Castillo

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Los días siguieron avanzando con tranquilidad, el trabajo iba perfecto y no tenía de que quejarse, los clientes ahora ya conocidos por el (Quizás también de robar algunos recuerdos de aquellos chicos) eran más frecuentes, pero no dejaba de ser curioso el como entre ellos había más de una rivalidad, ya sea infundada o sin sentido.

–¡Sean bienvenidos! Ya están listas sus habitaciones.

Lo que nunca se dijo de aquel método era que llegaba a ser en extremo adictivo y por lo tanto peligroso para el cuerpo de aquellos humanos. Pero eso ellos no tenían porque saberlo... Por ahora.

✵✵✵✵

Vamos, haslo tiene que hacerlo para que todo esto funcione. –Sus manos estaban sobre los hombros de aquel pelinegro, frente a ellos en una silla una chica de cabellos castaños estaba atada, con los ojos vendados y suplicando porque la dejen ir.– ¿Acaso quieres que ella siga sufriendo? Solo tienes que jalar el gatillo y su sufrimiento se va a terminar.

El hermoso peliverde sonrió al ver la mirada derrotada de aquel rubio y como poco después disparo aquella armada, acabando así con la vida de la pequeña Alex, aplaudió un par de veces antes de quitarle el arma– ¡Bien hecho Yoosung!

𖣔𖣔𖣔

Vámonos ya, Jack –El pelirrojo miro al contrario con ligera molestia mientras esté cargaba ambas mochilas ¿Que tenía de divertido visitar un castillo abandonado? Podían ver un calabozo en cualquier otro lugar, y especialmente en una hora más adecuada no a media noche.

Armand, te dije que si no querías venir podías quedarte en la casa, no te obligare, además los chicos también irán– una vez estuvo al lado de aquel ruso le quitó su mochila y camino fuera de aquel baño, se habían detenido por un momento a comprar un poco de comida antes de poder seguir, desde el auto podía escuchar a Hiro discutir con quién creía era Shun y nego levemente, no entendía porque no se llevaban bien.

Jack! Yoos tuvo que irse– nada más entrar escucho la voz de aquel pelinegro,– Al parecer hubo un problema en su trabajo, no se algo así dijo.

Le encantaba la atención que ponía Marshall cuando se le decía algo,– vámonos entonces, ya después hablaré con el, ahora vámonos o se hará tarde.

El resto del camino fue agradable, la música sonaba en el auto y la voz del cantante acompañaba aquella melodía, una vez llegaron a la entrada de aquella propiedad vieron con un poco de desconfianza como la verja estaba abierta, no le tomaron mucha importancia, bajaron del coche e ingresaron, caminaron hacia aquel castillo y una vez frente a la puerta principal, el peliazul se adelantó, empujó las puertas y estás se abrieron dejando esucahr un fuerte y molesto rechinido.

El lugar estaba lleno de polvo, el suelo estaba roto y había pedazos de roca en este, tenían que caminar con cuidado. No todos estaban contentos de estar ahí, un claro ejemplo era el ruso que aunque sostenía la mano de su novio su semblante era aburrido, Y el otro era Hiro que le pedía a Shun sacarlo de ahí, esos dos, apesar de aparentemente llevarse mal, eran una pareja bastante tierna.

Se separarían para poder explorar más rápido, cada uno iría a los lugares que más le llamarán la atención, así podrían recorrer más rápido el castillo y se irían más rápido, Hiro y Shun irían a la parte de arriba, Armand y Jack buscarían el calabozo que el peliblanco tanto quería ver, Billy iría con Marshall a la parte derecha mientras que Will, recorrería la izquierda, Lancé no había ido, así que le tocaría ir solo.

Armand tomo la mano del peliblanco y le guió por el lugar, estaban en un castillo ¿Que tan difícil sería encontrar el calabozo? Tampoco era muy grande así que tenía que estar en algún lugar, no demoraron mucho en encontrar una puerta más desgastada que las demás, al abrirla está termino cayendo al suelo dejando ver una escalera de piedra que bajaba, era poco lo que podían mirar, ambos se miraron por unos segundos, Jack más emocionado que el pelirrojo, el primero en entrar fue Armand después de haber sacado una linterna de la mochila, sujeto con firmeza la mano de su pareja mientras bajaba con cuidado.

 Wonders of the UnderworldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora