Capítulo 18.2

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PV Arthit.

Se removió en mis brazos y se separó, se levantó y me miró.

- Necesito curarme, ya es la hora.

- Está bien – le miré y le di una palmada en el trasero. Me miró y me sonrió.

Cuando entró en el baño, suspiré. Pha me miró.

- Creo que necesito una cerveza – dije, me levanté y me dirigí a la cocina.

- Y yo necesito otra para digerir esto. ¿Puedes traer otra para mí? Esto es demasiado. ¡Joder!

Al entrar, me horroricé al ver el desastre que había organizado Pha para sacar solo un vaso del armario. Con un poco de pereza, recogí todo. Por último, abrí la nevera y cogí la lata.

La abrí y le di un largo sorbo. El fresco líquido me recorrió la boca y el cuello. Nunca me había sabido tan bien una cerveza. Me apoyé un momento al lado del fregadero, pensando en todo lo que había dicho Kong mientras degustaba el frío líquido.

- Arthit, ven – la voz de Pha me llegó tensa.

Me moví, empezando a caminar dejando la lata dentro del fregadero. Cuando llegué al salón Kong empezó a gritar.

- ¡ARTHIT! AYÚDAME, AYÚDAME... AYÚDAME POR FAVOR... NO QUIERO VER NEGRO OTRA VEZ... NO ME GUSTA EL NEGRO... TENGO MIEDO... Por favor... Pon color otra vez...

Se llevó las manos a la cara mientras se hacía un ovillo en el rincón del sofá. Vi como empezaba a balancearse hacia delante y hacia atrás. Cuando reaccioné corrí y me senté delante de él.

Puse mi brazo alrededor de los hombros. Se lanzó a mis brazos mientras notaba sus manos recorrer frenéticas mi espalda hasta que finalmente se cogieron con fuerza a mi camisa. Notaba mi camisa mojándose por sus lágrimas. ¿Tanto las había contenido que ahora no paraba de llorar?

Empecé a acariciarle la espalda y el pelo a la vez. Quería tranquilizarle, quería que supiera que estaba aquí, que me tenía a su lado. Bastante tiempo después, estaba más calmado, hipando y sollozando entre mis brazos, sin soltar mi camisa.

Sus sollozos se clavaron en mi alma, nunca dejaría de escucharlos. Miré a Pha, él miraba por la puerta del balcón. Me centré de nuevo en Kong. Le separé levemente y vi como sus ojos, estaban perdidos en la nada de nuevo intentando mirarme.

Junté mi frente con la suya.

- Estoy aquí, justo delante de ti. Mírame, - exigí. No me importó que no pudiera verme o me viera muy poco, quería que supiera que estaba allí. Movió sus ojos hasta clavarse en los míos. – Exacto, este es mi chico. Aquí estoy. – Sus manos se posaron en mi cara. No las quité, simplemente se las cogí. – Siempre, me oyes, siempre.

El timbre de la puerta nos interrumpió justo cuando iba a besarle. Pha me miraba sonriente.

Le alejé levemente susurrándole que ahora volvía. Miré a Pha que no había dejado de sonreír. Me sonrojé levemente.

- Déjame... - susurré bajito mientas le miraba.

Salí del comedor y me dirigí a la entrada. Abrí la puerta y me sorprendí.

- ¿Qué haces aquí? – le dije frunciendo el ceño. Ohm estaba delante de mí, más fresco que una lechuga.

- He venido a ver a Kong – su voz prepotente resonó por todo el pasillo.

- No quiere verte, vete.

- No ve voy a ir, hasta que le pueda ver. Tengo que decirle muchas cosas, Tengo que explicarle muchas cosas.

La luz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora