II [Súplicas escuchadas]

530 80 0
                                    

Luego de empacar unas cuantas mudas de ropa y lo necesario para sobrevivir en una mochila, salió de su casa con una alegría contagiosa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Luego de empacar unas cuantas mudas de ropa y lo necesario para sobrevivir en una mochila, salió de su casa con una alegría contagiosa.

Al doblar la esquina, se encontró con una murciélago albina a la cual quería como una hermana. Se dieron un cálido abrazo como saludo pero luego de eso, la chica de alas se dio cuenta de que su amiga llevaba un peso extra en la espalda; la rosada al darse cuenta de la cara de confusión de Rouge solo soltó un leve suspiro.

— Me voy de aquí, dejaré todo a un lado para enfocarme en mí

Ella no podía creer esas palabras ¿Realmente estaba pasando lo que había deseado por años? ¿Amelia de verdad había abierto los ojos y se dio cuenta de que no tiene que vivir por los demás sino por ella misma?

La chica coqueta le agradeció a todos los dioses que conocía por haber escuchado sus peticiones y súplicas.

Abrazó nuevamente a la ojijade pero esta vez con mucha euforia rebozando por todo su cuerpo. La dio besos por todo su rostro y por tercera vez la hundió en un abrazo de oso.

— ¡Al fin vas a pensar primero en Amelia, luego en Amelia y al final en los demás!

Decía la mayor con gran regocijo y lágrimas casi invisibles asomándose por sus diamantes por ojos.

La eriza sonrió risueña por la actitud de la otra mujer.

— ¿Que piensas hacer ahora? — Preguntó más calmada

— Creo que... — Miró al cielo unos instantes y luego a su acompañante — No lo sé, dejaré que el viento me guíe... ¿Sabes? Solo quiero descansar.

Rouge le dedicó una mirada comprensiva y llena de mucho amor, pues sabía que probablemente no la volvería a ver en un tiempo largo. Le regaló un último abrazo muy emotivo para luego despedirse.

La vio marcharse sin mirar atrás ni una sola vez. Sabía que ella no se arrepentiría de nada pero no quería hacer más dura y larga la despedida.

Caminó sin vacilar hasta que aquella mancha rosada desapareció completamente de su vista.

Caminó sin vacilar hasta que aquella mancha rosada desapareció completamente de su vista

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Solo quiero descansar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora