La Colisión del Pasado y EL Futuro = GIYUTAAN

Capítulo 8: Los Dos Demonios

"- ¿Sabes? Es tan gracioso verte así, ¡La grandiosa pilar de la noche derrotada por la segunda luna superior! Es tan gracioso ¿Me pregunto qué pensará él si te viera así? Debe de estar retorciéndose en su tumba al darse cuenta que se casó con una persona que no fue capaz de protegerlo, y ahora ni siquiera puede proteger a dos niños tan estúpidos. Te irás al infierno por dejar que alguien tan hermoso como él muriera.

-Si yo me voy al infierno, tú te irás conmigo"

¿Cuántos días habían trascurrido desde que partieron del monte Sagiri? Tal vez solo un par, o puede ser que dos semanas completas, ninguno de los tres lo sabía con exactitud.

Los días eran demasiado pesados como para recordarlo, la luz del sol en su máximo esplendor los acompañaba minuto, tras minuto, hora, tras hora, hasta que por fin la luna caía sobre sus cabezas, sin embargo, el alivio jamás llegó, ya que, los demonios parecían no tener compasión alguna. Todas las noches peleaban con uno distinto, Inosuke parecía disfrutarlo, pero Tanjiro y Zenitsu estaban demasiado cansados de eso.

"No se puede saber los cambios que ustedes encontrarán el futuro al volver. Su simple presencia puede afectar la línea del tiempo, a pesar de todo, intenten no interactuar tanto con las personas de este tiempo. Lamentablemente tendrán que decirles la verdad a los que será los pilares de la llama, el día, el sonido y la noche, ellos tienen que estar enterados para poder encontrar el reloj de Vann y Jorden. Tengan mucho cuidado en este viaje, y por lo que más quieran, eviten a toda costa a sus versiones más jóvenes, no se sabe con exactitud lo que pasará si lo hacen, pero en la mayoría de textos en donde se habla del reloj, sugiere que pueden desaparecer" eso les había indicado Urokodaki una noche antes de partir, y hasta ese momento lo estaban haciendo bastante bien.

Durante ese tiempo habían intentado seguirles el paso a los señores, Rengoku, Nakamura y a la señora Yamada, el cuervo de Sabito les notificaba en donde se encontraba, lamentablemente, cuando llegaban al lugar, ellos ya se habían ido a su siguiente misión en una ciudad aún más lejana.

- ¡Me voy a morir! – exclamó Zenitsu sentándose de golpe en una de las rocas que estaban cerca del camino. – Me duelen los pies de tanto caminar. ¡Ellos son bastante rápidos! ¡Y después tenemos que buscar al señor Uzui! Yo me voy a morir pronto si seguimos así. ¿Qué tendrán en las piernas esos tres?

-Eres un llorón, Monitsu – se burló Inosuke. El rubio iba a contestar, pero Tanjiro lo detuvo.
-Dejen de pelear los dos – gruñó con enojo – Sé que es cansado el tener que perseguirlos, pero no por eso pueden estar peleando todo el santo día, así que por favor, dejen de gritar que mi cabeza me está comenzando a doler, y preferiría que ustedes no gritaran. – Ambos se quedaron callados ante el rostro serio que portaba su amigo.

- ¿Te sientes bien? – le preguntó Zenitsu preocupado al notar de voz del pelirrojo.

Tanjiro suspiró con pesadez – Si, estoy bien.

- ¿Seguro? – cuestionó el rubio no muy conforme con la respuesta.

-Sí, Zenitsu, estoy bien – sonrió el pelirrojo.

Los tres siguieron su largo camino, se dirigían a Tokio, el cuervo les había dicho que ahí se encontrarían ellos.

Poco a poco el día se convirtió en la noche, y la luna junto a las estrellas llenaron el cielo. La temperatura bajó de golpe, y aunque iban abrigados, no les fue suficiente para cubrirse lo suficiente del frío, así que Zenitsu fue cargado por Tanjiro y el pelirrojo fue cargado por Inosuke para mantener el calor.

- ¿Cómo es que terminamos así? – les preguntó el rubio a los demás mientras intentaba mirar el suelo, sin embargo, lo único que podía ver era la cabeza de Tanjiro o la de Inosuke.