Capítulo 17

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Me desperté sigo abrazada a Gastón que bien se duerme a su lado. Sentir su perfume, que buen despertar después de un día terrible como el de ayer.
-Buen día, cariño. ¿Cómo has dormido?
-En tus brazos, ni como dormir mal. -Respondí con una sonrisa, levanté la cabeza y le di un beso pequeño en los labios y me volví a acostar en su pecho, él me caricia el cabello y así nos quedamos hasta que tocaron la puerta y sin abrir dijo Tina.
-¿Están despierto?
-Si. -Respondimos unísono.
-El desayuno está listo, y los quiero en la mesa sin escusa. -Dicho eso sentimos como se aleja los pasos.
-Bueno, vamos antes de que se enoje. -Dije mientras me levanto.
Al llegar al comedor, están todos por desayunar. Diego al vernos se levantó vino hacia mí y sin decir ni una palabra me abrazó. Un buen rato estuvimos así hasta que se aparta mirándome a los ojos.

-Perdón, por favor perdóname, dije muchas burradas anoche. Te juro que nunca una situación me había superado como esta, no es excusa sino la verdad, ver que nos apuntaban luego como golpearon a Gastón, y lo que me iba enterando de lo que sucedió, como si eso fuera poco veo tus cicatrices y enterarme lo del embarazo fue un golpe muy grande. Por dios pitufa todo lo que has sufrido. Vengo yo y con mis estupideces.... Perdón, perdón, perdón. -Lo dijo llorando y me abrazó.
-Ay Diego, te entiendo han sido días muy difíciles pero el de ayer supero todo, te lo aseguro.
Luego del abrazo nos pusimos a desayunar, olvidando lo sucedido. Suena mi celular es Manuel, atiendo ante la mirada de todos.
-Hola hermosa.
-Hola hermoso.
-Tengo novedades, ayer en la mañana en el estacionamiento de la comisaria un hombre del Jefe me entregó una lista con los nombres de todos los policías que trabajaban para Aguirre e indirectamente para él, además las pruebas para realizarles, a todos, el sumario correspondiente a cada uno y poder separarlo de su puesto.
-Si me pinchas no sangro con la noticia.
-Yo estuve igual. Pero eso no es todo, ya liberaron tu departamento, además mis superiores quieren que vuelvas a tu puesto...
-Eso sí que no me lo esperaba.
-Con lo sucedido ayer, quieren que arme un buen equipo de trabajo junto a ti, ¿qué te parece?
-Pero yo no soy policía...
-Conocen los por menores de tu participación en los operativos en los que atrapamos a la gente del Jefe.
-¿Quién se los contó?
-Yo ¿Qué me dices?
-Te repito no soy policía...
-Serias un agente especial, solo estarías en todo lo que tiene que ver con los operativos, es decir, planificación, ejecución, ya sabes algo así lo que hacías con Diego y lo que hiciste a la perfección con Gastón. ¿Aceptas?
-Aunque son muy buenas noticias, déjamelo pensar, ¿sí?
-Claro que puedes pensarlo. Hay algo más desconcertante.
-¿Qué?
-Esta mañana, al llegar a la comisaria me encuentro atado en un poste a un hombre golpeado, además tiene una herida de bala, ¿a qué no adivinas quién es? -Aturdida no podía imaginar de quién se trata.
-¿Quién?
-El mismo hombre que me entregó la lista, éste tenía una nota que dice que es quien organizó y ejecutó el atentado que sufriste en la iglesia, es el tercero, el que faltaba.
-Cumplió. -Dije con hilo de voz.
-¿Qué pasó Guada?
Sin esperar un segundo le expliqué todo lo sucedido paso por paso se produjo un silencio que lo interrumpí.
-¿Manuel estás ahí? -Haciendo caso omiso, dijo.
-Ahora entiendo.
-¿Qué?
-El detenido no deja de repetir, que no sabía que estaba embarazada, pero no entiendo nada. ¿Por qué Maru no me contó?
-Porque es profesional, tenía que hablar conmigo primero.
-Pero después.
-Se lo pedí yo.
-Entiendo. Sabes que puedes contar conmigo. Piensa en mi propuesta.
Hablamos un poco más y nos despedimos, al cortar la llamada les conté todo lo que había hablado con Manuel.
-¿Y qué vas hacer? -Preguntó Diego.
-No lo sé. Tengo que pensarlo.
-Pituf... -Lo interrumpe su celular, contesta.
-Hola -Silencio -Aquí esta te la paso -Me entrega su celular mientras dice. -Es para ti -Desconcertada atiendo la llamada.
-Hola...
-¿Me tengo que enterar por terceros que te casabas, que te moriste y que vives en una mañana? ¿Tan acelerada eres que ni respetas lo del tercer día?
-Nico, amorrrrr precioso. -Gastón me clavó la mirada.
-Amor nada, ¿por qué no me llamaste?
-¿No me digas que estás enojado conmigo? Te recuerdo que quien se fue a Londres no fui yo.
