Capítulo 7

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Al final me convencieron y me quedé a almorzar, aproveché y le pedí a Mía si podía darle yo de comer a Ian y luego a bañarlo mientras ella prepara la comida. Fue un momento muy emocionante. Se durmió en mis brazos, en esos momentos me olvidé un poco de la realidad que vivo, lo acosté en su cunita, me quedo unos minutos viendo como duerme, que impotencia me da ver que Diego no puede disfrutar de su familia. Cuando estoy llegando a la cocina me suena el celular, atendí.
-Hola, ¿estás bien? -La voz preocupada de Manuel es evidente.
-Bien, ¿y tú?
-Me dijo Maru que le cortaste de pronto.
-Si.
-¿Podes hablar?
-No.
-Pero... ¿estás bien?
-Sí, te llamo a la noche.
Dije y corte la llamada, no me puedo arriesgar que escuchen algo que me delate. Le envié un whatsapp.

"Estoy en la casa de Mía, en la noche te hablo para contarte bien, besos"

La respuesta no se hizo esperar y de inmediato me llego su mensaje.

"Ok, cuídate. Besos"

Después de almorzar y pasar la tarde con ellos, en familia, por qué no decirlo así. Volví a casa, le envié un mensaje a Manuel.

"¿Puedo llamarte?"

