Zombie

203 13 5
                                    

1188 palabras

Una noche más sin poder conciliar el sueño, volteó en su cama enfrentando en silencio la gran oscuridad que había a sus espaldas, encontrando de igual manera las luces provenientes de la ciudad. La vida nocturna nunca paraba.

Su habitación siendo iluminada muy débilmente por las luces de su laptop que descansaba al lado opuesto de donde se encontraba, había pasado tantas horas frente a ese objeto perdiendo el tiempo mirando cosas sin sentido que estar lejos era extraño.

Cuando su alarma se dignó a hacer su trabajo se levantó de la cama a su pesar, otro día iniciaba mientras él solo aguantaba.

Hizo una mini visita al baño para asearse, escogiendo cualquiera prenda de ropa admitida en su colegio y colocándola sobre su piel, evitó mirarse al espejo mientras caminaba por la habitación en búsqueda de su identificación.

Al encontrarla la colocó alrededor de su cuello, dejando que la tarjeta golpeara suavemente contra su pecho casi en cada paso. Con la pesada mochila al hombro salió de su habitación encontrando la cocina tan vacía como todos los días.

Tomó un vaso de agua mientras se planteaba el día, sus clases serían lo más interesante que haría sin dudas en esas horas restantes. Sin pensarlo mucho más tomó dos empaques de galletas saladas saliendo así de su pequeño departamento.

De manera habilidosa logró conectar los auriculares a su celular con una sola mano, iniciando su playlist mañanera que se trataba de canciones llenas de energía interpretadas por sus artistas favoritos, ritmos enérgicos y alegres que impulsaban algo de adrenalina por su cuerpo para poder seguir en movimiento.

El gran edificio que es su colegio le dio la bienvenida, desconectó sus auriculares guardándolos en bolsillo de la camisa, saludó a la persona encargada de la entrada para encaminarse a su primera clase sin muchos ánimos.

Casi podía escuchar a su madre decir: «Pero ahí están tus amigos». Sí, ahí se encontraban las personas a las que llamaba amigos, pero no por eso significaba que sus ganas de ir incrementaran cuando solo sentía que les estorbaba.

Al entrar a su aula fue recibido con un saludo habitual de sus compañeros, su mejor amigo se acercó dándole un corto abrazo y una sonrisa, volviendo después al grupo al cual pertenecía.

A dejó caer en su asiento, acomodando su mochila a un lado de este y sacó nuevamente sus auriculares, esta vez buscando un álbum cualquiera y dejando que este se reproduzca. Cuando sintió una mano en su hombro levantó la mirada, encontrando ahí a Yang JeongIn, el pequeño chico que podía llegar a considerar como su otro mejor amigo, pensando en quizás poder animarse un poco y conversar hizo el amago de quitarse un auricular, solo pudiendo escuchar como una voz externa llamaba a su amigo y como este se iba.

Claro, hay personas más importantes.

Conocía de quién era esa voz, nunca podía competir con YeDam y la importancia que este tenía para JeongIn, HyunJin solo era alguien más en su lista en comparación.

Las dos personas que se sentaban normalmente a sus espaldas entraron habitando entre ellas, claro que eran parte de su grupo de «amigos» pero él no era parte de sus conversaciones. Félix y JiSung nunca callaban en clase, pero a pesar que HyunJin se encontrara frente suyo nunca lo incluían.

Las horas de clases pasaron lentamente, su mirada no dejó de pasear entre la pared que se encontraba frente suyo, la ventana y de vez en cuando al rostro del profesor de turbo, disimulando así prestar atención. Su cabeza y su mente completamente en blanco, con un pequeño nudo en su garganta fueron lo que le distrajo por esas horas.

Al llegar a la hora de salida se despidió de sus amigos, mirando como cada uno se alejaba en sus grupos respectivos. Colocó sus manos dentro de los bolsillos dejando que su música estuviera en aleatorio empezando el camino de vuelta a casa.

Observó a SeungMin reír mientras caminaba hacia la terminal de autobuses con su grupo de amigos, del otro lado de la calle podía ver a JeongIn y YeDam caminar hacia casa juntos mientras que en el colegio, sentados cerca de la entrada JiSung, Félix y el novio de este hablaban tranquilamente.

Ellos sin dudas son sus amigos.

El camino de vuelta a casa fue igual que todos los días, deteniéndose en una tienda para comprar una lata de Coca-Cola y unos Doritos para el camino. Lanzó esos envoltorios al bote más cercano luego de terminar su contenido, entrando a su casa minutos después.

Caminó directamente hasta su habitación sintiendo todo el cansancio que había sostenido durante el día, importándole sólo eso es ignorando como sus compañeros preguntaban que había para el día siguiente cayó dormido en su cama estando en ese estado hasta que, horas después, su estómago le exigiera comida.

Con mucho desinterés se levantó de la cama tomando su celular para revisar los mensajes, iniciando la rutina nocturna que había tenido en los últimos años.

Preparó lo más básico que se le ocurrió así calmando su hambre, volviendo a hacer otra porción la llevó hasta su habitación para sentarse frente al escritorio mientras escuchaba los audios que sus compañeros habían enviado durante la tarde.

Nada interesante.

Comiendo lentamente lo que había preparado se distrajo por las siguientes horas completando cada uno de los trabajos que debía entregar en los días siguientes, odiaba los trabajos grupales que solo servían para hacerle perder el tiempo.

En sus oídos resonaban canciones tranquilas, mayormente guiadas por un piano que lograba hacer que su corazón latiera en en paz en esos momentos, disfrutaba estar solo.

Un pequeño abismo de sonrisa nació en sus labios cuando terminó sus trabajos, sabía la hora que era y debería ir a dormir. Se levantó por primera vez en varias horas de esa silla llevando consigo el plato vacío que antes había usado para comer, en la cocina limpio este y bebió agua directamente del grifo, saciando su sed de una buena vez por todas.

¿Podía darse el lujo de comer cereales?

Esa noche si podía.

Con su plato de cereales volvió a su habitación, iniciando a imprimir las cosas que necesitaba y guardar las otras en su USB, las ecuaciones de matemáticas nunca se alejaron de su cuaderno.

El mejor momento de su día sin dudas era eso, ver cómo todo estaba en su lugar.

¿Tenía algún hobby?

No estaba seguro de eso, hacia mucho tiempo las cosas dejaron de emocionarlo, había perdido el interés es muchas de sus actividades favoritas.

Se sentía muerto en vida, seguía respirando pero dentro de él no existía nada, no había ambiciones ni una imagen de algún futuro lejano. Todos los dirás eran iguales que el anterior.

Se había convertido en un zombie.

Sin mucho más que hacer se lanzó a su cama, dejando su celular sobre su abdomen al no tener una razón para usarlo. Sus ojos lentamente se fueron cerrando solo para que un par de horas después en media madrugada volviera a despertar.

Las horas y los días pasaban mientras para él el ciclo se repetía una y otra vez sin tener un fin.

All Of Us Donde viven las historias. Descúbrelo ahora