Sin pensar

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(4 meses)

—Perdón, ¿Tú quieres que él y yo qué? —cerró un momento los ojos y de una sacudida de cabeza le miró de nuevo.

—Que Bruce y tú cuiden de la niña. —no titubeó ni por un momento, manteniendo la mirada seria, vuelve a hablar: —Y no es algo que quiera, es algo que deben hacer, ya que al ustedes haberla encontrado y por consiguiente traerla aquí, se ha convertido en su responsabilidad hasta nuevo aviso

—¿Pero, por qué?

—Porque yo lo digo, Hal. ¿Quienes acaso fueron los que la encontraron y no avisaron hasta dos días después? —la fémina sabía lo que tenían pensado, pero no es justo que el infante pase de casa en casa como si fuera un objeto. No, eso no lo permitiría. —Y si me entero que dejaron a la niña en manos de cualquiera o expuesta al peligro, estarán en problemas.

Sin más, la mujer se dio vuelta y abandonó el lugar. Dejando a un castaño aterrado y un azabache inexpresivo, como siempre.

—Vamos, no puede hablar en serio... ¿O sí?

El resto del equipo fijó sus miradas en otros lados del salón, ante esa respuesta, el suelo, la gran mesa y el techo eran más interesantes.

—Bueno... Tampoco le veo mucha esperanza a ella con los niñeros que tendrá

Ofendido, el castaño pega a la menor contra su pecho suavemente con una mano y con la otra señala al velocista, quien había hecho el comentario.

—Primero, no somos niñeros. Segundo, somos perfectamente capaces de mantener a la nena con vida... Por más de tres días

—Con eso basta —interrumpió Cyborg. —Será mejor que la mantengas vigilada, Jordan. Si la descuidas, posiblemente se convierta en otro Robin a temprana edad

Luego de ello, los demás miembros se fueron del salón, dejando solos a los dos culpables del enojo de la amazona. Cada uno en su propio mundo y sin el más mínimo esfuerzo a entablar una conversación; desde el azabache centrado completamente en unos documentos en sus manos, hasta el castaño creando con su anillo diversos animales diminutos para entretenimiento de la ojiazul.

Todo parecía indicar que al final de cuentas tendrían que ponerse de acuerdo en dónde se quedaría la pequeña. Y a pesar de ser demasiado obvia la respuesta, el linterna no se rendiría en mantener en su hogar a la criatura, era todo un reto del cual no perdería oportunidad de ganarle —así fuese por una vez— al vampiro en algo tan importante como la crianza.

Tanto así era su empeño que se desconcentró y causó que las figurillas desaparecieran entre la verduzca neblina, causando curiosidad y a su vez tristeza en la bebé, quien no dejó tiempo perderse y empezó a removerse en su lugar para hacer que de alguna manera los animales volvieran.

No hubo nada, quien le cargaba en brazos estaba en mil y un cosas antes de prestarle atención. Y a ella no le gustaba eso.

Se percató de cómo el policía espacial miraba "disimuladamente" al vigilante, sabía que quería decirle algo, pero es un bebé ¿Qué más iba a deducir? Su único pensamiento era la búsqueda de atención, fuese de quien fuese.

Por lo que tomó una bocanada de aire y comenzó a balbucear cosas claramente indescifrables, captando al fin el interés en los dos mayores. Pero quería más, necesitaba más que estos lo viesen y no dijesen nada.

—Tiene hambre —dedujo el encapuchado.

Pero la pequeña negó inmediatamente, continuando con los balbuceos.

—Te has equivocado... Ojalá lo hubiese grabado —el piloto se burló y buscó por su cuenta la respuesta. —Tal vez quiere que la cargues

Una risilla salió de los pequeños labios de la menor, parece que acertó.

—No puedo, estoy ocupado

—Ya la sostuve yo un buen rato, es justo tanto para ella como para mí —queriendo rematar, con una amenaza terminó: —A menos claro, que quieras que lo hablemos con Diana

—¿Me estás amenazando? —odiaba admitirlo, pero su compañero tenía razón, y en caso tal, era mejor obedecer a tener algún lío con la amazona. Suspirando suavemente y con un movimiento de su mano libre señaló hacia los asientos del salón. —Sólo déjala en algún asiento, luego la recogeré

—¿Cómo? ¿Así criaste a tus niños? —no soltó ni por un momento al bebé, temía lo peor para ella. —Por todos los cielos, Bruce. No dejaré que le toques ni un solo pelo si esa es tu manera de instruir.

Con un gruñido por parte del azabache, dejando los documentos en el escritorio más cercano, se giró y encaró a los dos, tomando con gentileza a la criatura y dejando que esta jugara con las puntiagudas orejas de su traje para seguido acomodarla mejor y mantenerla distraída.

—No seas exagerado, Jordan. Dejarla en un asiento es diferente a dejarla a la merced de las calles

—Igualmente la ibas a dejar tirada, en cambio yo no lo hubiera ni pensado

—No es cierto, eres la definición de irresponsable

—¿Quieres apostar? —se acercó al contrario con el fin de acorralarlo, lo cual no salió como esperaba, siendo él el acorralado con el robusto cuerpo ajeno y por contraparte el frágil cuerpo de la niña, en modo de defensa. Contra la espada y la pared, sin rendirse reta: —Sabemos que soy mejor padre que tú, por lo que no perderé

El millonario continuaba callado y sin expresividad, sin embargo estaba realmente interesado en saber hasta dónde llegaba la idiotez del linterna. No duraría ni un día con sus niños y por consiguiente con la criatura aunque se lo propusiera.

—Así que, veamos qué tanto duramos cuidando de ella individualmente. Dejemos que la pequeña decida al final.

Hubo un momento de silencio, ambos parecían meditarlo... Uno más que el otro.

—¿Qué ganamos con todo esto? —interrumpió, manteniendo su postura.

—¿No es obvio? Yo demostraré ser mejor que tú en algo —Bruce seguía esperando una respuesta completa y relevante para él. —... Bien, y tú ganarás lo que quieras de mí

Lo inesperado pasó: Batman rió fuertemente, asustando, no de mala manera, tanto a Helena como a Hal.

—De acuerdo, eso es nuevo y aterrador —se dijo para sí mismo el castaño.

—¿Crees que algo de ti me sería de utilidad?

—¡O-oye! No seas así ¿Qué más puedo ofrecer que no tengas ya? —inflando los cachetes y cruzándose de brazos el de ojos avellana espetó.

—Ni siendo criada servirías, Hal.

—¿Ah, no? Tú pide lo que sea y lo hago

—Cuida tus palabras —acortó más la distancia entre ambos. —No te ofrezcas en bandeja de plata sin siquiera pensarlo dos veces

—No le temo a nada... O a lo que me pueda pasar contigo

Otro silencio inundó el lugar, cada vez parecía ser más asfixiante para ambos pero a su vez desafiante. ¿Qué más habría de perder? Obviemos la dignidad.

—Bien, es un hecho, puedes ir cavando tu tumba —terminó el vigilante nocturno, regresando en los brazos del policía espacial a la menor. Alejándose con total naturalidad como si nada hubiera pasado. —En mi mansión, a las nueve. Veremos cuánto duras conmigo

Con las piernas temblorosas, haciéndole caer de rodillas, mas sin soltar a la bebé y hablando con ella preguntó: —¿Qué he hecho?

—🍷

Helena ♡.¸『BatLantern』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora