1 | vuelos, océanos y pensamientos

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Recuerdo la primera vez que monté un caballo

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Recuerdo la primera vez que monté un caballo. Tenía cinco años y como cualquier príncipe mimado creía ser experto y no necesitar la ayuda de nadie. Que al montar el animal haría lo que yo le ordenara e iría a donde yo lo deseara.

Pero es día me rompí un brazo.

Lo más vergonzoso es que no era un caballo, era un poni y el accidente ocurrió cuando me estaba subiendo a el.

Después aprendí que no importa el título o el dinero que tengas, no lo sabes todo. Tienes que caer para aprender, que la vida no es tan fácil y un brazo roto sería el más pequeño de mis problemas.

Cuando cumplí nueve años lo volví a intentar y me sentía en las nubes, sentía que era por lo que había nacido y que realmente me apasionaba. No recuerdo algún día en el que me haya sentido una persona normal, aunque no es nada parecido a ser alguna celebridad tu vida está siendo observada, viendo y analizando cada movimiento qué haces. Cada palabra que articulas, cada paso que das y lo más importante, cada decisión que tomas.

Por eso decidí venir a Florida.

Tomaré cualquiera del tiempo libre que me queda para tratar de vivir una vida normal sin importar si son dos días o dos meses.

Cuando le mencioné la idea a mi padre de mudarme un tiempo a América le pareció absurdo, innecesario y fuera de lugar. Como si le hubiera propuesto iniciar la tercera guerra mundial.

Nadie puede discutir con el rey, excepto yo; su hijo.

—Su Alteza —el jefe de mi seguridad, Phil, anunció su entrada a mi habitación. Phil ha sido mi jefe se seguridad desde que yo tengo memoria, cuando anunciaron el embarazo del próximo príncipe aumentaron la seguridad y al salir del hospital después de mi nacimiento, Phil estaba a mi lado.

Siento que lo conozco pero realmente no lo hago, no me imagino una vida sin el pero no lo conozco muy bien. Apenas have un año supe que estaba casado y tenía dos hijas, desde ahí me propuse tratarlo mas y conocerlo mejor. Nunca lo había escuchado reír hasta hace poco cuando me platicó una travesura que hizo una de sus hijas.

Recuerdo a Phil afuera del salón en mi escuela privada mientras yo estudiaba, en viajes vigilándome como una águila para jamás perderme de vista. Y aunque él no es mi único guardaespaldas, los demás nunca se quedan más de un periodo de seis meses por cuestión de seguridad.

—Phil —respondí a su llamado. Me encontraba guardando las últimas pertenencias que llevaría conmigo al viaje. Aún no podía creer lo que iba a hacer, todas las plegarias que le hice a mi padre valieron la pena sin duda.

—El auto y jet están listos —anunció con un suspiro derrotado. Yo sabía que en el fondo pensaba que esto no era buena idea, pero también sabía que no iba a decir ni una palabra. Aunque estaba interesado en su opinión y en la de otros no dejaría que nadie me sonsacara y me repitiera lo que yo mismo sé. Esta no era la mejor de mis ideas pero algo me decía que lo tenía que hacer y me darían el beneficio de la duda.

—¿Tú crees que sea buena idea hacer esto? —tomé la maleta y la coloqué en el piso de manera. El, al instante la tomo para que alguien la llevara al auto. Rodeé la cama y tomé mi celular.

—No creo que sea mi lugar para decirle mi punto de vista Su Alteza —contestó de manera monótona sin decir una palabra más. No sé porque todo el mundo piensa que ir a América sería sinónimo de regresar rebelde, tomarlo como broma o que no estoy consciente de mis responsabilidades.

Y no solamente estoy pensando en mi, una de mis principales preocupaciones era la familia de Phil, pero después de trazar un itinerario, hice lo posible para darle la oportunidad de que su esposa e hijas pudieran viajar a visitarlo cuando ellas quisieran y en el momento que lo deseen.

—Claro que es tu lugar, Phil. Aunque no lo creas tú haz sido de alguna manera como un hermano mayor...muy mayor —bromeé dándole un golpe amistoso en el hombro haciendo así que la curva de su labio se elevará.

Con esto me conformo, por ahora.

Ya en el avión revise mi celular por quinta vez en diez minutos pero ya sabía lo que iba a haber en el

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Ya en el avión revise mi celular por quinta vez en diez minutos pero ya sabía lo que iba a haber en el.

Nada.

Tal vez era porque estaba en un avión probablemente en el medio del océano Atlántico, pero tenía algo de esperanza de ver algún mensaje de Kate.

Mi relación con Kate es algo o un mucho complicada, desde que yo recuerdo siempre ha estado presente en mi vida. Iniciamos una relación romántica porque eso era lo que creía correcto o lo que pensaba que tendría que hacer para casarme con ella, pues era el mejor prospecto para ser mi esposa en esos momentos. No fue hasta hace algunos meses que me di cuenta que solo la quería como a una amiga o incluso como parte de mi familia, pero nunca como mi esposa, para desfortuna de mi padre pues siempre ha sido la elegida para cumplir ese rol.

Y aunque ayer tuvimos un fuerte altercado porque ella tampoco quería que hiciera este viaje y también insistía en querer algo más que yo no podía darle, pero era mi amiga y no quería cortar comunicación con ella, porque en una parte de mi vida fue comprensiva conmigo y con mis sueños.

—Su alteza. Estamos a punto de aterrizar en Gainesville, Florida. La hora local es  7:55 pm con 18 C° —escuché la voz del capitán del avión y sonreí, era hora de una nueva oportunidad para mi. Algo que siempre había anhelado.

Normalidad.

Florida, llegó su príncipe.

shine, prince | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora