Día 6:
Temática: sunset/sunrise, hanahaki au.
El atardecer era una de las cosas más hermosas en las cuáles Keiji seguía creyendo.
"Es como si el Sol nos avisara que otro día de los millones que le quedan ha terminado, y que nunca lo recuperará".
Aquella sombría frase había sido dicha hace un par de años por parte de su mejor amigo. Tal vez ese era un motivo por el cuál le gustaban tanto o quizá le llamaba la atención porque le recordaba a él. A ambos, mejor dicho.
"Akaashi".
"¿Sí, Bokuto-san?"
El Sol era cálido, llamativo; hermoso. Aunque a veces, si te quedas bajo su merced por mucho tiempo podrías salir lastimado o agobiado. Así era Bokuto Kōtarō, un sol capaz de resplandecer todas sus mañanas durante toda su vida. Sus ojos eran parte de unas tonalidades anaranjadas y amarillas cual Sol escondiéndose entre las montañas. Sin embargo, a sus tonos cálidos y hogareños les faltaban el fuego, el rojo; la sangre.
La sangre que salía de sus entrañas era cómo flores queriendo crecer y buscar alojo dentro de su ser. Cómo si él pudiese encontrar alguno para si mismo.
"¿Alguna vez has estado enamorado?"
Akaashi era más cómo la Luna, siempre detrás del Sol; persiguiéndolo. Apaciguando los crimenes del día para dejar salir los monstruos y las tormentas por las noches que nadie veía, excepto ella. Sus tonos eran blancos, tristes, fríos; cautivadores, los cuáles contrastaba con la oscuridad de las gélidas noches.
"Si".
Porque la luz que Keiji erradiaba era provocada por su Sol, y a veces no alcanzaba para formar un día nuevo.
A paso lento y tortuoso llegó hasta el parque, el reloj marcaba las 20 p.m en aquella tarde de verano, el Sol apenas se estaba escondiendo entre las rocosas montañas y valles, caminando hacia el oeste del más allá. Sus piernas flaqueron y una pequeña tos nació en su pecho, la cuál fue aumentando en intensidad y sonido. De nuevo allí estaban esas flores color carmesí que complementaban la paleta cálida de colores junto a los tonos naranjos y amarillentos del cielo en pleno atardecer. Hoy era la fecha, hoy se acababa.
"¿Y cómo terminó?"
Y es que la sonrisa de Kōtarō era tan hermosa que podría romper con facilidad su frágil corazón. Estaba roto, Kōtarō lo había roto, siendo el Sol el único testigo de aquella solitaria tarde de penurias, sangre y flores asesinas.
"No lo ha hecho".
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10 Musas Prohibidas [Bokuaka Week 2021] [HQ]
Random"Yo siempre he relacionado al amor con la locura, con la vida y con la muerte; pero nunca con la cordura. Y en lo de la cordura ni siquiera debería meterme, la cordura no existe cuando se está enamorado, es una fuerza loca que te cambia la mirada y...