--¡NO IRE!-- declaré mirándome en el espejo y la Señorita Lane bufó
Ni siquiera había logrado colocarme el vestido, y me había quedado en mi puesto frente al espejo en ropa interior como una autentica loca. Ella había estado muchas horas intentando hacerme entrar en razón para que bajara, incluso la fiesta abajo ya había empezado, pero yo no había dado mi brazo a torcer.
--¡Solo ve unos minutos!-- me suplicó y yo volví a negar con la cabeza
--¡No quiero ir! ¡Estoy harta de ver con falsedad a la gente! ¡Lo odio!-- exclamé caminando para acostarme en la cama
Nadie parecía escucharme en esa casa.
--Entiende pequeña, solo hazlo por tu hermano, él tiene la ilusión de que bajes-- la miré extrañada
--¡¿Por qué le urge tanto que baje?!-- pregunté cruzándome de brazos confundida y ella palideció
Desde temprano tenía la teoría de que algo me ocultaban mi hermano y la Señorita Lane, algo muy importante y estaba dispuesta a descubrir que era.
--Solo baja ¡Por favor!-- me suplicó de nuevo y yo rodé los ojos --Mira el vestido que te vas a poner-- sacó de mi closet un vestido verde, muy lindo a mi parecer --Era de tu madre-- me incorporé en la cama sin dejar de mirar la prenda con fascinación --Sherlock creyó que te gustaría usar algo suyo esta noche-- sonreí con un poco de tristeza
--¿Cómo saben que me queda?-- pregunté confundida, pero esta vez no estaba tan enojada
--Tienen la misma complexión delgada-- respondió ella con una sonrisa risueña y yo imité su acción
Por alguna razón ese vestido me motivaba a querer bajar, pues no bajaría con un simple vestido común, sino con uno que perteneció a mí madre y que seguramente no se había llevado cuando se fue.
--No lo sé...-- vacilé un poco y ella se sentó junto a mí en la cama, colocando el vestido en su regazo
--Solo baja... y preséntate, si no quieres hablar con nadie está bien-- acarició mi cabeza --Pero solo baja por favor-- vi en sus ojos la súplica y sabía que le urgía que bajara
Lo que me daba un poco de curiosidad es ¿Cuál era la urgencia? ¿Qué me esperaba abajo? No lo sabría nunca si no bajaba.
--Está bien-- me rendí rodando los ojos de nuevo y ella celebró
--¡Vamos a prepararte!--
La Señorita Lane, se veía muy emocionada, maquillándome, peinándome y ayudándome a colocarme el vestido. Ella tenía razón al decir que mi madre y yo teníamos la misma complexión, pues el vestido me quedaba perfecto y aunque con el corsé casi no respiraba, no me arrepentí de mi decisión sobre ponérmelo.
--¡Lista!-- la Señorita Lane juntó sus manos mirándome con una sonrisa --¡Estás hermosa!--
Caminé como pude y con elegancia hacia el espejo. No me reconocía a mí misma. Mi maquillaje no era muy pronunciado como esas damas locas que parecían bufones, sino algo más discreto que simplemente estaba allí para resaltar mi rostro. Mi cabello estaba recogido en un moño alto y unos cuantos mechones sueltos caían delante de mi rostro para darle un toque desordenado y bonito.
Mi vestido, ajustado a mi cintura se veía mucho más perfecto, que cuando la Señorita Lane lo sostenía. Pasé mi mano por la tela de la falda sintiendo lo suave y delicada que era, justo como tocar una nube. Incluso los zapatos ya no me parecían tan incómodos.
--¡Estás lista!-- La Señorita Lane me tomó por los hombros y me arrastró fuera del cuarto
Pues yo seguía un poco impactada por mi imagen. En la escuela de modales, solo nos habíamos vestido una vez formalmente para una de las clases, pero no me gustó como lo hicieron, pues en ese momento si parecía un bufón o un mimo, con aquel maquillaje blanco tapando mi cara y esos pocos colores vivos en mis mejillas, un arcoíris total.