Capítulo 5

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Música recomendada: Valse Sentimentale (Op. 51, No. 6) de Tchaikovsky


KILLETH JAVANOVIC

La música clásica resuena por el enorme salón, una lástima que tenga que ser sólo clásica o en inglés debido a la diversidad de personas de diferentes países que se encuentran aquí presentes, toda una porquería que cuesta demasiado dinero.

El gran salón de la casa vacacional de los Javanovic, es donde estoy justo ahora.

Siempre fuimos conocidos por dar muy buenas fiestas en esta casa, sólo quienes tienen invitación entregada por alguien de la familia personalmente puede ingresar, pero hoy, parece que invitamos a toda Europa, Asia y parte de América. ¿Por qué? Simplemente por "placer" o como yo le llamo "negocios".

Tomo una de las copas que contienen una porción del mejor champagne del mundo, sí, hablo del Don Pérignon Rosé Gold. Otra perdida de dinero según yo. Aun así bebo un sorbo de esta y me abro paso entre las personas que visten de forma muy elegante.

—Estás aquí. —Hagen me presiona el hombro en forma de saludo.

—Claro que lo estaría.

—Leth, ya casi es media noche.

—Lo sé, tu tranquilo, que recién nos vamos a encontrar con los Pusher a las 2 am. —Le aseguro y mi amigo me mira con su expresión seria.

—Ya, relájate Hagen —Le aviso y sigue con su misma expresión. —Tómate esto y disfruta de la fiesta. —Le entrego la copa y le doy unas palmaditas en el hombro antes de darme la vuelta y expulsar el aire contenido en mis pulmones.

Estuvo cerca.

Entre la gente veo a Juliette Clement, hija del gobernador de una de las provincias de Francia.

Sonrío de costado y decido acercarme a aquella chica de tez blanca, curvas prominentes, cabello dorado y ojos muy bonitos y por supuesto menor que yo, sólo por unos dos años, creo.

— Juliette, j'espère que tu t'amuses bien. — «Juliette, espero que te la estés pasando bien» Le hablo en su idioma nativo, me posiciono a su lado y le regalo una de esas sonrisas que hacen que cualquier chica te abra las piernas cuando quieras.

— Bien sûr que je le fais, Killeth —«por supuesto que sí, Killeth.» —Me responde con una dulce sonrisa.

—Je suis hereux d'entendre cela —«Me alegro de oír eso»

Ella me sonríe, puedo leer en su rostro lo que quiere, un baile conmigo y por supuesto algo más privado. Sonrío con coquetería y le ofrezco mi mano.

—Accepteriez-vous de danser cette pièce avec moi, Juliette? —«¿Estarías de acuerdo en bailar esta pieza conmigo, Juliette?»

La pista nos recibe con Valse Sentimentale (Op. 51, No. 6) de Tchaikovsky, la tomo de la cintura con una mano y con la otra sostengo su mano derecha.

Empezamos a bailar por la pista, luciéndonos en lo que hacemos, esto sin duda va a mejorar mi reputación con los franceses, ahora tendré de amigos míos a los Clement, cuando visite Francia.

Le susurro algunas cosas a la chica que baila pegada a mí, con la intención de que ella quede encantada conmigo y por supuesto acepte hacerme algún favor en caso de que llegué a necesitarlo. Juliette me mira con una sonrisa radiante, sus cejas perfiladas, sus ojos cafés brillando y vaya que con el vestido color negro con dorado sí que le favorece a su figura y mucho, diría yo resalta en el lugar.

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