La siesta que tenía programada quedó en el pasado. Victoria no pudo pegar un ojo debido a la citación que le había hecho Paola. Esperaba dos posibles respuestas a la sugerencia que estaba por hacer, aunque por la forma de ser de Paola, no veía un buen pronóstico.
Se encontraba sentada en la butaca del conductor, todavía planificando que palabras diría, intentando resaltar los beneficios de una investigación que probarían que una historia de fórmula 1 sería viable.
No pudo dilatar más la espera dado que vio el auto de su superiora estacionándose, así que con todo su coraje y dignidad, bajó de su Volvo para entrar en el café y encontrarse con su contraria.Se saludaron cortésmente, y procedieron a realizar sus respectivos pedidos, Victoria nunca había sentido tantos nervios como en ese momento.
—Cual era la propuesta de la que me querías hablar— fue al grano Paola con su típico semblante, mientras miraba a la joven fijamente a los ojos.
—Bueno, quiero insistir con la trama que te había mencionado— se lanzó Victoria a la piscina.
—No va a haber ningún libro de fórmula 1— la cortó al instante, seria.
—¿Cómo podés estar tan segura de que no va a funcionar?— contratacó.
—Porque hice años de análisis de mercado y sé qué es lo que el público...— Paola iba a seguir hablando, pero justo llegó la mesera con los cafés ordenados, por lo que tuvo que morderse la lengua.
—No voy a desacreditar tu conocimiento— se apresuró a hablar la autora, antes de que su superiora estallara -pero, mi sugerencia era hacer una investigación sobre el tema, y así tener más herramientas para decidir si es una buena o mala idea-.
Paola estaba cruzada de brazos, y mordía aún más fuerte su lengua, su adversaria no se dejaba intimidar fácil.
—Cómo pretendés llevar a cabo esa investigación?— ciseó.
—Con un viaje al extranjero—.
—No necesito explicarte por qué no es posible— ya estaba tomando su cartera para irse, cuando las palabras de la joven la interrumpieron.
—Es posible si vos presentás el proyecto—.
—No voy a hacer esa locura— dijo mientras sacaba el dinero para pagar el café que llegó a probar.
Paola no daba el brazo a torcer, y Victoria se quedaba sin recursos, tenía que actuar rápido, su oportunidad estaba por irse. Fue eso lo que provocó que arriesgara más de lo necesario.
—Entonces voy a hablar con el señor Villareal—.
Paola miró con ojos sorprendidos a la escritora, dejó su cartera en la silla en la que estaba originalmente, y trató de razonar sus recientes palabras. Esa mocosa no tenía idea de a lo que se enfrentaba.Y a la vez le recordó a la joven Paola.
Una chica de 19 años, llena de sueños e ilusiones de ser escritora. Con varios borradores de novelas estaban archivados en su carpeta, esperando por ser publicados.
Fue con esa esperanza que entró a la editorial Shipwell, que cruzó la puerta del señor Arturo Villareal, y presentó su trabajo.
"—Querida, esto es muy bueno— le sonreía el jefe —pero para publicar esto, necesito más que un borrador—"
Paola a su corta edad desconocía el proceso de publicación de un libro, y también del problema en el que se metía. Fue así como firmó un contrato engañoso, y fue incorporada como escritora registrada bajo la editorial. Pero con el pasar del tiempo ella solo era una empleada de muchos que escribía ideas ajenas y producía capítulos de manufactura.
"Libros industriales" se los llamaba internamente en la empresa. Libros hecho a base de estudio de mercado, con tramas hechas para generar dinero y escritas por aspirantes mal pagados que se limitaban a tipear en computadoras durante todo el día lo que se les ordenaba.
Paola cayó en eso, y fueron dos años de desilusión.
"—Aguanta un poco más, ya va a ser el turno de tu libro—" repetía Villareal con un habano en la boca.Y el momento llegó, pero no como la joven esperaba, su libro "Corazón estelar", había sido publicado, pero bajo el nombre de otra persona. Ese día, Paola hizo un escandaló en la oficina principal, pero lo único que le dijeron es que la editorial tenía todos los derechos sobre la historia, y que la máxima compensación que podría recibir, sería ser ascendida al puesto de editora.
A partir de ese día, Paola solo se limitó a estudiar el mercado, y supervisar los escritos nuevos que la editorial fuera a presentar. Sabía perfectamente que Victoria contaba con la ventaja de que le publicaran un libro y ella conservara los derechos. Pero ahora tenía una idea independiente, eso representaría que se salga del molde de un libro industrial, y generaría un despido para la escritora si esta la representaba como propia.
Paola lo pensó de nuevo, ella no tuvo quién la apoyara en esos años difíciles, pero ahora estaba a tiempo de que su supervisada no pasara por lo mismo.Fue así como tuvo una idea.
—Dejá— suspiró cediendo —yo lo hago, vos vas a meter la pata— mantuvo su semblante serio a pesar de tener sus emociones revueltas por los recuerdos.
—¿Tan rápido cambiaste de parecer?— preguntó confundida Victoria.
—No cuestiones más si no querés que me arrepienta— sentenció la editora.
Hablaron dos horas más, acordando que declararían el viaje como encuentro de negociación para traducir It's raining outside y comenzar las ventas en Reino Unido y Estados Unidos. La editora evaluaría la idea de la escritora en secreto, y si esta resultaba factible, sería elevada para publicarse. Aunque la joven autora no entendía muy bien el por qué del camuflaje, estaba feliz de poder demostrar que su proyecto sí valía la pena.
A su vez, Paola estaba alerta para que no se viera ningún hilo suelto.Al finalizar el encuentro, cada mujer se dirigió a su respectivo auto. La editora, ya sentada frente al volante, observaba como el vehículo de la autora se alejaba.
—En qué te metiste— se dijo a sí misma.
Encendió su Toyota y emprendió el recorrido de memoria hacía la editorial.
Al llegar al estacionamiento, fue rumbo a los ascensores que la llevarían al último piso, dónde tocaría la puerta de su jefe y se le permitiría el paso.
—Pao— saludó indiferente Arturo Villareal —¿Qué andabas haciendo por acá?—.
—Vengo a programar un viaje de negocios— contestó manteniendo su semblante inquebrantable —firma de contrato para exportar la trilogía de Victoria Herrera a países de habla anglosajona—.
—¿Y a dónde irías a negociar, si se puede saber?— expresó el jefe con ganas de incomodar.
—Inglaterra, a negociar con Alma y Fairlight, la que dé más— tomó aire —aún no contacté con editoriales americanas—.
—Bien— musitó —llevate a Victoria también, quiero que tengan contacto con la autora. Genera confianza—.
—Imbécil, caíste en el juego— pensó Paola —Delo por hecho— respondió en voz alta.
—La empresa cubre los gastos— dijo el jefe dándose vuelta para mirar a través del ventanal que tenía la oficina.
—Me retiro, después le notifico cuando sale el viaje— y sin más, la editora salió de la habitación—Olvidate de que use tu plata, gil— pensó para sí misma con una sonrisa triunfante. No usaría las tarjetas que le daban acceso al dinero, eran un método de control discreto que usaba la empresa.
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It's raining outside | Lando Norris
RomanceVictoria necesita convencer a su editora de que escribir sobre la fórmula 1 es una buena idea. Y puede que en el camino conozca a alguien que la ayude en su tarea. ************ Victoria Herrera se acaba de consagrar como a...