De inmediato me sonó el celular y atendí.
-¿Estás en tu casa?
-Si
-¿Que hacías en lo de Mía?
-El jefe le envió un mensaje.
-¿Qué tipo de mensaje?
-Estaba hablando por teléfono con Maru mientras vigilaba a un chico que no dejaba de mirar la casa de Mía, cuando ella salió con Ian, el chico intentó darle un susto con el niño, pero lo impedí. Habló el chico y nos dijo que tenía un mensaje para Mía.
-¿Cómo están?
-Se asustaron mucho, pero ya están bien. ¿Sabías que tiene un hermano?
-Si
-¿Por qué no me dijiste?
-No lo vi relevante. No te desvíes de lo importante ¿Qué decía el mensaje?
-Era una amenaza. Como temía Diego, el Jefe sabe de ellos.
-¿Qué te dijo cuándo te presentaste?
-Nada, porque no lo hice.
-Pero...
-En cuanto menos sepan que estoy viva mejor para todos.
-Bien pensado. ¿Y qué vas hacer?
-Seguir con el plan.
Hablamos casi una hora, al cortar me enfrenté al silencio de la soledad, entraron los recuerdos, los momentos de felicidad que viví junto a mi querida Tina, Diego y a Juan. Sin más me fui a la ducha, y de ahí me acosté, cuando el sueño y las lágrimas me vencieron me dormí.
Al otro día, el timbre no deja de sonar y yo tengo mucho sueño, me dormí tarde y por las pesadillas no duermo bien, miro el reloj, es muy temprano, ¿Quién puede ser? me levanté, y fui a la puerta miré por la rendijas de la persiana y vi a Gastón, sin pensarlo le abrí, lo invité a pasar, una vez adentro nos dirigimos a la cocina y preparé el desayuno, vi la hora las seis de la mañana, aunque él me dijo que ya había desayunado, me acompaño con una taza de café.
-¿Qué haces tan temprano aquí?
-Los chicos entran a las siete y quince. -Durante el desayuno solo hablamos de lo que pensamos hacer ese día.
-Mía es docente de la primaria y me dijo que en ese colegio funciona en la mañana la secundaria y en la tarde la primaria. -Explicó Gastón.
-Bien, entonces podemos comenzar a montar guardia ahora mismo.
-La entrada es a las siete y quince, la salida es a la doce y treinta.
-Quiere decir que tenemos tiempo para estar allá. -Dije mirando el reloj del microonda.
-Vamos, ve a cambiarte y yo te espero aquí.
Sin pensarlo me fui al dormitorio me cambié y tomé un par de armas por si es necesario, le pregunté, mientras le entregaba un arma.
-¿Sabes usarla?
-Sí, mi cuñado me enseñó.
Diego siempre previniendo todo, él estuvo siempre consciente que por su trabajo tenía que protegernos a todos, y lo hizo preparándonos a todos.
Llegamos a la escuela, no está lejos del barrio donde vivimos, eso favorece a nuestros planes, tiene dos entradas pero abren solo un portón, frente al mismo hay una calle que permite la entrada a un barrio. Nos estacionamos ahí, a través del retrovisor podemos ver lo que sucede en la escuela.
Los chicos que llegan son todo de un nivel económico muy alto, se ve en los vehículos que se detienen que traen a los chicos. La entrada nada raro, todos los comportamiento tanto del personal de la institución como los niños y los padres son normales.
-A la salida tiene que estar el baile. -Afirmó Gastón.
-Es probable.
Nos quedamos toda la mañana para ver el movimiento, nada fuera de lo normal, padres y alumnos que entran o salen al igual que los profesores.
Repetimos la vigilancia tres días más desde diferentes puntos pero nada. Esto comenzó a desesperar a Gastón.
-El chico ese nos engañó.
-No lo creo, estaba muy asustado como para inventar algo y que sonara tan convisente.
-Hace cuatro días que estamos viendo desde diferentes lugares y nada.
-Lo que podemos hacer es ir al colegio...
-¿Diciendo qué?
-Ya se nos ocurrirá algo. -Dimos por terminada la vigilancia yo regresé a casa y Gastón se fue al taller, teníamos que tener un plan para volver, lo comenté con Maru por teléfono lo que sucede.
-Podrías ir como madre que va a...
-Gracias Maru.
-Guada...
-Nos vemos, besos. -Y corté la llamada. Llamé a Gastón y le conté mi plan, una hora más tarde está en mi living vestido con traje y yo con ropa formal que me compró Manuel, para aparentar el nivel del colegio. Llegamos al colegio y nos recibió una preceptora
-Buenos días, ¿en qué puedo ayudarlos?
-Queremos inscribir a nuestro hijo en este colegio. -Dijo Gastón caminando mirando para todos lados.
-Perdón, pero la primaria es en la tarde. -Comentó la preceptora mientras observa como Gastón se dirige a los patios.
-Nuestro hijo tiene trece años...
-Disculpe, pero como usted se ve muy joven para... -Me dijo.
-¿Tener un chico adolescente? Si, a los quince años se comete muchos errores y la consecuencia de uno de esos hoy me llama mamá. -Me sonreí.
-¿Me permite aconsejarla? -Preguntó haciendo caso omiso de mi comentario.
-La escucho.
-Es... que... no diga que yo le comente... pero es mejor que no traiga a su hijo...
