La Colisión del Pasado y EL Futuro = GIYUTAAN

LA SEÑORA TAMAYO

"Me gustaría ser un pájaro, para poder irme cuando haga frío. Creo que yo sería una golondrina, Kyoko, ¿qué pájaro crees que serías? Creo que serías un águila, eso sería increíble. Rengoku sería un Cóndor, Tengen un pavo real, si, definitivamente sería un pavo real"

Y ahora todos se encontraban sentados junto a la señora Tamayo en su casa mientras le explicaban lo sucedido. Los tres intentaba que la historia tuviera sentido, en realidad, los únicos que intentaban hacerlo eran Tanjiro y Zenitsu, e Inosuke peleaba con Yushiro por lo maleducado que era.

"Se supone que solo debíamos contar nuestro secreto a los señores Rengoku, Yamada y Nakamura. Cuando el señor Urokodaki se entere nos va a matar"

-Ya veo – dijo la señora Tamayo cuando terminaron de relatar – Buscan el reloj de Vann y Jorden.

-Exacto – contestó Zenitsu.

-Solo que no sabemos en qué Isla buscar primero, creemos que está en el océano pacifico. – declaró Tanjiro removiéndose un poco de su lugar algo molesto, sentía como si alguien lo estuviera picando en el brazo con un alfiler.

-Los demonios hablaron de eso hace trecientos años – comentó la mujer sin cambiar de posición – Ahora dejaron de hacerlo, sin embargo, mencionaban que se podría encontrar en la Isla Shikotan. Muzan intentó encontrarlo, para nuestra suerte este no pudo encontrarlo.

-El señor Urokodaki mencionó que necesitábamos a personas que dominaran las respiraciones que utilizaron los pilares que lo crearon – contestó el pelirrojo.

-Me temo que están varados en este tiempo – dijo Tamayo algo apenada – No existe en la actualidad personas que manejen la respiración de la noche y del sonido, y menos que el que use la de la noche tenga una conexión con alguien que use la respiración del día.

- ¿A qué se refiere con la "conexión? – preguntó Zenitsu confundido, Tanjiro estaba igual.

-Muzan conocía toda esta información, pero también sabía que nadie puede encontrar el lugar donde se escondió el reloj, además de que las personas que lo abrieran tenían que tener un fuerte vínculo, y aún más los que controlaban las respiraciones del día y de la noche, ya que los pilares de estás respiraciones estaban unidos.

- ¿Los brazos del pilar de la noche eran negros? – cuestionó el rubio. Tanjiro sabía a lo que esa conversación llevaría.

-Por supuesto – contestó algo confundida.

- ¿Y la pilar del día tenía los brazos de color blanco? – continuó el pelirrojo.

-En efecto, pero ¿cómo es que ustedes conocen esta información? – les preguntó confundida.

-Entonces está equivocada – dijo Zenitsu orgulloso de conocer información que ni un demonio muy viejo conocía.

- ¡¿Cómo te atreves a decirle a la señora Tamayo que está equivocada?! – gritó Yushiro golpeando a Zenitsu con un abanico en la cabeza repetidas veces.

- ¡Yushiro! No lo golpees, es de muy mala educación, y si sigues así lo único que lograrás es que me enfade contigo. – lo regañó. El mencionado dejo de hacerlo.

-Si señora Tamayo – respondió Yushiro volviendo a su lugar.

"La señora Tamayo se ve hermosa aun estando molesta" pensó el demonio.

-Ahora sí, ¿a qué se refieren niños? – preguntó la mujer sin perder la compostura.

-En nuestro tiempo si existen pilares con esas respiraciones– mencionó Tanjiro con una pequeña sonrisa.

-Ya veo – murmuró Tamayo - ¿Tienen alguna relación con el futuro pilar de la llama o el pilar del día?

-Creo que era su mejor amiga junto al señor Nakamura, pero sabemos si tienen una relación estrecha con el señor Uzui. – dijo Zenitsu.

-Eso está perfecto, y tienen suerte que existan los cuatro cazadores que utilicen esas respiraciones – mencionó la señora Tamayo con alivio – ¿Han podido contactarlos?

-Hemos estado siguiéndoles el paso – comentó el pelirrojo entre suspiros – pero siempre parecen estar un paso adelante, cuando llegamos al lugar donde se supone que deberían estar, no se encuentran ahí.

-Se quedarán varados en este tiempo por su incompetencia – gruñó Yushiro.

- ¡¿Qué nos acabas de decir, demonio?! – exclamaron Inosuke y Zenitsu al mismo tiempo.

- ¡No griten! – regañó Tanjiro a sus amigos.

- ¡Yushiro! No seas grosero – dijo la señora Tamayo.

-Perdón – dijeron los tres.

Las horas transcurrieron con la normalidad a la que todos estaban acostumbrados, en tan solo tres horas el sol saldría de nuevo, y con pesar, tendrían que continuar su largo viaje tan solo para encontrar a las personas que podrían llevarlos de vuelta a su hogar.

Con pesadez comenzaron a cerrar los ojos, puesto que, no habían dormido en dos días, y el cansancio pronto se apoderaría de ellos.

"Querido Tanjiro:

Espero que te encuentres bien, yo lo estoy, hace poco Sabito y yo enfrentamos a nuestro primer demonio, era un demonio mutante, creímos que ese era nuestro fin, pero el plan que armamos los dos hizo que pudiéramos derrotarlo con mucha más facilidad, lo matamos antes de que el sol saliera, es un logro.

Han pasado muchas cosas en pocos días, y enfrentar a tantos demonios es bastante cansado, ahora entiendo porque el señor Urokodaki parecía siempre tan cansado.

La verdad los extrañamos, bueno, Sabito extraña a Zenitsu e Inosuke, dice que sus discusiones absurdas eran bastante entretenidas. Yo te extraño, creo que después de pasar dos semanas pegados ya me es complicado estar separado de ti.

Por cierto, gracias por el consejo del dobladillo de las mangas, ya no me pican los brazos con eso.

Espero verte pronto, y espero que mi viejo cuervo no se equivoque y te lo entregue.

Con cariño, Giyu Tomioka."

El pelirrojo despertó de golpe al sentir como alguien se acostaba sobre él, Inosuke se había movido mientras dormía. Cansado, suspiró, el viaje lo estaba consumiendo, y bien sabía que dentro de poco todo se volvería aún más complicado de lo que ya estaba siendo.

Un fuerte ruido se escuchó a lo lejos de la casa, tal vez muy lejos, sin embargo, el aroma conocido de tres personas llegó a su nariz.

- ¿Qué fue eso? – preguntó Zenitsu levantándose alarmado.

-No lo sé – contestó Tanjiro – pero percibo el aroma de los señores Rengoku, Nakamura y de la señora Yamada.

Pronto se encontrarían con ellos, y todas las piezas del rompecabezas se comenzarían a unir, porque así lo decidió el destino.