Capítulo 1

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Octubre de 2015.

Otra vez olvidé correr las cortinas y entra la claridad de un día soleado por la ventana, miro el despertador y es muy temprano para mi gusto, además madrugar lo que se dice madrugar no es lo mío, odio cuando olvido y dejo corrida la cortina pero rápidamente tiene solución me tapo con la almohada, me doy media vuelta y continuo durmiendo. Unos minutos después suena el despertador y ese sonido infernal no se detiene hasta que no lo hago yo, sin sacar la cabeza debajo de la almohada comienzo a tantear en la mesita de luz hasta que logro parar ese sonido. Pero la tercera interrupción no puedo detenerla.
-Levántate. -Dijo Tina, ella es una segunda madre, es quien nos cuidó a mi hermano y a mi desde niños, fue nuestro gran apoyo cuando nuestros padres fallecieron hace años.
-Cinco minutos más... -Respondí.
-Se te hace tarde y luego no desayunas como Dios manda.
-Ya voy.
Siempre igual como cuesta levantarse temprano y más un lunes, sin pensar en más me levanté, me duche y me vestí como siempre un vestido negro hasta debajo de las rodillas, unos zapatos tacos agujas, me peino y maquillo, después de treinta minutos, bajo a desayunar.

Fui directamente al comedor

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Fui directamente al comedor. Están desayunando Tina y Diego, mi hermano desde niños lo único que hizo fue consentirme además de protegerme y ahora que ambos somos adultos lo sigue haciendo.
-¡Buen día! -Salude mientras me siento y me sirvo té.
-¡Buen día, Pitufa! -Contestó Diego.
-¿Dormiste bien mi niña? -Preguntó Tina.
-Si Tina. Antes que me olvide, hoy tengo mucho trabajo por eso no vengo a comer.
- Bien mi niña. Aunque sigo pensando que trabajas mucho y no te alimentas bien.
-Tina, claro que me alimento bien. -mirando a Diego. -¿Tú no tenías un operativo? ¿Qué haces acá?

Yo vivo sola en un departamento, es decir un penthouse, es grande para mi sola ya que tiene tres habitaciones en la planta de arriba y otras en la planta baja, living, comedor, cocina, baños, cada espacio es amplio y cómodo, lo compré cuando comen...

