The healer. (MoonSun)

Capítulo 30.

•MoonByul

Me sentía nerviosa, no sabía si era buena idea viajar con ambos. En mi mente le tiraba todos los insultos posibles a Dahee por su "brillante" idea de viaje familiar.

~ ¿Estás lista cariño? - Sun cerraba el maletero y dirigió su mirada hacia a mí.

~ No, pero no tengo de otra - me encogí de hombros y me subí al coche.

Pasamos por mi padre y preferí quedarme dentro del coche, intentaba controlar mi nerviosismo y mi desesperación. No me funcionaba el contar hasta 10, ya iba por el 248 y aún no me calmaba.

~ Hola hija - papá se subía del lado del copiloto y sólo pude darle una mirada de odio a Sun a través del retrovisor.

~ ¿Todo listo? - ambos asintieron - Vámonos entonces.

Comencé mi marcha hacia nuestro destino, íbamos a Jeonju así que no era mucho el camino por carretera.

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Llegamos y fui la primera en bajar, ya no aguantaba la tensión que sentía. A medio camino me tuve que colocar mis audífonos, ya me había hartado de escuchar la voz de mi padre.

Habíamos rentado una casa a la orilla de la playa, entramos y los tres nos quedamos fascinados con la decoración del hogar, todo estaba en tonos rosa pastel con gris claro, habían algunos cuadros colgados que hacían juego con el color que albergaba la casa.

Subimos y mi padre nos cedió el cuarto más grande para estar más cómodas, realmente no había mucha diferencia entre habitaciones, todas eran inmensas con su propio closet y baño.

~ Creo que deberíamos de estrenar esta habitación, ¿no crees? - dijo en tono seductor.

No pude evitar reír, le rodeé la cadera con mi brazo y la atraje hacia a mi.

~ ¿En qué momento te volviste adicta al sexo? - reí mientras le daba pequeños besos en el cuello.

Unos golpes en la puerta nos hicieron separarnos de inmediato. A pesar de que mi padre sabía, no quería que nos viera en esa situación, aún no me sentía cómoda con él.

~ Perdón por interrumpir - decía mientras asomaba su cabeza por la puerta - ¿Les parece si desayunamos? Muero de hambre y quizá ustedes también, aunque... creo que el de ustedes es otro tipo de hambre... - habló nervioso, él tampoco estaba seguro de si con ambas tenía la confianza suficiente como para hacer ese tipo de bromas.

Giré mi rostro hacia el de Sun y vi que sonreía apenada junto con su rostro enrojecido por el comentario.

~ Vamos - contesté molesta, no por el comentario, sino por haber interrumpido el momento.

~ Perdón hija, no sabía... - habló cuando pasé junto a él pero se detuvo al ver que no me detuve y seguí mi camino.

Mi padre y Sun prepararon el desayuno mientras yo preparaba la mesa, ellos charlaban amenamente y eso de cierta forma me molestaba, sabía que Sun creía que era una buena persona e inclusive un buen padre y eso hacia que ardiera mi cuerpo de coraje, él solo mostraba esa parte para quedar bien.

Sabía que había controlado la mierda que tenía dentro de él pero eso no quitaba todo el daño que me hizo y que le hizo a mi madre, ella ya lo había perdonado pero yo no podía, ¿tanto lo odiaba?
De pronto sentí unas ganas enormes de llorar, no quería seguir teniendo odio ni rencor hacia él, sólo quería tener una vida normal, ¿Sun merecía pasar por todo esto? ¡Claro que no! No quería darle oscuridad a su entorno tan brillante, no quería hundirla pero tampoco podía apartarme de ella, de cierta forma me tranquilizaba, ¿Cómo decirlo? ¿me sanaba? Aún no entendía todo lo que Sun lograba en mí y por lo mismo tenía ese constante debate de si seguir con ella o dejar que otra persona le de lo que yo no podía.

El desayuno estuvo tranquilo, con un silencio incómodo; de vez en cuando Sun le hacía platica a mi padre y éste respondía alegremente.

Mi padre se quedó sentado un buen rato en lo que Sun y yo levantábamos y lavábamos los platos.

~ Byul, ¿puedo hablar contigo? - volteé a verlo y su mirada mostraba tristeza de una forma que no había visto antes - Sé que no quieres, pero de verdad me gustaría que habláramos - su voz sonaba débil, como si estuviera luchando para no llorar.

Miré a Sun en un intento de buscar confianza, Sun se dio cuenta y me dio una sonrisa reconfortante, estando ella aquí no le armaría una escena a mi padre, de eso estaba segura.

~ Está bien.

Mi padre se levantó y fue a buscar algo a su habitación, regresó y abrió la puerta que daba hacia la playa y supuse que daríamos un paseo.

~ Creo que es momento de que te de esto - decía mientras caminábamos alrededor de la playa.

Me entregó una cajita y podía notar la emoción en su voz, incluso su rostro irradiaba felicidad. Asintió para que yo lo abriera y así hice, al abrirlo un anillo se asomaba, era sencillo pero la piedra que tenía en el centro brillaba de una forma asombrosa.

~ ¿Qué es esto? - pregunté confundida - ¿Por qué me lo das?

~ Es para Sunie - respondió emocionado.

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