Nadie lo supo, nadie se enteró ni me ayudó.
Nadie jamás me descubrió y pude pasar desapercibida. Fingiendo ser normal cuando puedo ser todo menos eso.
Soy Caillech Zechnner. Soy de Viena, Austria y estoy dispuesta a vivir mi vida bajo las sombras si...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Canción recomendada: Coraline de nuestro poderossisimo måneskin
Silencio.
Demasiado silencio para mi gusto.
Frunzo el ceño y le levanto de mi cama, encajo mis piel es las cómodas y colchadas pantuflas para así caminar afuera.
Con cuidado junto a la linterna de mi celular alumbrándome, me abro paso desde mi habitación a la sala.
Es de noche, casi las 3 de la madrugada.
Tal vez estoy loca, digo, siempre hay silencio a estas horas en casa... Pero la ciudad, jamás se calla.
Atravieso el pequeño pasillo y voy hacia la sala, donde no hay nadie.
Expulso el aire contenido por mis pulmones y avanzo hasta la ventana de la sala.
"—Hazlo"
"—Corre"
"—Abre la ventana"
Una sola voz hace presencia, abrumando mi cabeza y mente.
Me sostengo la cabeza, tratando de hacer algo —por más inútil que sea— para que el dolor se acabe.
Suelto mi celular y gruño, el dolor se agudiza y me duele, no lo soporto.
—¡¡Déjame!! —Grito lo más fuerte. Tal vez la voz me escucha.
"—Sólo salta de la ventana, Caillech"
"—Vamos, sé que quieres hacerlo."
—¡¡NO!! —Vuelvo a gritar y por consecuencia el dolor se hace más agudo.
Cierro los ojos con fuerza y doy unos cuantos pasos hacia atrás.
"—Salta. Acaba con tu patética y triste vida"
La voz sugiere y miedo invade mi cuerpo.
¿Quiero morir?
¿Tengo una patética y triste vida?
¿Debería saltar?
"—Sí, sí y obviamente sí "
Trago fuerte.
La voz empieza a repetir demasiadas veces "Acaba con esto" "Vamos, salta de la ventana" "Ni tu padre está contigo....Nadie jamás te querrá" "Eres un fenómeno" Y demasiadas otras cosas hirientes más.
Cada segundo que pasaba se convertía más abrumador que otro.
—¡PARA! ¡POR FAVOR! —Grité. Una y otra vez, intentando inútilmente que la voz se callara.