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Yo vivo sola en un departamento, es decir un penthouse, es grande para mi sola ya que tiene tres habitaciones en la planta de arriba y otras en la planta baja, living, comedor, cocina, baños, cada espacio es amplio y cómodo, lo compré cuando comencé a trabajar y decidí irme a vivir sola, aunque Diego vive en el departamento de arriba con Tina. Diego y Tina son los que tienen llaves y pueden entrar cuando quieren.
Aunque no vivimos juntos casi todos los días nos juntamos a desayunar, siempre los espero con el desayuno preparado, pero últimamente me está costando levantarme temprano, y hoy más que nunca porque anoche Juan, Diego y yo nos quedamos hasta tarde revisando todos los detalles del operativo que la policía realizaría a primera hora de hoy, Diego secuestró unas computadoras en un allanamiento y gracias a Juan y sus conocimientos logramos conseguir las coordenadas de un galpón del Jefe, el narco más buscado del país. Aunque no nos pertenezca, Juan y yo ayudamos a Diego en este caso ya que lleva más de dos años tratando de atraparlo.
-Ni me digas, alguien puso en sobre aviso y cuando llegamos al galpón estaba vacío. Preguntamos a los vecinos y nos dijeron que en la tarde se habían ido. Me estoy desesperando.
-¿Cómo sucedió eso, si éramos pocas personas la que sabíamos?
-Eso es lo que me preocupa, más que el fracaso del operativo.
-¿Quieres decir...?
Él asiente, nos entendemos sin necesidad de terminar la frase, en ese momento suena el timbre y Tina atiende, cuando regresa dice.
-Más regalos. -Y se retira a guardarlo.
-¿Ya tienes todo listo? -Preguntó Diego.
-Hoy tengo que ultimar detalles, por eso no vengo almorzar. Voy aprovechar esas horas para ocuparme de lo que falta para mi casamiento.
-Pitufa no te olvides de mí.
-Nunca.
-Me refiero al caso que tenemos.
-En eso estoy trabajando y para que estés más tranquilo estoy personalmente en ello. Eso sí me ayuda Juan, sabes que lo que se de informática es gracias a él. En poco tiempo lo atraparas.
-Eso espero.
-Los demás trabajos lo repartí a mi equipo para poder trabajar tranquila en lo tuyo. Eso sí, recuerda que el sábado me caso y me voy de viaje dos semanas. Pero te prometo que a mi regreso lo único que hare será trabajar en lo tuyo.
-Gracias, estoy a punto de llegar a él.
-¿Mi niño, cómo lo harás? Si no sabes quién es. -Dijo Tina.
-Hoy, un informante me dará la foto del Jefe y a partir de ese momento dejará de ser un desconocido y poder ir detrás de él.
-¿Mi niño no podrías haber elegido otra profesión? -ambos sonreímos, siempre que hablamos del trabajo ella le hace la misma pregunta. Tina siempre pensó que el trabajo de Diego era muy peligroso ya que investiga los casos de los narcotraficantes, es decir los más peligrosos.
Es bueno en lo que hace y por eso lo asignaron en un caso que lleva más de dos años trabajando, no ha sido nada fácil, estar detrás del Jefe, es el narco más grande de América. En mi caso sigo en el hospital en las mañanas además soy la jefa de la oficina de administración de la comisaria, desde que me ofrecieron el puesto pensé que sería algo temporal, trabajo en las tardes solo hasta que Diego atrape al Jefe y desde ahí ayudo a mi hermano con su caso, al mismo tiempo quiso que lo ayudara en varios operativos infiltrándome para conseguir información, realicé, junto a él, todos los cursos necesarios para llevar a cabo dichos operativos.
-Tina te prometo -Dijo Diego mientras se acerca y le da un beso en la cabeza. -Que cuando atrape a ese narco me retiro, dejo la policía.
-Siempre dices lo mismo, ya no me engañas con eso, mi niño.
-Tengo motivos más que suficientes para dejarlo cuando atrape al Jefe, este es mi último caso.
-¿Pero cómo es eso?
-Tengo muchos motivos especiales que se los revelaré a su debido tiempo.
Sin decir más le dio otro beso a Tina y a mí y con una sonrisa se fue, dejándonos la duda de cuáles son los motivos del que habla.
A las ocho, como siempre estaciono el auto enfrente del hospital, me dirijo a mi consultorio. Clara, mi secretaria, me espera con un té.
-Buen día, Clara.
-Buen día, Guada.
-¿Alguna novedad?
-No ninguna, una mañana tranquila.
-Menos mal, voy a estar en mi consultorio, hace pasar el primer paciente.
La mañana fue tranquila, solo atendí a los pacientes que tenían turnos, y no hubo urgencia. Así que terminé temprano y me fui derecho a la comisaria. En cuanto entré a mi oficina, encendí mi computadora y mientras comienza a sonar música, es lo único que me relaja para trabajar. Hace un par de semanas que trabajo horas extras para dejar todo al día, así cuando regrese de mi viaje no tengo tanto trabajo atrasado. Debo leer muchos informes además estoy esperando el informe de la última autopsia solicitada, hace un par de semanas que lo deberían haber entregado y por eso personalmente llamo a la morgue para que se apuren con ese caso y así poder ayudar a mi hermano, además revisar el trabajo de mi equipo, confío en la capacidad de ellos como profesional, pero nunca me gustó presentar ningún informe sin revisarlo personalmente y menos si se trata de los casos de Diego.
Sin darme cuenta había pasado un par horas trabajando, cuando entró Juan, con una bandeja de comida.
-¿Amor no piensas almorzar?
-Cariño me concentré tanto en el trabajo que no me di cuenta qué hora es. -Respondí con una sonrisa y mientras me levanto para acercarme a Juan. -No me reprendas, mejor dame un beso, ¿sí? -Le dije mientras le di un beso.
Juan forma parte de mi equipo, es un genio en la informática, desde hace dos años que trabajamos juntos.

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