¿El nuevo vecino?

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Matthew Raynor miró con preocupación la arcilla que tenía en su estudio, la luz del sol le daba directo a las cientos de bolsas que tenía en el piso provocando que estas ya estuvieran algo secas e inservibles para moldear.

—No, no puede ser.
A toda velocidad cambió las bolsas a otra parte de su estudio y se asomó por la ventana comprobando que el acrílico que colocó días atrás, ya no estaba por su techo.
—Maldición.
Por lo menos el aire le dió directo a la cara y Matthew suspiró, el calor infernal de Julio ya lo tenía fastidiado y para colmo no podía pagar el aire acondicionado porque su cuenta estaba en números rojos.

Su empleo de medio tiempo en la cafetería a penas si cubría los gastos y para pedir un servicio de reparación tendría que esperar su próximo cheque que llegaba la semana entrante ó bien, pedirle prestado algo de dinero a la señora Wang.
La segunda opción no era una buena idea y decidió que gozar del calor de 30 grados por unas semanas más no le haría daño.

Limpió sus lentes que se empañaron por el calor y regresó a las bolsas de arcilla pensando en cómo podría arreglarlas.
Se tumbó por el piso examinando cada bolsa y escuchó el golpe de un sonido metálico afuera del edificio.

Intentó ignorarlo y seguir viendo su arcilla, esta semana tenía que entregar un pequeño busto para un cliente que lo contactó por internet porque de entregarlo a tiempo, le pagarían medio millón de won con los que cubriría el pago del alquiler y comprar una buena despensa.
De nuevo se escucharon golpes afuera y Matthew se secó el sudor de la frente, tuvo el pensamiento de cerrar las ventanas para no seguir escuchando esos sonidos que le distraían de su labor pero de hacerlo su estudio se convertiría en un horno de ladrillo y pintura desgastada.

Los sonidos continuaron y voces se sumaron al escándalo de la calle. Dejó la arcilla y se asomó de nuevo por la ventana. Matthew vivía en el último piso de un edificio de 4 pisos.
Cerca de una fábrica de aceros recién renovada pero que fue construida durante los inicios del siglo xx.
Había muchas construcciones desgastadas alrededor y que estaban en proceso de reforma.

Matthew miró hacia abajo encontrando un camión de mudanzas, un hombre calvo bajo del  vehículo sosteniendo una rampa de metal.
De seguro sería su nuevo vecino del edificio de enfrente que ya había sido remodelado en su totalidad.

El calvo entró al primer piso que desde lejos se notaba que era muy lujoso, eran como 10 departamento juntos para una familia rica o una pareja con mucho dinero también.
Más hombres de mudanza y servicios llegaron en otra camioneta y los vió cargando lo que una manta. A los 15 minutos vió como un enorme espectacular con el nombre de Cheong Woo Co.

—Ese debe ser el nombre del dueño.

Matthew continuó viendo por la calle sin que nadie se diera cuenta de su presencia y no le molestaba.
Al escultor le gustaba pasar desapercibido, así había sido durante los últimos años en los cuales, aprendió a vivir solo después de estar en un orfanato por 10 años, lejos del cariño y cuidado de una madre o familia.

El ruido de un lujoso Maserati estacionándose por la entrada le hizo mirar con toda su atención. Un hombre ataviado en traje azul marino salió del auto de forma elegante;
Matthew sintió un extraño cosquilleo en su estómago cuando vió al hombre rico pasarse la mano por el abundante cabello negro mientras atendía una llamada telefónica; no podía ver bien su rostro pero la piel completamente blanca le hizo abrir más los ojos. Era un hecho que los coreanos cuidaban mucho su piel del sol pero ese hombre relucía como verdadera porcelana.

Miró su abdomen plano que se marcaba por debajo de su ceñida camisa, estaba seguro que sus abdominales eran increíbles. El escultor pasó un poco de saliva al ver a un hombre muy atractivo.
Matthew veía la belleza de cualquier persona no importando su sexo, era parte de ser escultor y artista poder apreciar hasta el más mínimo detalle de las formas humanas.
Raynor sintió más calor del que ya tenía y continuó viendo al hombre que en ningún momento se había dado cuenta de que lo observaba desde las alturas ó al menos eso creía.
Lo miró dando órdenes a los empleados que se movían de aquí para allá, hasta el calvo cuando salió le hizo una reverencia al hombre.

Tras unos cuantos minutos de estarlo observando, el hombre se quitó el saco y comenzó a mover cajas junto a sus empleados.
Matthew se sorprendió de ver al atractivo jefe trabajar junto a sus subordinados, la mayoría solo daba órdenes dejando a los empleados hacer el trabajo pesado. Eso lo dejó más anonadado y continuó viendo la hermosa figura humana que se movía con soltura por todo el lugar.

Los empleados intentaron subir un costoso sofá al tercer piso por medio de una pequeña grúa y una de las cuerdas se rompió.

—¡CUIDADO!— gritó Matthew de ver al dueño muy cerca del mueble, extendió la mano y sus lentes cayeron desde el cuarto piso por la inercia.

Jin escuchó el grito y volteó hacia arriba, su subordinado le empujó para evitar el accidente pero por fortuna la otra cuerda resistió el peso.

—¡¿Quien fue el idiota que usó esa cuerda tan delgada?!— gritó Jin muy encabronado al trío de hombres que subían el sofá.

—¡Lo sentimos mucho señor CheongWoo!

—¡Ese sofá será descontado de su sueldo si lo estropean!

—¡No volverá a suceder señor!

—¿Está bien jefe?—preguntó él subordinado calvo.

—Lo estoy Yoonbal—contestó Jin mirando hacia la ventana de su nuevo acosador.

Matthew bajó de prisa creyendo que el hombre guapo sufrió algún tipo de lesión. Al estar en planta baja miró por todos lados intentando hallarlo pero no lo encontró.

Lo que sí vió fueron sus lentes tirados cerca de la pared e hizo un gesto de preocupación, por mucho que fueran solo un adorno para su rostro no pensaba deshacerse de ellos por el momento.

Caminó hasta querer recogerlos y cuando extendió la mano un lujoso calzado se lo impidió.
Matthew miró el zapato presionar un poco sus lentes y de forma lenta alzó la vista recorriendo las pantorrillas y piernas bien contorneadas.
Miró ese firme torso y el cuello perfecto hasta dar con la cara de quien lo observaba sin parpadear.

El escultor quedó atónito al ver el rostro más exquisito que jamás haya visto en toda su vida.
Matthew quedó estupefacto al mirar el bello rostro de Jin Cheong Woo.








No sé si alguien lea esto, pero no pude evitar las ganas de escribir un fic de esta pareja. Matthew y Jin son unos papuchos tan ardientes.😍

😍

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