Our Universe

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1587 palabras

HyunJin es apasionado si es de la astronomía de lo que se habla, desde que era un niño pequeño se había visto interesado en esa ciencia, en como los astros podían enseñar cosas del pasado y mostrar un cambio en el futuro.

Aprendió de memoria los nombres de muchas constelaciones, supo identificarlas con una simple mirada al cielo y fue el chico más feliz del mundo cuando su madre le compró un telescopio a los 7 años.

Los años pasaron y el pequeño Hwang no parecía querer olvidar todo aquello, su habitación decorada con estrellas en el techo junto a un color azul oscuro que contrataba perfectamente con los muebles, posters sobre películas espaciales e incluso científicos famosos en las paredes, una estantería llena de libros de astronomía en su habitación.

Era mágico, saber todo aquello le era simplemente mágico. No se caracterizaba por ser un chico sociable, a decir verdad prefería mucho estar solo que rodeado de personas. No encontraba personas de su edad que lograrán entender ese amor por el cielo nocturno hasta que llegó uno de ellos.

Lo conoció en uno de los tantos campamentos que su padre le había insistido en asistir, HyunJin ese día se había alejado del grupo para poder sentarse a la orilla del lago y ver el cielo nocturno desde ahí, admirando como las estrellas resplandecian por la ausencia de la luz excesiva que una cuidad tenía, cómo estás bolas de gas se veían reflejadas en la calmada superficie de ese enorme lago.

Pasos se acercaron por su espalda hasta estar a su lado, un niño con el cabello rizado de un color castaño oscuro se sentó a su lado mientras abrazaba el peluche de un lobo contra su pecho. Le parecía raro que un niño de ya diez años siguiera con su peluche, pero tampoco dijo nada, dispuesto a mantener el silencio.

— Las estrellas son muy lindas —habló el otro niño de la nada, asustando un poco al pelinegro ya que había roto el total silencio— Y esa brilla mucho.

HyunJin miró en dirección a donde apuntaba el pálido brazo del chico, encontrando aquella estrella de la que hablaba.

— Esa se llama Sirio —informó mirando fijamente a la estrella, sintió una gran ternura al escuchar como ese niño dejaba escapar una pequeña exclamación de asombro ante esa información— Quizás tengamos suerte y podamos ver un cometa hoy —dijo sin dejar de mirar al cielo.

— ¿Una estrella fugaz? —preguntó el niño con un tono inocente y curioso.

— No, son diferentes —aseguró mirando aún el cielo.

Estuvieron en silencio por varios segundos antes que una luz que el pelinegro conocía iluminó muy débilmente el cielo nocturno, una exclamación escapó de sus labios mientras apuntaba hacia donde aquel fenómeno entraba a la atmósfera.

Ambos infantes miraron maravillados aquel espectáculo, siendo interrumpidos por los adultos responsables del campamento.

— ¡Bang Chan, Hwang HyunJin a sus campañas ahora mismo! —gritó aquel tipo sin acercarse más a los niños.

HyunJin hizo un puchero mirando en dirección al tipo de la linterna, vio a su compañero de situación levantarse y limpiar su pantalón.

— ¿Nos volveremos a ver?

Era el último día de campamento.

— Seguramente sí, star boy —aseguró el nombrado Bang Chan antes de salir corriendo con su peluche en dirección a su cabaña.

Los años pasaron y HyunJin no volvió a uno de esos campamentos, ya había cumplido los doce años cuando sus padres llegaron para notificarle que se mudarían. No le hubiese parecido la gran cosa si solo fuera de casa, o hasta de cuidad, pero cuando le especificaron su destino sintió un gran miedo apoderarse de su pecho.

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