-En eso tienes razón amor. ¿Cómo estás? -Preguntó algo más calmado.
-Bien ya pasó todo. ¿Cómo haces para que lleguen las noticias a Londres?
-Llegué ayer en la noche, esta mañana lo primero que hice fue ir a visitarte y me dice tu vecina lo sucedido en la iglesia y lo qué salió en las noticias. Llamé a tu celular y al de Diego pero nada, menos mal que Manuel sigue con el mismo número, y él me dio el número de Diego además de contarme todo lo sucedido.
-Me muero Nico...
-No sabes lo difícil que es no saber si ponerse el esmoquin para una boda, el traje para el velorio o ropa informal para festejar que estas viva.
-Que exagerado eres cuando quieres. -Dije entre risas. -Lo siento, la verdad nunca pensé que regresarías.
-Si me hubieras llamado te juro que me hubieras tenido a tu lado.
-No lo dudo. Amor precioso, no estés enojado conmigo por favor, yo te quiero.
-Sabes que no puedo estar enojado contigo por mucho tiempo. También te quiero.
-Tengo muchas ganas de abrazarlos a tu hermano y a ti.
-¿Sabes dónde vivimos?
-Sí, Manuel me dio la dirección. ¿Te parece que en una hora estoy allí?
-Te esperamos.
Corté la llamada, le entregué el celular a Diego y sonriendo preguntó.
-¿Se enojó?
-Un poco.
-¿Quién es? -Preguntó Mia.
-Nico es un amigo de años. Manuel, Nico y yo estudiamos y luego trabajamos juntos.
-¿Por qué quería hablar con Guada y no contigo? -Volvió a preguntar Mia.
-Porque siempre le tuvo un cariño especial, ambos se adoptaron como hermanos, además cuando hacíamos operativos que necesitaba personas de confianza, Guada iba con nosotros y siempre hacían de parejas, no sabes cómo nos divertíamos con sus juegos de palabras, lo escuchábamos por los dispositivos.
-Pero hablaban como si fueran pareja -Dijo Mia sin dar crédito a lo que escuchaba. Diego, Tina y yo soltamos la carcajada.
-Siempre fue así. -Afirma Tina. -Hasta besos se dan y todo.
-Tanto Manuel como Nico son de la familia, nadie puede decir lo contrario. -Expliqué mientras veo lo enojado que esta Gastón, prosigo. -Cuando lo conozcan ya lo verán. Les va a caer muy bien. -En eso tocan el timbre. Voy yo atender, cuando abro la puerta me encuentro con una rubia muy elegante.
-Buenos días. -Saluda la mujer. -¿Esta es la casa de la familia Moran?
-Si.
-Soy Estela amiga de Mia...
-Si claro pasa.
La mujer entró en cuanto Mia la vio salió a su encuentro y se abrazaron llorando, hablan a la par, al menos yo no entiendo ni una sola palabra. Se apartaron y con una sonrisa Estela se acercó a Gastón lo abrazó y lo besó, él no reaccionó, al igual que Mia. Yo sentí una punzada de celos, no entiendo lo que está pasando aquí, pero pronto voy a exigir explicaciones. Estela se acercó a Diego y dijo.
-Tú tienes que ser el marido de Mía, ¿o me equivoco? -'Que bien informada esta' pensé.
-No, no te equivocas. -Dijo un poco desconcertado y podría afirmar que algo enojado con Gastón y Mia por como los mira.
-¿Cómo sabes? -Preguntó Mia.
-Los vecinos comunican todo... ¿Usted? -Le preguntó a Tina.
-Tina, es como una madre para mí. -Dijo Diego ya que Mia y Gastón no responden.
-Y ¿ella quién es? -Gastón bajó la mirada mientras respondió.
-Guadalupe, la hermana de Diego. -Se adelantó Gastón dejándonos a todos desconcertados.
Eso sí que no me lo esperaba, eso soy para él 'la hermana de Diego' todo este tiempo jugo conmigo. Es verdad que no tenemos una relación formal pero ¿eso soy para él?, en cada momento siento como se me llenan los ojos de lágrimas.
-Y tú querida ¿quién eres? -Preguntó Tina.
-Amiga de Mia y novia de Gastón.
-¿Novia? -Preguntó Diego a Mia y a Gastón, ahora si visiblemente enojado. Ninguno respondió.
No pude más lo que hice fue abrir la puerta y salir sin decir nada, eso es lo que me faltaba definitivamente no tengo suerte con los hombres, todos me mienten, me ocultan cosas, me lastiman, juegan con mis sentimientos. Un descanso necesito. Me fui a la plaza, me senté en una banca y me quedé ahí hasta calmarme y tomar decisiones, con urgencia. Tengo que juntar los pedazos de mi vida y tratar de armarlo y seguir viviendo lo que queda de esos restos. Tengo muchas ganas de llorar y poder sacarme este nudo en la garganta que me asfixia, pero no puedo y no sé por qué.
Miré mi celular varias llamadas perdidas de Diego y Manuel, miro la hora llevo dos horas sentada aquí y eso no me ayudó aclarar nada. Me llegan los mensajes.

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