Capitulo 1

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Alguien lloraba en la llamada. Los ruidos de una animal agitado perturbaban la comunicación.

- ¿Novecientos once?-

- ¡Por favor vengan!... ¡Por favor!!!-

- Señora, tranquilícese. ¿Cual es la emergencia?-

- Mi amiga..-

- No la entiendo, señora. Intente hablar claro-

- ¡Mi amiga!... eerr... una chica esta sangrando... en el piso... ¡no responde!-

- ¿Cuál es su nombre?-

- Ce... Cecilia Gomez... vengan rápido... ¡su cabeza sangra, Dios!-

Algo relinchaba en la nada. Ella no lo podía ver, solo escucharlo. Era algo magnifico e imponente. Galopaba. Suspiraba bestialmente. Relinchaba de vuelta. Pero ella comenzó a agitarse. Ya sentía miedo, terror. Los ruidos de ese ser se intensificaban cada vez mas, como si aquello se estuviera acercando con acecho. Mientras dentro de todo el manto negro que era lo único que ella veía, venia reluciendo una luz cada vez mas fuerte y fulminante.

Rocio ya despertó.

Logro respirar como si no lo hubiera hecho en mucho tiempo. La habitación tenia paredes blancas y estas contrastaban tanto con el negro que sus ojos acostumbraban ver en un principio, que temia que estas le causaran ceguera por su brillo. Por la ventana se veía un pueblo grisáceo sometido bajo un cielo nublado.

En su brazo había un suero penetrado a una vena. Un respirador la ayudaba a contraer aire por la nariz. Y un monitor a su otro lado detectaba sus palpitaciones mediante sonidos cortos y reiterados. Y por sobre todo, su cabeza estaba cubierta con un vendal abundante y espeso como una gorra ajustada blanca, por lo que su cabello castaño sobresalia por debajo de ello.

La muchacha miraba a todos lados con una mirada desconcertada. Intentaba hacer funcionar su cerebro como es natural. Recordar... pero sentía que su cabeza estaba vacia. En blanco, no había nada. Y eso la asustaba cada vez mas. ¿Por qué esta en un hospital? ¿Por cuánto tiempo estuvo asi? ¿Qué sucedió antes? ¿Alguien se acordaba de ella? Si es asi, ¿Por qué no estaban ahí? ¿Qué demonios paso?

Intentaba tranquilizarse y regular bien su respiración mientras su ojos alocadamente revisaban y procesaban cada rincón de la habitación. Creyo que lo mejor era hacer un esfuerzo doble con su cuerpo para sentarse a la orilla de la cama. Pero resulto ser un intento torturador debido a tener un cuerpo extrañamente nutrido pero debilucho, que solo le permitio enderezar su espalda y quedar sentada al medio. Al menos su visión al panorama se esclareció un poco mas. En la esquina había regalos variados. Chucherias grandes y chicas. Globos, peluches de amor y accesorios brillantes. Ella no sabia de quien o quienes provenían, y verlos solo le daba una sensación de fría soledad. Porque no lograba saber si quien los haya mandado se haya sentido por el amor, por el compromiso o incluso por lamento.

Para lastima de ella, tendría que aferrarse a quien sea que se haya acordado de ella como para darle esos regalos de ahora en adelante. Incluso comenzó a sentir rechazo por todos esos objetos llamativos y solo ganas de echarlos a la basura, puesto que solo le importaba ver personas a su lado, no cosas. Todo se sentía solitario, y ella solo seguía asustada, sujetándose los brazos mientras clavaba su mirada en los mantos cubriendo sus piernas con los ojos bien abiertos.

¿Qué corcho sucedió?

De solo preguntárselo, sentía un estrés muy acentuado que solo revivia el dolor punzante en la parte trasera de su cabeza. Se lo palpaba cuidadosamente, descubriendo asi que debajo de ese casco de tela blanca había una zona super delicada ahí. Una herida que no termino de cicatrizar aun. Encontrar ese dato solo causo una tristeza resignante en ella. La tristeza de hacerse tantas preguntas cuya respuestas parecían lejos de resolverse. Las dudas e incertidumbre solo la dejaban como un animal vulnerable en un rincón. Una lagrima ya logro escaparse.

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