-¿Por qué? ¿El nivel no es bueno?
-No es el nivel el problema, pero mejor no lo traiga. Ahora los llevo a la dirección así hablan con la autoridad del colegio.
-No creo que nos convenga que nos vea la directora. -Me dijo Gastón desde el intercomunicador, tiene razón no nos conviene.
-Mejor lo vamos a pensar y ver otros colegios, cualquier cosa regresamos. -Nos fuimos al auto, una vez adentro le pregunto.
-¿Escuchaste lo que me aconsejo?
-Sí, eso nos indica que estamos en lo correcto pero es un hecho que afuera no se hará la venta y estamos perdiendo el tiempo.
Lo que afirma Gastón es verdad, pero con la experiencia y los casos en los que participé con Diego algo me enseño: el lobo se viste de oveja. Nuestro lobo si no está afuera del colegio, es porque eso podría llamar la atención de los padres, docentes e incluso de los vecinos. Eso solo significa una cosa.
-El tal Cobra vende desde adentro del colegio. -Afirmé con mucha seguridad de mi teoría.
-¡¿Qué?!
-Analicemos la situación, el nivel del colegio es alto y no me refiero a lo académico, sino a que aquí vienen hijos de padres con dinero. Y vender afuera del colegio, eso llamaría la atención. En cambio desde adentro nadie puede sospechar. Además lo que nos dijo la preceptora es revelador, ¿no crees?
-¿Quieres decir que puede ser un profesor?
-Docentes o personal no docente, hasta un mismo alumno.
-O sea que estamos atados de pies y manos.
-¿Por qué?
-¿Cómo piensas entrar sin llamar la atención? -Lo miré con una sonrisa y le dije.
-Fácil, como agentes encubierto. -Desconcertado, me miró como si me hubiera vuelto loca. -Me preguntó.
-¿Cómo piensas conseguir la placa o cualquier documentación que acredite que somos agentes? Porque te aseguro que es lo primero que nos pedirán.
Mirando al frente, hacia la escuela y haciendo caso omiso a lo que él dijo, le pregunto.
-¿Cuál es tu especialidad?
-¿Me estás hablando enserio?
-Si.
-¿Te has vuelto loca?
-No.
-Entonces explícame cómo vamos hacer.
-Bien, tengo unos contactos que me deben unos favores y que me facilitaran lo que necesitamos para montar este operativo. ¿Ahora vas a responder mi pregunta?
-Es una locura, ¿lo sabes?
-El fin justifica los medios. -Le dije sonriendo. -Confía en mí, te lo juro que yo sé lo que hago y en cierta manera quiero lo mismo que tú, atrapar al Jefe.
-No sé por qué pero confió en ti. Mira yo en la escuela nunca fui bueno, lo único que no me llevaba era Educación física, ¿te sirve de algo?
-Mucho.
Tomo mi teléfono y llamo a Manuel al segundo tono me atendió, se podía percibir su preocupación en la voz.
-¿Qué pasa?
-Hace unos días tuve un dato, un contacto y creo que...
-Mía me llamó, me contó lo que piensan hacer el estúpido de "su hermano y la loca de su vecina", como ella misma los llamó. Me podes decir ¿qué estás haciendo?
-Ya lo sabes. Voy hacer justicia.
-Veo que no te voy hacer cambiar de opinión, ¿verdad?
-No. No me vas hacer cambiar de opinión.
-¿Qué necesitas? -Preguntó resignado.
-Placas.
-¿Qué?!
-Sí, que garanticen que mi compañero y yo somos policía.
-¿Para cuándo?
-A más tardar para el domingo, así el lunes nos podemos presentar frente a los directivos del colegio.
-¿Qué tanto de verdad es lo que me contó Mía?
-Todo.
-Cuando lo atrapes no le hagas más daño del necesario.
-Quédate tranquilo, cuando le saque lo que necesito, te llamo y será todo tuyo.
-Está bien, yo te voy a dejar las cosas en el buzón de tu casa y te llamo para que lo saques, ¿te parece?
-¡Perfecto! ¿Cómo está todo por allá? -Pregunté.
-Muy revuelto y no sé por qué.
-Cuídate.
-Tú también.
Mientras yo hablo con Manuel, Gastón no deja de mirarme aunque no dijo ni una palabra.
En estos días que hicimos guardia en el colegio, conversamos de muchas cosas, en esas charlas descubrí que es un hombre de trabajo, además de tener la misma edad que Diego tiene el mismo cariño por su hermana, tuvo que cuidar de Mía cuando sus padres murieron hace años. Tiene un taller mecánico pequeño pero no le falta trabajo, cuando terminamos de montar guardia, se va a trabajar. La mayoría de los días me voy con él y tomamos mate mientras trabaja y conversamos mucho. Me siento muy bien compartir con él horas de charlas.
En poco tiempo me di cuenta que tanto Mía como él son personas de confianza y que se ganan el cariño muy rápido. Por eso Diego pasaba semanas desaparecidos, si es muy agradable compartir con ellos un día. El timbre del colegio hizo que me saliera de los pensamientos. Arranqué el auto y nos fuimos a casa.
Nos pasamos todo el fin de semana armando todo lo referido al operativo, y estudiar cada detalle para no pasar por alto nada que estropee el plan. Tenemos todo listo lo único que nos falta son las placas.

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