Capítulo nueve: Pelirroja despampanante
Oxford/Inglaterra
14 de Septiembre 2020
01:55 a.m
Mis labios son consumidos por los de los hombres y me besan uno a uno en los que se escuchan el ligero choque de dientes de los tres.
Mi respiración se acelera cada vez más y las manos de ambos hombres recorriendo mi cuerpo me ponen más de lo que ya estoy.
Mi cuerpo pide y exige más de sus caricias, exige más de ellos.
—El mejor regalo de cumpleaños de la vida— la voz ronca de Dixon manda una corriente eléctrica directo a mi entrepierna.
Un jadeo sale de mis labios y un gemido sale desde el fondo de mi garganta cuando la mano intrusa de Dalton se cuela por la abertura del vestido y arranca mis bragas arrancándome otro jadeo siento la tela rosar mi piel a su paso.
[...]
Mi cabeza palpita, mi entre pierna también lo hace y las personas que yacen a un lado de mi hace fruncir el ceño cuando poco a poco todo llega a mi haciendo que inevitablemente sonría como una idiota.
Los brazos de Dixon rodean mi cintura y me doy cuenta que no estoy acostada sobre un colchón si no pobre Dalton.
Una chispa de culpa surge en mi.
Una parte en mi quiere que nada de esto hubiera pasado porque mi moral me grita zorra promiscua.
Quiero arrepentirme y salir de aquí porque me iré al infierno después de esto.
Pero la sensación de calidez que me llena estando este los dos hombres que literalmente me doblan en tamaño quitan todo atismo de duda de mi.
Ellos no son...
No lo son.
Con cuidado salgo de sus brazos y tomo la primera camisa que encuentro poniéndomela, busco el silencio por de la habitación tomando un listón negro que aparentemente se usa para atar las cortinas supongo y ato mi cabello en una cola de caballo, miro el reloj digital de la mesa de noche y este marca las doce del medio día.
No nos culpo, ayer cuando llegamos a la cama eran cerca de las cuatro de la mañana.
Salgo de la habitación y bajo las escaleras sintiendo el mármol frio bajo mis pies, hasta llegar a la cocina deteniéndome un poco viendo algunos detalles del lugar.
La primera vez que estuve aquí solo buscaba una salida y ahora veo los pocos cuadros que adornan el lugar y me intriga saber porque están ahí.
Suspiro entrando a la cocina y verifico que no allá nadie cerca ante des saltar y dar pequeños saltos de felicidad.
Quizás es solo euforia.
Ruedo los ojos detestando esa pequeña vocecita e mi cabeza que arruina muchas cosas a veces.
Ignoro el que quizás tenga razón por el simple hecho que esta vez la idea de ellos dos solo hace que mi corazón sienta una extraña calidez.
Me lavo las manos y comienzo a buscar en los estante y alacenas hasta encontrar lo que necesito, para mi mala suerte no hay tantas cosas como imaginaba.
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TENTACIONES: EL LLAMADO DEL PECADO
Fiksi RemajaMucha gente ama lo dulce, las experiencias agradables, duraderas y suaves... Así es él... Así es Dixon. Mucha gente también prefiere lo nuevo, lo amargo, las experiencias nuevas llenas de adrenalina he incluso dolor... Así es él... Así es Dalton. Po...