Capítulo 16.2

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PV Arthit.

Todos nos dirigimos al garaje. El papá de Kong insistió en que fuéramos en el suyo. El viaje hasta la clínica fue un poco incómodo. Kong, que iba sentado en la parte trasera junto a su mamá, no hablaba. Yo iba delante, junto con su papá que recibía mis indicaciones para llegar.

Aparcamos en el descampado y caminamos cinco minutos para llegar al edificio. No me sorprendió no encontrarme la puerta cerrada con llave. Pha ya había llegado.

- Arthit, por fin – se acercó con la bata puesta. – No sabía cuándo vendríais, así que ya he preparado todo.

- Pha, te presento a los padres de Kong. Señores Suttilak, él es el doctor Pha – les dije mientras le señalaba.

- Es un placer – dijo inclinando la cabeza. – Kong, es tu turno...

Estuvimos mareando a Kong por toda la consulta. Haciéndole levantar y volviéndole a sentar. Incluso repetimos alguna prueba, pero todo llevaba al mismo resultado.

Salí para informar a los padres de Kong, les expliqué que no eran buenas noticias y que para acabarlo de confirmar, le haríamos la tomografía. Con ella sabríamos si era cierto o no.

Cuando la prueba acabó, llevé a Kong con sus padres, le miré y me fui enfadado. Al entrar en la consulta, Pha me miró fijamente.

- Kong esconde algo – me dijo.

- Lo sé, y creo saber que es – dije enfadado pensando en la sanguijuela.

- Kong nos ha estado ocultando que ha estado perdiendo visión. – La voz de Pha sonó más enfadada que la mía.

- ¿Qué? No, Kong no es capaz de hacer eso. Todo debe tener una explicación.

- ¿Cómo explicas entonces los resultados? – le miré con las pruebas en la mano. Entonces caí y mirando a Pha le expliqué.

- Ayer, todo empezó ayer. Kong ha estado triste y ha llorado bastante, lo que ha provocado que su tensión suba. – Pha asintió. – Ayer, al salir de casa llevaba las gafas de sol puestas porque le molestaba la luz. No me di cuenta de que su esclerótica estaba roja por la tensión, porque solo hacía que llorar.

- Arthit, - me interrumpió – sé por dónde vas, tú no tienes la culpa por no darte cuenta antes. Era imposible darse cuenta, Kong culpaba de su vista borrosa a todo lo que había llorado, sumado a que se había frotado los ojos sin mesura. No podía relacionarlo con esto.

- Espera, creo que voy a avisarles. Cuanto antes lo sepan mejor.

Salí de la consulta y les llamé. Me enternecí al ver a Kong apoyado en su padre. Él le acariciaba la espalda. Vi cómo le susurraba algo. Él sonrió y le dio un beso en la mejilla. Tan tierno. Luego me lo como a besos.

Entramos dentro de la consulta y Pha estaba apoyado en el escritorio con varias pruebas en la mano. Vi a su papá ayudándole a sentarse para después apoyar las manos en sus hombros. Su mamá se sentó en la silla de al lado, cogiéndole la mano.

- ¿Desde cuándo no ves bien? – la voz de Pha salió áspera.

- Bueno... Hará unos días... Rompí con Ohm y no creí que lloraría tanto, pero... pero... - me miró. Le noté nervioso como si me quisiera demostrar que a él no le dolía la marcha del imbécil.

- Kong, tranquilízate – le hablé tranquilamente. Después de seis años, es normal llorar cuando una relación se acaba y más cuando había estado tan enamorado. – Pha no quiere regañarte, solo queremos saber si la conclusión que hemos llegado es la misma a la que tú nos des.

La luz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora