13.Capítulo

7 1 0
                                    

- Creo que debería de haber traído unas fresas de postre.

- Na tranquila que yo creo que con lo que tenemos nos sobra.

- Bueno si tú lo dices...

Era una tarde después de clase de un martes. Donde había un clima de verano el cielo estaba completamente despejado y la hierba estaba llena de margaritas. Demian me había traído de picnic a este lugar tan bonito. Diciéndome que me pusiese guapa para venir cosa que el también imitó.

Elegí mi mejor vestido que realzaba un poco mis pechos y mi trasero pero todo muy casual. Por su parte el vestía una camisa de botones con unos pantalones vaqueros considerablemente rotos, y bueno, el calzado tampoco decía mucho. Unas deportivas sencillas que a diferencia de mis sandalias eran más monocromáticas.

- ¿Que opinas de este lugar? A mi me parece muy bonito y tranquilo no suele pasar mucha gente por estos alrededores así que estaremos más relajados. —Me dijo sonriendo mostrando sus alineados dientes que a diferencia de mí lucían más blancos.

- ¡Opino igual es precioso!

- Sabía que te gustaría, bueno pues yo creo que ya deberíamos ir sacando la comida.

Y así fuimos sacando de la cestita de mimbre toda la comida que él había traído, que por cierto, no era poca.

Al fin después de sacar todo comenzamos a comer.

- ¿Oye por que el otro día te fuiste pitando cuando te llamaron al teléfono?

- No era nada importante, tan solo me habían llamado mis colegas por que se me había olvidado que a esa hora había quedado con ellos. Entonces Pablo me llamó para recordármelo. Y ya de paso para contarme algo de no se que de su perro. No lo se tampoco le presté mucha atención si te soy sincero.

- A bueno. —No supe que decir.— Decía por qué me preocupé, no entendía el por que te fuiste corriendo como si te persiguiesen los maderos.

Otra vez le hizo gracia mi comentario y comenzó a echar carcajadas y como siempre yo me quedaba con cara de tonta por no entender el por qué de su risa.

- ¿Y ahora de que te ríes?

- Es que me hacen gracia esos chistes que parece que te salen del alma

- ¿Del alma de que?

- Nada anda mejor déjalo que eres un poquito cortita para entenderlo.

Sabía que le fascinaba meterse conmigo yo creo que ese era su pasatiempo favorito, a, y reírse de todo lo que decía o hacía también. Pero a la vez eso solo ocasionaba que me fuese enamorando cada vez más de él.

En fin, omitiendo eso estuvimos hablando sobre los hobbys que teníamos en común como por ejemplo comer pizza. Bueno en realidad eso no era un hobbys es una coincidencia. En fin ya me entendéis.

Pasamos así riéndonos y charlando hasta que los dos estuvimos ya llenisimos de tanto comer y él decidió cambiar de tema. Cosa que me hizo sospechar que ya lo tenía planeado por que le empecé a sentir muy nervioso.

- Oye Le-Lewa... —Realmente le había cambiado el tono de voz drásticamente y como resultado solo se escuchaba una avergonzada vocecita intentando hablar sin trabarse.

ᴇsᴏ ᴇs ᴏᴛʀᴀ ᴄᴏsᴀ ǫᴜᴇ ᴍᴇ ᴇɴᴄᴀɴᴛᴀ ᴅᴇ ᴛɪ́, ᴇsᴛᴀs ᴍᴜʏ ᴍᴏɴᴏ ᴄᴜᴀɴᴅᴏ ᴛᴇ ᴘᴏɴᴇs ᴀsɪ́. Mɪ ᴅɪᴀʙʟɪᴛᴏ ᴀᴢᴜʟ.

Otra vez había cobrado vida ese absurdo mote que de la nada se me ocurrió que nunca me había atrevido a llamarle. Por miedo a que se volviese a reír de mí y yo otra vez quedarme con la cara de 《deja de reírte de mi o te caerá otro guantazo. 》
Y él se reiría y volvería a pasar exactamente lo mismo hasta que se convitiera en un círculo vicioso sin fin.

El hombre del que YO me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora