Capítulo 5.2

140 34 4
                                    


PV Arthit.

Cuando Kong se fue, me dejé caer en mi silla y llamé a recepción para que me diera un descanso de media hora. No podía seguir.

Me levanté y fui hasta el baño. Me encerré y recordé todo lo que había sucedido momentos atrás. Noté como las ardientes lágrimas luchaban por salir, pero me esforcé y luché para que no fuera así.

Me miré en el espejo y la imagen de Kong llorando sin consuelo venía a mi cabeza una y otra vez. Se me partía el corazón verlo de ese modo. Cuando pasados diez minutos me serené un poco, me lavé la cara y puse rumbo a mi consulta.

Pasé la mañana con más pena que gloria, pero me las apañé hasta que llegó la hora de comer. Salí dando gracias al cielo, por el momento de paz. Pero cuando volvía de comer, al entrar en mi consulta una voz me asustó.

- Das miedo. Asustarás a los pacientes y se irán porque no querrán visitarse con nosotros – Pha me miraba apoyado en mi mesa. Corrí hacia él y me tiré a sus brazos llorando sin consuelo. No dijo nada, simplemente me acarició el pelo.

- Quiero darme por vencido esta vez, Pha. Ya no quiero sufrir más. Aunque se peleen y Kong venga solo en un momento tan importante, no puedo ser yo quien le reconforte o consuele. No puedo más. Me duele demasiado el corazón.

- Arthit – me abrazó más fuerte. – Lo siento, sabes que soy muy malo dando consejos.

- He hecho algo imprudente. Le he dicho que si tiene algún problema que no dude en llamarme y le he dado un beso en la mejilla.

- ¡ARTHIT! Es un paciente...

- No... en ese momento era una persona que necesitaba un abrazo, era alguien que necesitaba amor. Verle allí solo, en la sala de espera especial, sin nadie acompañándole... y cuando le he quitado los parches... mientras lágrimas empezaban a caer después de haberlas aguantado durante días...

- ...

- Si solo supiera que estoy aquí, si tan solo supiera que yo le am... - Noté los brazos de mi amigo rodearme con fuerza de nuevo. - Por cierto, ¿qué haces aquí?

- Venía a invitarte a cenar, pero dado tu estado supongo que tendré que invitarte a beber. Pero tú pagas la cena.

- Está bien, necesito salir y distraerme.

- Por fin, tu trasero está en el mercado – Pha me sonrió.

- No he dicho eso... - murmuré para mí poniendo un puchero. – Tengo solo dos consultas más, ¿te esperas aquí? – Asintió sonriendo por el cambio de tema.

Notaba los ojos de Pha mirarme al trabajar. Sabía que a él le atraía y también sabía por qué nunca había hecho un movimiento hacia mí. Primero, porque rompería nuestra amistad ya que esa era su regla, si teníamos sexo, adiós amistad. Segundo porque yo quería algo estable y él sexo de una noche y tercero él sabía no era mi tipo.

Cuando acabé, cogí mi cartera, mi móvil, las llaves y nos fuimos hacia la salida, no sin antes desviar las llamadas a mi móvil, por si acaso había alguna urgencia.

*

Llegamos al restaurante y como era costumbre, este hombre pidió cada plato de la carta. Como me descuidara, iba a dejarme sin dinero, pero cuando acabamos de comer, Pha pagó la cuenta, alegando que él había comido todos los platos mientras que yo, solo había jugado con la comida.

Le sonreí. Sabía que en el fondo era un buen amigo y nunca me dejaría solo.

Cuando entramos en el pub, buscó un sitio para sentarse, yo me acerqué a la barra para pedir un par de copas. Un chico se sentó a mi lado.

- ¿Solo? – Preguntó curioso mientras me miraba el trasero. No le contesté, giré mi cabeza señalando a Pha. – Es una pena, realmente eres un bombón.

Sonreí y con las copas en la mano me fui. No estaba para aguantar gilipolleces, si realmente quería ligar, iba a enseñarle. Dejé las copas con Pha, que me miró extrañado.

- ¿Dónde vas? – Simplemente le sonreí. Me sonrió de vuelta negando con la cabeza.

Dejándole de nuevo solo, me acerqué al chico que poco a poco se estaba levantando. Me miró y me acerqué a su oído.

- Si crees que soy un bombón, porque no me comes antes de que me derrita... - le lamí la oreja.

Me cogió por la cintura y juntó sus labios con los míos. Se movía con rapidez y me quejé cuando sus dientes me mordieron el labio inferior. Se separó y me miró buscando mi aprobación. Me cogió de la mano y me guio hasta el baño.

Nos metió en un cubículo y me apoyó gentilmente contra la pared.

- Me gustas mucho... - susurró volviendo a besarme. Su cuerpo estaba contra el mío, cerré los ojos y le dejé hacer.

Su mano se deslizaba por mi camisa y de repente la noté masajeando mi entrepierna. Él se encontraba frente a mí, mirándome y llorando. Me llamaba. No podía... No puedo...

- Para por favor... No puedo seguir...

- ¿Qué? – el tipo me miró con cara extraña. – Joder, decídete de una puta vez, pero no vayas calentando así a la gente o acabarás mal...

El tipo, furioso, abrió la puerta y se fue. Cinco minutos después, Pha entraba cojeando mientras me miraba como estaba sentado en el suelo. Después de eso nos fuimos a mi casa.

*

Pha dormía en el sofá que tenía a mi espalda mientras revisaba, modificaba y corregía los textos de sus papeles. Tenía toda la mesa esparcida con una gran cantidad, y es que, Pha, daría una conferencia que en el campus de la universidad. Habíamos quedado que como yo no podría ir, le ayudaría a preparar el texto y él a cambio, me incluía en el estudio.

Tan enfrascado estaba en mi labor, que apenas oí el teléfono sonar.

- Hola, habla con el Dr. Rojanapat...

- ¿Doctor? ¡Qué alegría! Soy yo, Kongpob Suttilak... - que efusividad tiene la persona con la que no quiero hablar, ¿dónde estaba toda la tristeza de esa mañana?

- ¿Cómo estás Kong? – hice todo lo posible para que mi voz no sonara triste, espero haberlo conseguido.

- Súper bien, ya puedo ver mejor. Gracias doctor, realmente gracias. Pero a lo que iba, llamo para coger fecha para la tomografía.

- ¿Ya sabes el día?

- Si, el martes nos viene bien. El martes por la tarde, ¿a las cuatro?

- Perfecto, te apunto. – Pha cogió un bolígrafo y en un trozo de papel dijo que estaría allí conmigo. – Alguien estará ahí, quiere verte.

- ¿Quién es?

- El martes lo sabrás. Tengo que colgar Kong, tengo mucho trabajo. Nos vemos el martes.

- Claro, adiós.

Noté su voz un poco decepcionada. Espera... ¿Decepcionada? Acaso quería hablar conmigo... Supongo que el día de ayer, fue un tanto difícil para los dos. Tan adorable... Mi Kong... ¿Mi Kong? Sacudí la cabeza para alejar esos pensamientos.

- Tranquilo Arthit, el martes voy a estar contigo.

- Gracias Pha.

La luz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora