aferró de lo primero que pudo gimiendo con cada embestida del mayor, sintiendo como poco a poco el clímax se apoderaba de él.
Una mano del mayor se posó en su cintura antes que el ritmo fuera un poco más lento, pero a la vez más profundo; segundos después sintió como el mayor había tocado aquel punto.
Chan notó como Félix se encogió ante ese toque, esforzarse para volver a tocarlo una y otra vez hasta que el menor fuera un desastre de pequeños gemidos y exclamaciones en su idioma natal.
Cuando Félix tocó su límite proclamó el nombre de su alfa corriendose fuertemente en la cama, sintiendo segundos después como la semilla del mayor llenaba su interior y los dientes de este se clavaban en su cuello, renovando la marca de unión.
Con la respiración agitada Chan los acomodó, dejando la espalda de Félix pegada a su pecho mientras el nudo los terminaba de atar. Llenó de besitos la parte del rostro de Lee a la que rostro que podía acceder ganando una sonrisa cansada de su parte.
Una de sus manos bajó hasta el abdomen de Félix, quedándose ahí acariciando la tierna piel de esa zona con su pulgar, una de las manitos de Félix se colocó sobre la suya segundos después, causando solo ternura en Christopher ante la diferencia entre el tamaño de ambas.
Félix estaba satisfecho, lleno del mayor y calentito contra este, siendo mimado tanto con suaves toques como con dulces palabras mientras el nudo los dejaba atados, sintiendo el amor del mayor envolverlo por su unión.
Ambos buscaban iniciar su propia manada, poder cuidar a sus cachorros ahora que estaban preparados y vivían de una manera cómoda y estable.
A Félix le hacía ilusión ver a un cachorro de cabellos rizados y hoyuelos en las mejillas, tan travieso como lo es el alfa en momentos. Tendría un excelente padre.
Con esa dulce imagen terminó por caer dormido siendo totalmente cubierto por los brazos de Chan y sintiéndose más que seguro en ellos.
Chan no dejó de mirarlo hasta que pudo salir de su interior, causando una pequeña queja del menor ante la sensación. Besó sus mejillas y se levantó muy a pesar de su cansancio en busca de algo para limpiarlo.
Varios minutos después y con su bebé totalmente listo se permitió recostarse a su lado y atraerlo a sí, sonrió enternecido al notar como Félix se acurrucaba aun más cuando ya estaban bastante juntos.
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Tiempo después ambos estaban en la cama luego de llegar del trabajo, mirando algo en la televisión sin mucha importancia. Félix soltaba pequeñas risitas por los besos de Chan en su rostro y este disfrutaba de verlo así, la sonrisa de su estrellita es muy hermosa.
Entonces al acercar su rostro al cuello de Félix notó un aroma desconocido, muy suave y tierno a la par que dulce y fue entonces donde recordó algo que había leído mucho antes.
Antiguamente la naturaleza les dejaba saber a los alfas que su pareja estaba en estado primero que a todos ya que de esta manera estarían listos para protegerlos contra todo.
Ilusionado enterró su rostro en el cuello de Félix haciéndole cosquillas cuando solo buscaba sentir ese dulce aroma.
— ¿Ya lo sabes? —preguntó Félix en susurro, sintiendo a Chan asentir poco después— Estaba haciendo un plan para decírtelo, pero veo que no será necesario —rió enternecido por el brillo cariñoso que estaba en los ojos avellana de Chris.
— ¿Hace cuánto lo sabes tú?
— Unos días, Binnie me obligó a hacerme una prueba luego de vomitar mi desayuno en el trabajo —puchereó antes de ser llenado de besitos por Chan.
— Creo que es tiempo de cumplir esa promesa —recordó acorrucando al menor en sus brazos.
— ¡Comida de omma! —animó Félix con una sonrisa.
— Estará muy feliz —volvió a besar la mejilla llena de pecas del menor sin dejar de acariciar el abdomen de Félix.
Ahora tenía sentido por qué veía un poquito más gordito a su chico, pero decirle eso posiblemente le ganaría un golpe con alguno de sus figuras de acción.
— Te amo —susurró siendo correspondido casi de inmediato.
