Capitulo I

128 14 21
                                    




Olivia

Sonó el despertador y lo único que seguía haciendo desde la noche pasada era lamentarme por el inicio de la universidad. Qué pocas ganas, que pocas energías y que mierda de noche había pasado. Joder, era una paranoica, estaba cagada por el inicio del año universitario. Empezar a vivir sola me mataba del miedo, si se podía llamar así, ya que conviviría con otros adolescentes desganados y muertos del asco porque no habían entrado a la carrera que deseaban. Yo en cambio sí. Pero me seguía quejando. Porque era un tanto egoísta.

10 minutos después de estar revolviéndome entre las sábanas, creyendo que así me despertaría de aquella pesadilla decidí levantarme. Me miré al espejo y me di cuenta de que si no me arreglaba un poco espantaría a toda la universidad. Me maquillé un poquito para porfin adentrarme en mi enorme vestidor (ahora medio vacío) en busca de cualquier cosa para ponerme. "Joder" pensé, había puesto toda la ropa decente en la maleta y solo me quedaban tres miserables vestidos de florecitas y la verdad no me apetecía ponerme algo tan cursi. Mierda, era poco previsora. Salí de allí y decidí abrir la maleta, quería ir decente el primer día de universidad, quería dar buena impresión a mis compañeros. Cogí una falda vaquera cortita, un top verde pistacho con estampado y mi querida chaqueta de cuero

- ¿Pero se puede saber que haces abriendo la maleta a estas horas de la mañana? Te dije que lo prepararas todo ayer noche. - Me dijo mi madre abriendo la puerta y apoyándose en el marco.

- Ya mamá, es que olvidé que hoy me tenía que vestir con algo ¿sabes?- Le dije sonriéndole irónicamente y volviendo a guardar todo lo que había sacado de la maleta.

- Vamos, tira, Olivia, que llegaremos tarde.-Me respondió remarcando notablemente la última palabra y marchándose.

- ¡Mamá la puerta! ¿Cuántas veces te tengo que decir que si estaba cerrada antes era por algo? -Le dije arrugando la nariz.

- Perdona, pero es que te vas a asfixiar aquí dentro tan cerrada.-Me respondió cerrando finalmente la puerta.

Siempre me decía lo mismo.

Me vestí rápidamente, cerré la maleta y me di los últimos retoques. Me cargué con la enorme maleta y bajé rápidamente a desayunar, porque si llegábamos tarde mi madre me mataría, y tenía que admitirlo, a mí tampoco me gustaba la idea de llegar tarde el primer día. Así que al terminar fuimos directas a la universidad.

- Cielo mírame. Solo quería pedirte que disfrutes y que no te preocupes por nosotros ni tu hermana. Si Georgia estuviera aquí ahora mismo sabes que te diría lo mismo. - Me dijo dejando un beso en mi mejilla.

- Vale mamá, pero a cambio. solo te pido que vayas informando si hay cambios en el asunto ¿vale?. Te quiero -Le respondí abrazándola.

- Sabes que sí. Y ten cuidado, nunca sabes que puedes encontrarte entre esas paredes. Lo digo por experiencia.-Rió.

- ¿Ah, si mamá?, ¿Tienes algo que contarme? Digo...Para ir mentalizada. - Añadí intentando no parecer un cotilla.

- Eso no es asunto tuyo.- Me respondió canturreando y sonriendo a la vez.

No me dio tiempo a reaccionar y sin darme cuenta me comenzó a comer a besos y a decirme lo mucho que me echaría de menos, a repetirme miles de veces, de nuevo, que tuviera cuidado y que por si acaso se me pasaba por la cabeza, no me drogará. Vale, yo era paranoica, pero mi madre más. No puede evitar reírme ante la escena e intenté despedirme y marcharme por quinta vez del coche de mi madre, esta vez con éxito.

Al salir, flipé. Bueno y flipar se queda corto. Aquello era absolutamente enorme, mientras caminaba por el amplio caminito para entrar a la universidad me fijé en cada detalle. A cada lado del camino habían unos enormes y preciosos jardines, dónde se encontraba gente estirada sobre mantas haciendo picnics, leyendo e incluso habían animalitos. Estaba todo repleto de flores, árboles... Y el edificio a parte de enorme era súper bonito y elegante, la fachada era blanco crudo, parecia arte barroco, había hasta esculturas. Era alucinante. Quizá aquello no iba a ser tan horrible como imaginé.

Un golpe me despertó de mi burbuja. Choqué con algo o más bien con alguien que me hizo caer al suelo.

-Perdona.-Me dijo una chica pelirroja muy guapa mientras me ayudaba a levantarme.

Muy guapa quizá se quedaba corto. Ojos verdes, pelo naranja, pecas...

-No te preocupes, andaba despistada. Culpa mía.-Reí mientras cogía mi maleta del suelo.

-Sí, te entiendo. Como para no estarlo, esto es una puta locura.-Me sonrió.

-Ya ves. Encantada, soy Olivia.-Me presenté.

-Igualmente, Aura. Aura Brown.-Repitió ella.

-¿Es tu primer año aquí, Aura?-Pregunté curiosa.

- Sí y entiendo que le tuyo también.-Rio.- ¿Qué vas a estudiar?

- Psicología.-Le respondí, y al ver su cara supe que ella también.

Por lo menos empezaba con buen pie aquel primer año, no conocía mucho a la pelirroja pero era una chica muy agradable y eso en cierto modo me aliviaba. Ibamos ha estudiar la misma carrera. Y el echo de conocer alguien en esa universidad a mi me facilitaría la vida. Podía no parecerlo pero a veces era un tanto introvertida y tener alguien en quien apoyarme para conocer a más gente me sería de gran ayuda.

Fuimos las dos juntas hasta la zona donde estaban todos los estudiantes. Llegamos justo a tiempo. Nos repartieron las llaves de las habitaciones. Aura, que al parecer no conocía a nadie tampoco, me preguntó si quería ir con ella en la habitación y yo asentí. Me sorprendía que nos dejaran escoger habitaciones, aunque, no podían ser mixtas. Me dieron muchísimas ganas de debatirle a la mujer el porqué, pero decidí callarme. No quería llamar la atención el primer día.

Entramos a las habitaciones y tampoco eran nada del otro mundo. Había dos camas, una en cada lado de la habitación y un escritorio que suponía que debíamos compartir. Aquello no me gustó demasiado. Lo que sí me encantó fue el enorme ventanal que había encima del escritorio y la pequeña estantería (que usaría para guardar mis libros) que había cerca de las camas.

- Olivia, me ha dicho mi hermano que hay una fiesta esta noche. ¿Te apuntas no? -Preguntó Aura acercándose emocionada.

-Buf, no me apetece mucho. Preferiría quedarme aquí leyendo un libro.- Gruñí esperando que no me insistiera.

- Venga Oli, ¿sabías que lo mejor de la vida universitaria son las fiestas? -Me insistió empezando a sacar muchísimos vestidos de la maleta.-Además, si quieres te puedo prestar uno.

A ver, si tenía razón...Pero mi cabeza había estado dando muchas vueltas ese día y estaba agotada.

- ¿Entonces dices que debería ir? -Pregunté aún sabiendo la respuesta.

-¡Claro tia, esto no te lo puedes perder! Y seguro que hay pivones, vamos anímate. -Dijo emocionadísima.

- Vale, vale, acepto. ¡Pero, nada de presentaciones eh! -Le comenté.

-Sí, sí, sí.-Me abrazó pletórica.-Ahora tenemos que ponernos guapísimas a ver si pescamos a alguien. -Rió y reí con ella.

El sabor de la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora