2.-Romance de escuela

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Estoy relajado, sobre todo porque al menos no tengo que escuchar a Vanko hablar sobre ella. Parece que tiene las neuronas fritas, hablando todo el tiempo sobre la chica con la que planea casarse. No sé cuantas veces le he dicho, ya que me parece una idea pésima, pero él insiste. Aparentemente han quedado varias veces más, en las que aún no ha conseguido besarla, pero ella le abraza y le da la mano. Para él eso ya es un mundo entero, lo cual me pone los pelos de punta. ¿Desde cuándo Vanko se conforma con un romance de escuela pudiendo tener a cualquier chica?  Ignoro por completo la televisión que suena de fondo, llenando el ambiente de ruido. No supero que mi hermano vaya a cometer este error tan grande y nada más y nada menos que con una Zolotova. Parece que no tenga ojos en la cara y no vea el problema que ocasiona ella.

Miro el techo y pienso en como poder hacer que cambie de opinión.

—Estás guapo cuando piensas.—Me dice Matis mientras me tapa con la sábana. El tacto de la tela sobre mi piel desnuda me pone los pelos de punta, pero de una manera agradable.—¿Sigues pensando en Vanko?

—No me gusta esa chica para él.

—Es que no te tiene que gustar a ti, le tiene que gustar a él.—Posa la mano sobre mi estómago y me acaricia con cuidado. Sabe que no soy muy afectuoso, o por lo menos no lo muestro.

—No es eso... Esa chica es peligrosa.

—Lo entiendo. Todo lo que está en vuestro mundo es peligroso, pero la verdad es que el corazón no entiende a razones lógicas.—Me explica despacio.

—Claro que no. Vanko no está enamorado de ella, es imposible.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque la conoce hace menos de un mes. Es imposible.—Le digo mientras pongo mi mano sobre la suya. Se siente bien, incluso aunque conozca la fecha de caducidad de esta relación. Suspiro y me giro sobre mi costado para mirarle a la cara. Adoro su barba, recortada pero larga, muy cuidada y rubia. —Es imposible.—Repito en voz baja, no solo para el tema de Vanko sino para lo que me dice mi corazón. No puedo enamorarme de Matis, no porque nadie lo aprobaría.

—Yo creo que si la quiere.

—Está idiotizado porque la chica es bonita.—Le explico, ya que él no la ha visto.

—¿Te parece guapa?

—Objetivamente hablando supongo que no es fea pero sus ojos me incomodan. Tiene un ojo mitad azul mitad marrón. Es extraño...Se ríe un poco y mueve la mano hasta mi mejilla.

—Eres adorable.

—Gracias, creo.—Admito de manera tímida apartando la mirada de él.

—Vanko sabrá como llevar la situación. Deberías preocuparte por tu vida amorosa, no la suya.

—La diferencia es que la suya nos puede llevar a la ruina y esto es solo un juego.—Puedo ver la molestia que le crea mi concepto de nuestra situación pero también sé que sabe que no podemos ser. De ninguna manera.

—¿Te gustaría que Vanko aceptara tu orientación sexual?

—No puede ser, Matis. Los tiempos aún no acompañan. Me llamarían maricón y me expulsarían de la familia. Sería un repudiado.

—¿Entonces sacrificas tu felicidad por el nombre de tu familia?

—Eso es lo que pasa cuando naces bajo un apellido como el mío.—Se acerca para besarme en los labios y yo cierro los ojos, disfrutando del tacto de su piel. —Escapate conmigo. Nos podemos ir lejos. Podemos ir a algún sitio de Europa donde las cosas no sean así.—Trago saliva al notar las palabras a través de sus labios. Me lanzo callándolo, uniendo nuestras bocas en un beso que se transforma lentamente en algo cálido y lleno de jadeos. Paseo mis manos por sus pectorales, formados a la perfección por muchas horas de gimnasio y footing.

Kravchenko ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora