Entre el Amor y el Odio

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Todas las damas de sociedad a esta edad sueñan con su boda real que sea espectacular, con un vestido blanco de tela importada de Europa, con un lujoso carruaje para poder presumir a su futuro esposo por la plazuela del lugar, una fiesta elegante donde no podían faltar miles de flores decorativas, con muchos regalos que recibir y una mesa de apetitivos de primera calidad sin pasar por alto que los platillos principales fueran una esquisitez para el paladar de todos los invitados y el resultado de todo esto sería andar en boca de todos como la mejor fiesta del año de la nueva pareja que empezara con su matrimonio. Pero todo este teatro solo duraría unas semanas, ya que las habladurías son aburridas después de mucho tiempo, hasta que un nuevo evento pase para que la boda de tus sueños sea solo un recuerdo.

Cabe mencionar que las damiselas solteronas de la región no solo conformarían con su boda espectacular, sino que el futuro esposo fuera guapo, elegante, educado, todo un caballero pero además deberá contar un apellido rescatable y por supuesto un nivel socioeconómico aceptable. Pero sobre todo casarse por amor aunque claro que no todas corren con la misma suerte, es imposible tener todo eso en esta vida, bueno al menos eso yo solía creer eso.

Yo no quería esa boda que todas añoran, lo único que pedía era un esposo que me respetara y que nunca me maltratara, como muchas chicas de los alrededores que tienen todo lo que quieren pero su esposo es un patán con toda la extensión de la palabra, pero podrían aparentar ser felices o no. Yo simplemente quería llevar la fiesta en paz con quien fuese mi esposo, y por supuesto ser muy feliz.

No quiero decir que me conformo solo con eso, pero en estas épocas de guerra, poder, y traición es lo único que uno puede aspirar. Por supuesto que yo prefería casarme por amor y con la persona que yo elija, pero la vida nos puede poner jugas muy pesadas y no podemos hacer nada mas que jugarlas y correr el riesgo.

Yo tenía muchos planes antes de casarme, conocer el mundo, viajar de lugar en lugar, estudiar alguna carrera, y casarme ya con unos añitos encima por supuesto por amor y con el hombre ideal que yo elija, pero eso no es lo correcto para una damita de mi clase, y mucho menos en mi posición. Pero nunca dejaría de soñar y mucho menos perder la esperanza.

Mi historia comienza así:

La guerra ya cumpliría 5 años desde que inicio, y el rey del país vecino y por desgracia mi padre, eran dos hombres con un orgullo muy grande y nunca se pondrían de acuerdo para llegar a una solución. Pero nunca sucedería eso, hasta que alguno de ellos cediera y poder parar la guerra. Como ninguno de los dos reyes podría ceder, se les ocurrió la grandiosa idea de que ambos tendrían que poner de su parte y por su puesto algo tendrían perder. Y porque no, sus dos hijos más deseados están disponibles para contraer matrimonio y así concretar una tregua entre ellos y entre los dos países vecinos, sin mencionar un sin fin de ventajas más que llevaría este matrimonio, como expender su territorio de reinado.

Yo soy la tercera hija de mi padre y la única que quedaba disponible para mi mala suerte, creo que la suerte de las hijas de un rey tienen su alto costo. Mi hermana mayor Margaret se caso por decreto del rey, mi padre, debido a una deuda que tenía desde tiempos remotos con un rey del continente europeo, que para su mala suerte, el rey murió al año y medio después del casamiento. Margaret dice que es feliz, nada le hace falta y que su esposo ahora rey, tiene tanto trabajo que casi no lo ve o que se pasa de viaje por todos los países europeos haciendo negocios de importación.

 Mi padre no podía con el remordimiento de conciencia, cuando entrego a su hija mayor a manos de ese hombre con el fin de saldar su cuenta, y solo decía que ese era el deber de una princesa de un reinado tan valioso como el de nosotros, pero nosotras no terminaríamos así, como Margaret. . Días después mi padre parecía que había olvidado todo lo ocurrido porque estaba feliz como una lombriz, después de saber que el reino se había salvado de toda deuda.

Entre el Amor y el OdioWhere stories live. Discover now