Wonders of the Underworld

Shun

Para él las cosas se estaban volviendo realmente divertidas, los... Clientes estaban mostrando al fin sus más oscuros pensamientos haciendo a su vez que la fuerza en sus sueños se volvieran aún mayor, dejando incluso cicatrices en los cuerpos de esos niños.

Era divertido verlos retorcerse y morir dentro de ese mundo, agradecía enormemente haber encontrado la manera de llevar a más personas allí, porque si, para poder hacer uso de el primero tuvo que sufrir en ese mismo mundo.

No le pareció extraño el que otro de esos jóvenes llegará un día al edificio pidiendo un sueño lo más realista posible y se lo había concedido, pero a cambio de un precio no dicho y con lo que sería el último sueño del que ese joven saldría.

𖣔𖣔𖣔

El edificio estaba en total silencio, los residentes del mismo descansaban en sus respectivas habitaciones, ajenos a la neblina que comenzaba a invadir los pasillos, metiéndose por cada rendija hacia las habitaciones, una neblina de color verdoso se apoderó del edificio atacando silenciosamente a los inquilinos.

Miles despertó con un fuerte dolor de cabeza y unas náuseas insoportables que le obligaron a levantarse de la cama e ir hacia el baño a vaciar su estómago por el malestar que sentía en ese momento ¿Había comido algo en mal estado? No lo creía su hermano había hecho la cena y era muy cuidadoso en cuanto a su alimentación.

–Miles, tenemos que irnos –La voz de su hermano menor le hizo soltar un pequeño quejido de molestia, el mínimo ruido le molestaba y hacía que las punzadas de dolor se volvieran más fuertes.

Salió del baño y a trompicones se dirigió a la cocina, vivía en un departamento pequeño con su hermano, solo contaban de dos habitaciones, el baño y la cocina.

–No creo poder acompañarte...

–Y entiendo, te vez fatal, será mejor que vayas a descansar, iré a cazar para comer y vendré de inmediato.

No tuvieron que cruzar más palabras, el menor salió del departamento dejando a solas a Miles, sabía que podía estar seguro. Por su parte Miles busco algún medicamento que pudiera ayudarle con el dolor, una vez hubo tomado algo volvió a su habitación dejándose caer en la cama, el dolor había empeorado.

Al cabo de unas horas la sangre comenzó a brotar de cada orificio de cuerpo, el dolor era insoportable para ese punto.

–¡Detente! –Grito con desesperación, ya no lo soportaba, todo su cuerpo dolía, se sentía tan caliente, no soportaba el roce de la ropa, dolía como el infierno.

Sujetaba sus cabellos con fuerza tirando de los mismos, ahogaba sus gritos mordiendo sus labios con fuerza hasta el punto de arrancar trozos de carne, se levantó con dificultad, tenía que acabar con el dolor, tenía que quitarlo y solo había una salida, sus pasos torpes le guiaron hasta la cocina, detrás de él dejaba un rastro de sangre. Tomo un cuchillo y lo miro por unos segundos, el dolor se volvió más fuerte y sin pensarlo mucho lo empuño con fuerza y ni corto ni perezoso lo encajo con fuerza en su cuello, ah el dolor se iba, se sentía tan bien.

Armand rebuscaba en su nevera con desesperación buscando algo que pudiera comer, cada cosa que se llevaba a la boca tenía un sabor horrible a ceniza, el dolor en su estómago a causa del hambre se estaba volviendo insoportable, por momentos las náuseas se presentaban junto a pequeños mareos, revolvió sus cabellos con desesperación y se sentó en una de las sillas de la comida, quería tanto comer algo, no importa que fuera.

Un momento, Alex estaba durmiendo en su habitación, su pequeña hija podía ayudarle, si eso era. Se levantó y camino con desesperación a la habitación de la menor, estaba allí, sobre la cama descansando tranquilamente, se acercó a ella en silencio mirándola con un hambre voraz y se arrojó contra el menudo cuerpo de la menor, ni siquiera ante los gritos de dolor de aquella niña se detuvo, encajaba sus colmillos en su piel desgarrándola para después comerla con desesperación, al parecer era lo único que lograba darle un poco de consuelo.