Algo caliente me picaba los ojos, no sabía que era pero los mosquitos no podían ser, debía ser algo más. Pues aun teniendo los ojos cerrados podía ver una luz o claridad, si, era el sol pegándome directamente en la cara.
Estaba segura de que había cerrado las cortinas de mi cuarto la noche anterior. Gruñí por lo bajo y me cubrí con mis sabanas. ¡UN MOMENTO! ¡¿MIS SABANAS?!
Me incorporé sobresaltada, dándome cuenta que estaba en mi cama, no sabía cómo había llegado allí, lo único que recordaba era haberme quedado en la puerta arrecostada llorando, después de eso mis recuerdos se volvían negros y borrosos, como si hubiera bebido demasiado aunque estaba segura de que no fue así.
La luz del sol se filtró mucho más por mi ventana, pegándome totalmente y me volví a acostar cubriéndome completamente con las sábanas, me sentía estaba cansada, triste y sin salida. Era terrible recordar que estabas comprometida con alguien al que apenas y conocías. Ese matrimonio arreglado sería un infierno.
Tewkesbury era lindo, para que negarlo, pero aun así tenía la corazonada de que estaba enamorado de mi hermana y yo jamás podía hacer que la olvidara... o tal vez si... no lo sabía, y tampoco estaba muy segura para arriesgarme.
Mi estómago se estremeció y retumbó, tenía mucha hambre, y eso que había comido demasiado en la fiesta. Casi sin opción me levanté desperezándome y me di una ducha rápida, el agua estaba helada pero tampoco me quejé ya que con eso podía terminar de despertarme.
Rato después, estaba completamente lista con mi cabello arreglado y suelto, y me había colocado un vestido sencillo de flores que era de mi madre. Mi closet estaba lleno de vestidos así, y eso me gustaba, debía admitir que mi madre tenía mucho estilo en cuanto a ropa hablaras.
Con un suspiro salí de mi habitación, no estaba segura si Sherlock ya estaba despierto pero tampoco me interesaba, quería ignorarlo o por lo menos que viera mi enojo. La noche anterior lo había dejado con la palabra en la boca y aunque me sentía un poco mal, seguía enojada. Había tomado decisiones sobre mi vida que no le correspondían, pero de acuerdo con el siglo en el que estábamos eso debía ser muy normal.
Bajé las escaleras escuchando mucho ruido proveniente del comedor. Me dirigí hacia allí, pensando que Sherlock estaba desayunando solo. Pero cuando llegué allí lo único que conseguí fue que mis ánimos se vinieran abajo.
En la mesa, no solo estaba Sherlock sino también Mycroft, este último reía sobre alguna tontería que había contado, mientras el primero leía el periódico muy interesado, seguramente ni siquiera le estaba prestando atención.
--¡Entonces dijo... que era feminista!-- Mycroft rió divertido y mi otro hermano simplemente le dirigió una sonrisa aburrida por cortesía --¡Fue una terrible decepción!-- carraspeé sonoramente para que ambos notaran mi presencia
Lo que hicieron, Mycroft se veía ligeramente sorprendido al verme, aunque sabía que estaba fingiendo, debía saber que ya había salido de la escuela de modales. Por otro lado Sherlock me miraba con un poco de pena y curiosidad, no habíamos culminado nuestra charla de anoche, pero tampoco tenía ánimos de hacerlo.
--¡Elizabeth! ¡Hermanita!-- Mycroft se levantó y me abrazó fuertemente, noté de lejos su hipocresía
--¡Mycroft!-- exclamé correspondiendo el abrazo, aunque sintiendo náuseas por su presencia
--¡Mírate! Me haces sentir orgulloso-- se soltó de mi abrazo y me miró de pies a cabeza, haciendo una evidente mueca al ver mi vestido reconociendo que era de mamá
--Me complace que estés satisfecho-- respondí cordial y él sonrió ladeando la cabeza
--Veo que la Señorita Harrison te ha enseñado muy bien-- reprimí las ganas de rodar los ojos