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"Las gotas de agua caían delicadamente sobre las calles de Belgrano, donde las residencias solían ser famosas por haber albergado familias de la alta sociedad en sus años coloniales."

Que bello comienzo para una historia de amor. Pensó la chica que apoyaba sus manos sobre la laptop que le permitía escribir.

Sí, estaba en el barrio Belgrano y afuera llovía, pero no viviría lo que su protagonista sí. A veces tomar su ambiente cotidiano la inspiraba a escribir, pero en otras ocasiones solo la bloqueaba más.
Definitivamente, ya no era una adolescente que escribía fanfics en Wattpad. Ahora era una autora publicada, debía cumplir con fechas y peticiones, si quería que su obra prospere.

Tomó un sorbo de su café, que lamentablemente ya estaba frío, por lo que una mueca amarga se instaló en su rostro.
Dejó su computadora a un lado y se levantó de su cama, ese espacio no la inspiraba y necesitaba enviarle un capítulo a su editora antes de la semana siguiente.

Victoria Herrera, de 20 años, cargaba con una presión que jamás imaginaría, la de tener a un superior soplándole la nuca para escribir, como si fuera algo simple y sin valor que se pudiera hacer sin sentimientos o emociones.
Desde que era pequeña le gustaba escribir, su madre tenía guardadas miles de hojas de papel con relatos cortos que se acompañaban de dibujos que retrataban historias increíbles. Pero su mayor era de creación llegó en su adolescencia, cuando conoció la aplicación Wattpad.
Había dedicado muchas horas, le había costado algunas experiencias y emociones, pero Victoria a los 16 años había escrito su primer proyecto serio, su novela llamada It's raining outside.

Una bella historia, sobre un adolescente que luego de la muerte de su hermano, tiene que aprender a convivir con la lluvia constante que cae en su vida. Al principio parece imposible, pero con la ayuda de su mejor amigo, empieza a ver que el clima no siempre será el mejor, pero que si su corazón es fuerte, podrá ver el sol.
Lo que comenzó con una historia de 10 capítulos, se convirtió en una trilogía, de la cual la primera entrega recibiría propuestas para venderse en físico.
Luego de varios negocios y la firma de un contrato, Victoria lograría ser una autora publicada por la editorial Shipwell.
Estaban muy contentos con las ventas del libro, tanto, que ya estaban listos los diseños para sus secuelas.

Pero ellos estaban sedientos de más párrafos.

Fue así como se le pidió a la joven que escribiese un nuevo libro, totalmente despegado de su amada trilogía, con otro contexto, o incluso hasta si quería otro género, pero que mantuviera la esencia de Victoria Herrera en su trama.
Una tarea muy complicada cuando no se sabe sobre qué escribir exactamente.

Un ruido sordo la sacó de sus pensamientos. Era una pieza de vajilla que había caído al suelo en la cocina.
La chica fue al lugar mencionado en estado de alerta, para así relajarse al ver la figura de su gato.
Edgar la miraba con sus ojos verdes y la típica expresión de análisis que le ponía cada vez que rompía algo. Soltando un leve maullido saltó de la encimera en la que estaba, para salir corriendo hacia la habitación de la chica.

La joven negó, había roto su taza favorita. La recogió y barrió el resto de pedazos de porcelana que había en el piso, su mascota se comportaba muy rara a veces.

Se hizo un café nuevo y prendió el televisor del living, tal vez encontraría la inspiración que necesitaba en alguna serie de Netflix.
Comenzó a buscar en su lista de contenido personal, viendo series como Crash landing on you, Anne with an E, Julie and the Phantoms, entre otras. Eran series que se apegaban demasiado a su personalidad.
Y todas romances, necesitaba algo nuevo. Definitivamente buscaría algo que no sea un romance, es más, algo que tampoco sea ficción.
Buscaría algún contenido que no tenga absolutamente nada que ver con ella.

Una hora navegando. Una maldita hora leyendo títulos y sinopsis, para no encontrar absolutamente nada de su agrado.
Hasta que de repente...
-Formula 1 Drive to survive- murmuró la argentina.
Eso sí era algo de lo que no tenía idea, más allá de conocer el nombre del deporte y algún que otro piloto gracias al fanatismo de su padre, desconocía sus reglas y dinámica.
Eso sí la sacaría de su zona de confort.

Había pasado la noche y Victoria seguía sentada en el sofá, solo que ahora estaba envuelta en una manta y tenía a su gato en brazos como si fuera un bebé.
Dos temporadas de la serie habían pasado y la formula 1 la estaba atrapando por completo.
Cuando vió la hora en su smartwatch, ella habría podido jurar que eran las tres de la mañana, en lugar de las once que marcaba el reloj.
Abrió los ojos preocupada, tenía un almuerzo con su editora a las doce y no había dormido absolutamente nada.
Como pudo tomó una ducha, se maquilló para disimular sus ojeras, y se vistió para bajar al estacionamiento de su edificio. Abrió su auto y condujo lo más alerta posible hasta el restaurante donde tenía acordada la cita.

Al entrar al establecimiento, logró divisar a la elegante superiora, quien ya se encontraba en una mesa revisando su celular.
Corriendo tanto como sus tacones se lo permitían, Victoria llegó a la mesa, sentándose y dedicando una sonrisa cálida, la cuál contrastaba con la expresión sería de su adversaria.
-Buenos días, Victoria- saludó ésta de forma cortés pero arisca, dejando entrever su molestia por el retraso.
-Buenos días a vos también Paola- sostuvo la joven con su tono amistoso, no daría el brazo a torcer tan fácil.

Ambas pidieron un plato ligero para así seguir conversando sobre los detalles del nuevo libro. La editorial quería algo original, por lo que semanalmente pedían informes sobre el progreso de la confección, misma que Paola supervisaba con profesionalismo.
-¿Ya encontraste sobre qué género escribirás?- cuestionó la ejecutiva.
-Dudo que sea romance- siseó la escritora -pero estaba pensando en dotar a la historia de algo que no se suele ver-.
-Te escucho- dijo Paola, tomando un tomate cherrie y comenzando a masticarlo.
-Escribiré sobre la fórmula 1- sentenció la joven.

La editora paró de masticar por una fracción de segundo, y por un instante se pudo ver un extraño brillo en su mirada difícil de distinguir, hasta incluso para Victoria.
-Eso es inviable- respondió con franqueza luego de tragar.
-No lo es si se cuenta una historia interesante- contraatacó la castaña.
-Victoria, a nadie le interesaría leer una historia de fórmula 1- la cortó
-sin contar que es un deporte al que no se le puede enganchar una historia de amor tan fácil-.
-Creí haber dicho que no tenía pensado incluir romance en este libro- Victoria se cruzó de brazos tensa.
-Sí, pero la empresa quiere una historia que de ventas- ahora Paola empleaba un tono más imponente -si no tendrá romance, que al menos sea una aventura entretenida para el lector, no un manual sobre cómo conducir un auto-.
-Pero...- no pudo continuar su frase porque la editora ya se había levantado de su silla.
-Pero nada, Victoria- dijo tomando su billetera -Esa idea queda descartada, buscá otra mejor- y sin nada más que agregar, sacó el dinero que pagaba su parte del almuerzo, abandonado el lugar.

Definitivamente había sido una pésima lluvia de ideas.

It's raining outside | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora