SEGUNDO LIBRO DE LA TRIGOLOGIA "SEMIDIOSA"
PRIMER LIBRO: "SEMIDIOSA HIJA DE LA LUNA"
Isabella es recibida en el Olimpo como una criminal. Sera juzgada por una profecía de la cual ella jamás se imagino ser participe, las acusaciones son seberas, las...
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De nuevo, en esta sala donde solo se habla y especula de lo que puedo o no hacer. En más de una ocasión han intentado incriminar a personas cercanas a mí, pero no se los he permitido. He peleado no solo por mi libertad, también por la vida de la familia que deje atrás.
Y aquí estoy, al lado de la diosa del fuego y el hogar. Los dioses se sorprendieron cuando la vieron entrar por las puertas conmigo, fueron rostros de sorpresa, excepto por uno que no mostro sentimiento alguno, Zeus. Para variar, la forma en que se dirigen a mí ahora no es igual, ahora que tengo un defensor de mi caso, todo se ha vuelto más serio. Se dirigen a mí como la acusada, no como la traidora. Esa es la poderosa aura de Hestia, lo que puede cambiar ahora.
Gracias a mi nueva defensa, hemos sido cambiados de salón. En el que nos encontramos es parecido a un tribunal, la enorme mesa que rodea el salón, dejando solo un espacio de tres metros donde se encuentra nuestra mesa con dos sillas -enormes, debo admitir-, que dan justo al frente contra los dioses. Mismos que parecen más coléricos e insultados por la diosa a mi lado. Mujer que no esperaban aquí, lo apuesto por la cara que contrajeron al verla aquí dentro conmigo.
Los asientos eran tronos tallados en Bronce y Plata, dependiendo del poder que poseía el dios, su asiento definía su estatus en este lugar. Pero al final de cuentas las decisiones son unánimes y se valoran por igual.
—Dime que no solo te quedaras callada esperando a que me sentencien como las últimas cinco veces.
—En esas veces cometías el error de abrir la boquita cuando no te lo permitían.
Odio cuando tiene razón. Además no la tenía a ella como defensora. Debo aclarar que no nos hemos vuelto cercanas, para nada, pero dentro de esta sala somos una, fuera de, otra. Los dioses escudriñan cada gesto de nosotras, como si fuéramos algún tipo de célula o átomo que cambiara si le quitas la mirada.
—Al menos podre insultarlo sin tener un castigo ¿No? —Sonrió de lado burlona —. ¡Yes!
—¡El oráculo nunca miente!
—¡Mal versar sus palabras es mentir para nosotros! —Desde hace rato han estado peleando sobre la verdad del oráculo, al menos intentan descifrarle para mayor claridad en lo que ocurrirá en el futuro conmigo—. ¿Te recuerdo a tu queridísima madre?
La diosa de la caza y la virginidad se fue contra el dios de la guerra, Ares, en ese momento. De entre todas las disputas que han ocurrido aquí, al menos el 20% de ellas son sobre mi caso, el resto son solo disputas entre ellos, siempre peleando por el pasado. Algo ridículo que solo deja más en claro para mí que los dioses son estúpidos y no merecen serlo.
—¡A mi madre no la metas! Ares azoto las manos en la mesa, gruñendo a la mujer que tenía en frente a más de cuatro metros. Quizás esto se estaba volviendo problemático.
—¿Esto es parte de mi juicio? —Incline mi cabeza hacia Hestia, misma que no parecía perturbada por la discusión en frente nuestra—. Son problemas familiares, esto no viene al caso. —Mantuvo silencio observando.