Es perfecto.

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Matthew quedó absorto, paralizado. Los ojos azul de Jin le miraban de forma intensa haciendo que se sonrojara.
El rostro de ese hombre se percibía suave, con una tez impecable, nariz respingada y unos labios asimétricos pero muy apetecibles.
Raynor pudo notar una cicatriz por su frente y ni así mermaba su belleza; Jin era espectacular en pocas palabras.

<Él es perfecto>

—¿Qué tanto estás mirando?—preguntó Jin algo molesto—¿No te fue suficiente todo lo que me observaste desde las alturas?

Jin presionó más los lentes de Matthew con su zapato hasta hacerlos añicos y eso provocó que el castaño saliera del trance.

—Buenas tardes...

—Te pregunté qué tanto me miras, no te pedí el saludo.

—Lo siento...

Matthew quiso decir otra cosa pero de un jalón por su camisa lo hicieron incorporarse para impactarlo por la pared.

—¿Qué hacemos con él?—preguntó Seongchi

—Revísalo por si trae un arma.

Le dieron la vuelta a Matthew para hacerle revisión corporal pero no hallaron nada.

—Esta limpio jefe.—aseguró Yoonbal

Jin recogió los lentes hechos trizas y los colocó en la bolsa de la camisa de Matthew.

—¿Quien eres? ¿Y quien te mando a espiarme?

—Usted está equivocado. No sé de qué me habla.—afirmó Matthew

Jin hizo una seña, Matthew vio a los hombres desaparecer y a los pocos minutos se oía mucho ruido por su departamento. Las escasas personas que vivían por los edificios de alrededor salieron alarmados y Raynor vió una bolsa de su preciada arcilla caer por la ventana.

—¿Ya me vas a decir quien eres?—Jin se acercó al rostro de Matthew.

El verde y azul de sus ojos se conectaron provocando que el joven escultor jadeara de la impresión que ese hombre le producía. Era hermoso en su totalidad.

—¡Jefe!—gritó Yoonbal —aquí hay una credencial y dice que es un estudiante de la Universidad de artes de Corea.
Su nombre es Matthew Raynor.

—Con que el estudiante Matthew también es un acosador.— Jin se acercó tanto que ambos podían sentir sus respiraciones—¿Te gusta lo que estás mirando en este momento?

—Sí

La respuesta afirmativa descolocó a Jin, en los ojos verdes de Matthew no se percibía ninguna mentira y lo único que pudo hacer es mirarlo de pies a cabeza.

Matthew volvió a sonrojarse y se disculpó

—Lo siento, no estoy acostumbrado a tener vecinos y salí a observar, disculpe si lo incomodé con mis acciones.

Era la primera vez que Matthew estaba de fisgón desde su ventana ya que no le gustaba tratar a la demás gente y terminó encontrando a un bello hombre que le miraba con desprecio.

Jin se alejó de él y sonrió con astucia. Una sonrisa de un lobo frente a una tierna pero grande oveja.

—¡Jefe! ¿esto va en el primer o segundo piso?—gritó uno de los empleados llevando una enorme caja.

Jin vaciló por segundos en responder, pareciera que quería continuar observando a Matthew y olvidarse de la mudanza de todas esas cosas.

—Llévalo al 2 piso y no quiero más incidentes, y con respecto a ti...Nos veremos después Matthew—dijo Jin y dió la vuelta.

Matthew lo vió alejarse y de forma torpe recogió su bolsita de arcilla, los subordinados bajaron del edificio y pasaron a su lado como si nada hubiera ocurrido. Vió al bello hombre subir a su lujoso auto y el corazón de Raynor latió con fuerza.

[...]
Una hora después Jin manejaba su auto sin poder quitarse de la mente a la belleza de cuatro ojos llamada Matthew. Tener un vecino sexy, joven y corpulento era algo que no tenía contemplado cuando compró ese viejo edificio.
Jin ganó fortuna en el sector inmobiliario, transformando edificio viejos en oficinas y departamentos nuevos, era uno de los promotores con más éxito dentro de la ciudad. Y también de los más odiados por la competencia, Jin apostaba por edificios y locaciones que los demás descartaban y los embellecía.

El semáforo cambió a rojo y se detuvo para pensar en los lentes de Matthew.
—¿Debería reponérselos? Ese mocoso se ve muy necesitado. Además sería un buen gesto de nuevo vecino.

Jin comenzó a reír, gastar dinero en reponer unos lentes sería como quitarle un pelo a su enorme gato llamado fortuna.

Su emoción se esfumó al darse cuenta que estaba pensando de forma amigable con Matthew y eso jamás ocurría, para Jin no había ningún hombre o mujer que valiera la pena. Solo para noches de diversión y sexo.

—Aunque por otro lado, tener algo de acción con Matthew no estaría mal.—Jin sonrió más animado y aceleró el auto para llegar a su compañía.

[...]
Matthew se dirigió a su pequeña cocina para preparar un poco de té en lo que intentaba subir fotos de su trabajo a internet. Estos días si que fueron extraños después de ver al adonis de CheungWoo por su ventana.
No conocía su nombre pero con saber sus apellidos bastaba para investigar.

¿Hace cuanto que no interactuaba tanto con otro humano así como con Cheung Woo? Muchos años.

El escultor suspiró y fue a asomarse al segundo piso del "vecino". Había estado pendiente estos días de Jin pero no lo volvió a ver después de esta tarde.
Sus empleados seguían trabajando con esmero por el edificio pero de él ni sus luces.
Matthew regresó a la portátil para avisar a su cliente que el fin de semana le haría llegar el busto que elaboró y que lo disculpara por la demora.

—De verdad hubo problemas con la arcilla y luego dos sujetos me empujaron contra una pared para revisarme mientras un hombre muy guapo se burlaba de mi. Y por cierto, estaré sin anteojos hasta final de mes.

Matthew cerró los ojos recordando el fino rostro de Jin y sus mejillas se pusieron coloradas. Aceptar que le gustó su cuerpo y rostro de ensueño era lo más alocado que había hecho durante estos años. Respiró profundo y abrió el navegador para teclear el apellido de ese hombre ya que la curiosidad por saber más de él era inminente.

El ruido tras la puerta le hizo brincar un poco y fue a abrir.
Matthew sintió que comenzaba a transpirar al ver a Cheung Woo frente a él vestido en un elegante traje de color negro.

—Hola Matthew

Con solo una mirada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora