20 | piercings, pruebas y un bebé

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—Estaba pensando en perforar mis pezones.

La cabeza de Alex giró como la muñeca de la película del exorcista. De alguna manera tenía que llamar su atención, estaba estudiando y yo no tenía nada que hacer, literalmente nada. De ahí viene mi constante berrinche por su atención.

Mi cama se sentía tan cómoda y no sabía si era por el ocurrente chico guapo y sin camisa desplazado en ella o por otra cosa, se que por los libros y apuntes regados en ella no lo son. Ni siquiera friends podía sacarme de mi miseria.

—¡Aja! —lo señalé y arrebate el libro de su mano. —¿No que no volteabas?

Rio y se dejó caer en la almohada dejando salir un suspiro de cansancio.

—No recuerdo lo dura que era la escuela

—Mmmm, sabes que no tienes necesidad de estudiar, ¿verdad?

Era algo que siempre me preguntaba. Sabía que venía aquí por unas tipo vacaciones pero si yo estuviera apunto de tomar un rol tan importante como el lo haría, me iría a una isla privada con sirvientes a mi servicio, cable, internet y comida sin límite. Jamás pensaría en la opción de venir a estudiar por un semestre más, pero no soy él (claramente) y estoy muy lejos de tomar un puesto así.

Le tomó un momento para responder pero cuando lo hace hay algo de orgullo en su voz.

—Lo tengo que hacer, jamás estaré preparado lo suficiente. Solo espero que no se caiga mi cabello por estrés —jalo del mismo, saco una pierna de las cobijas dejando ver su pants y pie descalzo, así era nuestra relación ya, estar en pijama y llegar la casa del otro cuando sea. Así llegó esta mañana con su pila de libros, sandalias y desayuno para mi y para mis compañeros de cuarto. Tan lindo y atento.

No me sorprendía su respuesta, él es así, tan precavido e inteligente. Cuando hace algo lo quiere hacer excelente y aunque al principio su físico es la única cosa que me atraía, cosas cómo está cambian muchas las cosas.

Obviamente no le iba a decir todo lo que estaba pensando así que me resigné poniendo un beso en su mejilla y tratando de transmitirle así.

—Vas a ser un gran rey —susurré en sus labios. Cortamos los pequeños milímetros restantes y me dio uno de esos dulces besos, sin lengua, solo para decirnos algo que no estábamos listos para decir en voz alta. Al separarnos me sonrió tristemente.

—Gracias —deslizó un brazo por mis hombros acercándome más a mi.

Solo desearía estar ahí para verlo.

—Entonces qué decías sobre esos pezones —jugueteó con el tirante de mi brassier que se alcanzaba a asomar por mi pijama.

—Okay, eso es lo que investigue —me senté derecha y tomé mi celular. Deslizando la pantalla encontré la página que estaba viendo y comencé a leerla.—Muchos testimonios aseguran que si duele, y bastante, pero que los resultados valen la pena. Es un proceso de sanar de entre cuatro a seis semanas, con ningún tipo de contacto en ellos.

Elevó sus cejas.

—¿Qué? —preguntó sin poder creerlo.

—¡Si, lo sé! Pero después de ese tiempo tus pezones se vuelven el triple de sensibles, así mejora la experiencia sexual para ti y tu pareja —sonreí grande y guiñando un ojo. —Además, está comprobado científicamente que las mujeres pueden tener orgasmos con solo la estimulación de ellos.

Frunció el ceño pero podía ver la sombra de una sonrisa asomándose.

—Espera —quitó el celular de mis manos y juntó nuestros pechos. —¿En serio estás considerándolo?

shine, prince | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora