Capítulo 8

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PV Kongpob.

Ohm no dijo nada durante todo el camino a casa, pero la tormenta se desató al llegar. Ni me dio tiempo a cerrar la puerta.

- ¿Qué coño ha sido eso, Kong?

- ¿Qué ha sido el qué? – le miré haciéndome el desentendido.

- Kong... ¿me estás ocultando algo?

- No, por supuesto que no...

- Pues, ¿me puedes explicar que ha sido eso que he visto esta tarde?

- No sé a qué te refieres.

¿Cómo iba a explicarle que empezaba a sentirme atraído hacia el doctor? Como iba a explicarle que, a veces mi mente volaba con ser acariciado por sus manos y necesitaba probar esos labios. ¿Cómo iba a explicarle que ayer había hablado con él? Y lo peor de todo, ¿cómo le diría la decisión que había tomado?

- Kong, no soy tonto... Sé que hay algo entre vosotros que no me estás contando. Estoy esperando tu respuesta.

- No hay nada, de verdad. Solamente encuentro que es un tipo agradable y quiere simplemente ser mi amigo.

- ¿Amigo? Y una mierda. Ese tío es gay y quiere tenerte entre sus piernas gimiendo tu nombre. ¡Joder! Toda su cara grita cuando te ve diciendo: "Fóllame".

- Eso no es verdad. - ¿Tiene razón Ohm? – Simplemente le gusta mi compañía y yo le encuentro agradable. Nunca he tenido a un amigo aparte de ti. ¿Qué hay de malo en eso?

- ¿Te gusta? – noté su mirada fijamente en mí.

- No.

- ¿Seguro?

- Ohm, por favor... No empieces de nuevo.

- ¿Seguro? – repitió. No le contesté. – Está bien, iré a darme una ducha y después me iré a dormir. No tengo hambre, puedes hacerte lo que quieras para cenar.

Me senté en el sofá esperando a que saliera del baño. Mi mente no pensaba en otra cosa más que en las palabras de Ohm. ¿Realmente el doctor quería verme entre sus piernas? Me sonrojé al pensar en ello.

Alto.

Acabo de discutir con mi pareja sobre un posible tercero, y yo estoy realmente emocionado de que sea cierto. Por favor, ¿qué me pasa? ¿Será que tiene razón y me está empezando a gustar el doctor? Gustar no lo sé, pero que me atrae, sí y mucho.

Repasaba toda la conversación con Ohm, cada maldita palabra y cuando había analizado cada palabra, llegué a una rápida conclusión.

¿Cómo sabía Ohm que el doctor era gay?

Es cierto que el doctor, da muchas señales de que lo es, pero nunca ha hablado de su vida amorosa, no como el doctor Pha, que a veces, nos contaba sus líos de faldas o pantalones. Me alegré infinitamente que mis ojos ya se hubieran recuperado y entré en nuestra habitación. Ohm estaba tumbado en la cama, dando la espalda a la puerta mientras abrazaba mi almohada.

- Ohm – mi tono de voz sonó firme. – Déjame preguntarte algo.

No se movió, ni siquiera me contestó, sabía que eso me molestaba mucho, así que por primera vez, le grité.

- ¡MALDITA SEA, OHM, HE DICHO QUE ME MIRES! – Se dio la vuelta poco a poco y me miró con ojos tristes y un poco llorosos.

- ¿Qué quieres? ¿Vas a decirme que me dejas y que te vas con el imbécil del doctor? Porque si es así no quiero escucharte... ¡Vete!

- No montes un drama. Solo he venido para hacerte una pregunta. – Mi cara seria y mis cejas fruncidas le asustaron. - ¿Tú como sabes que el doctor es gay?

Su cara de sorpresa me dijo que se había metido en un problema.

- Bueno... verás... No es nada...

- Está bien, entonces, le preguntaré si os conocéis de antes.

- ¡NO! – el grito me asustó. Y le miré confuso. – Verás, hace tiempo durante una fiesta, con los amigos de la universidad, fuimos al bar de siempre a tomar unas copas. Fui al baño un momento y allí me lo encontré. Salía de un cubículo, pasándose la manga de la camisa por su boca y la mano por el pelo a modo de peinarse. Al verme, me guiñó un ojo sonriente, dándome a entender lo que acababa de hacer. Salí del baño corriendo y después de eso, me fui a casa. Quería estar entre tus brazos después de ver eso.

- ¿Por eso siempre has sido tan reticente al verle?

- ¡Claro! - ¿Su voz vaciló?

- ¿Y por qué no me lo habías dicho antes? – pregunté ahora curioso. – Ni que te hubiera tirado los tejos...

- ...

Por primera vez me di cuenta que me estaba mintiendo. El doctor, no daba la sensación de querer ligar con Ohm, ni siquiera lo miraba cuando estaba delante de él. Y las pocas veces que le ha mirado, es como si quisiera matarlo. No le dije nada abrazándole, haciendo ver que le creía.

- Tengo una idea – dije. Él me miró. - ¿Por qué no salimos los dos a divertirnos este fin de semana?

- ¿No estás enfadado? – Negué con la cabeza y le sonreí. No podía darle a entender que no le creía.

Mañana cuando Ohm se fuera a trabajar, confirmaría la otra parte de la historia.

*

Cuando por la mañana Ohm se fue, me levanté de la cama y fui al baño. Rápidamente hice pipí, me duché, me lavé los dientes, me curé los ojos y me vestí. Salí corriendo del baño para coger el teléfono y llamar a la clínica. Me sorprendí cuando Nanong me dijo que Arthit solo iba por las tardes y que no tenía ningún hueco para hacerme hasta dentro de tres días.

Maldecí en todos los idiomas que conocía a mi mala suerte y sin poder hacer más, me levanté y salí a la calle.

De muy mal humor, me encontré con que mis pies, estaban delante del banco. Entré y pedí hablar con el director. Ya que estaba allí, preguntaría cómo hacer para volver a tener el control de mi dinero.

Mi frustración aumentó cuando me dijo que tenía que llevar el consentimiento de Ohm firmado. Así que con los papeles en mano, puse rumbo de nuevo a casa. Sin darme cuenta, ya era hora de que me curara de nuevo.

La luz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora