Eterno | KookV♡

｢Capítulo 35❃｣

Jeon Irene era una mujer reconocida en el mundo de los Eternos por ser una de las mejores en su trabajo, poderosa, inteligente y hermosa. Había logrado ascender rápidamente en la legión hasta convertirse en la tercera al mando en La Corte. Era respetada y obedecida por todos debido a las estructuradas reformas con las que logró equilibrar lo que era un desastre antes de su llegada.

No era un secreto que la legión se estaba derrumbando. El creciente número de rebeldes que amenazaban con destruir todo aquello que representaba a los Eternos, era preocupante para La Corte. Lay Zhang logró reunir a varios seres inconformes con la forma en que eran manejados y utilizados, sin embargo, el sello que unía su energía vital con la legión no les permitía desertar abiertamente por lo que tendrían que librar una guerra por el control de esta.

Fue entonces que Irene encontró la oportunidad perfecta para reestablecer el orden. Los rebeldes de Lay Zhang no deseaban obedecer a La Corte, sin embargo, estaban obligados a continuar sirviendo al poder superior que resguardaba a todos los Eternos, algo que los mortales llamarían Universo, Dios o Magia, invisible ante todos, pero palpable por cada ser sobrenatural al ser su fuente de vida.

Ella se encargó de formar un trato con la nueva legión de rebeldes, estarían bajo sus órdenes y tendrían que cumplir las misiones que Irene ordenara, de forma que, no serían considerados desertores ante el poder superior y no romperían el sello que los mantenía con vida. A cambio, no estarían obligados a servir a otros Eternos ni se regirían por las leyes convencionales de La Corte, permitiéndoles mucha más libertad.

Sabía que la legión no estaría de acuerdo con permitir que Lay Zhang y sus hombres estuvieran utilizando a voluntad sus habilidades, lastimando a mortales y otros Eternos en el camino. Por lo que, Irene, estableció un par de reglas bajo las cuales se les permitiría cazar a un rebelde en caso de atentar contra ellos. Era una mera formalidad, ya que lo único que importaba es que los rebeldes sirvieran a sus órdenes, y en caso de no hacerlo, ella misma se encargaba de asesinarlos.

Sus planes resultaron bastante bien durante años, un extraño acuerdo entre ambos bandos había logrado una calma en el mundo sobrenatural que hacía creer a todos que finalmente el caos había terminado. Sin embargo, las cosas se vinieron abajo cuando Nayeon, su mano derecha, había perdido totalmente la cabeza al obsesionarse con la idea de encontrar la forma de destruir aquel poder superior que los controlaba.

Irene sabía que era absurdo pensar en destruirlo. No era algo material que pudiesen encontrar, no era una persona o un ser vivo, hablaban de la misma energía del universo que creaba y destruía, no existía una forma de atentar contra eso. Era estúpido pensar que podían oponerse de alguna manera a las leyes universales, todo es como debería ser, todo sigue un orden natural que nadie puede alterar.

Pero, Nayeon creía que la respuesta estaba en aquella mítica habilidad de la que sólo se conocía por antiguos textos, un poder capaz de cambiarlo todo, un poder que podría desatar el caos al oponerse al orden natural de las cosas. Un poder que, al igual que la energía del mismo universo, podría crear y destruir a su voluntad, era a lo que llamaban Esencia.

Irene, como parte de La Corte trabajó durante años en la búsqueda del Eterno que fuera capaz de poseer Esencia, incluso, sintió que, su hijo Jungkook podría ser el poseedor de esta al mostrar una habilidad increíble desde niño. Eran muy pocos los que conseguían manifestarse antes de la edad de presentación, pero, con tan solo cinco años, su pequeño lograba manipular la realidad material a su antojo y mostraba habilidades impecables para el combate.

Sin embargo, pronto descubrieron que Jungkook poseía una habilidad metafísica natural para un Eterno, era increíble y poco común, pero no desafiaba las leyes naturales. De esa misma forma, resultó en cada búsqueda que hicieron por el mundo, hallaron maravillosos poderes, pero ninguno se comparaba con Esencia.