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-¡Esto es impresionante, papá!- los ojos de Victoria se iluminaron cuando vió los papeles que guardaba en una caja.
-Tenía pensado ir con tu madre, pero prefiero que vayas vos y disfrutes de la experiencia- dijo su progenitor extendiendo otros documentos.

Sus padres la miraban emocionada y ansiosa, harían todo lo que estuviera a su alcance para ver a su hija feliz. Los boletos de avión que la misma tenía en manos la llevarían con tan solo una mínima transacción por parte de su progenitor a Inglaterra, más precisamente a Northamptonshire, donde podría presenciar la carrera de fórmula 1 que se correría allí en el circuito de Silverstone.
No era la primera vez que el padre de Victoria viajaba para ver las carreras, pero en otras ocasiones lo hacía solo o con sus amigos, ya que su madre solía estar muy ocupada con su trabajo y la autora junto con su hermano mayor tenían que seguir con las asistencias a la escuela.
Aunque actualmente Dylan ya no estaba en casa y la señora Herrera se encontraba jubilada.

Dylan, ocho años mayor que su hermana, al finalizar sus estudios universitarios se fue a vivir a Noruega con su esposa, quién era originaria de ese país, así que no era visto muy seguido por Argentina, salvo en casos exclusivos donde venía a visitar a la familia. Él y Victoria solían ser muy apegados, ya que por mucho tiempo fueron lo único que se tenían cuando sus padres trabajaban y se encontraban solos frente a la presión académica.
Cuando la autora cumplió sus 16, su hermano ya estaba finalizando su carrera y preparando todo para irse, por lo que la chica sintió una gran sensación de abandono al encontrarse con que su fiel amigo y confidente ya no compartiría sus días con ella. Ese hueco la había dejado muy frustrada, por lo que la escritura fue una buena vía de escape ante los sentimientos negativos y la soledad. Fue así como surgió la trama de It's raining outside, la pérdida de un hermano, aunque en el caso de la joven no literal, y el vacío que le resultaba difícil de rellenar.
Y así como el protagonista recibía la ayuda de su mejor amigo para ver de nuevo el sol, Victoria hacía lo mismo con su nuevo cómplice que había encontrado en ese entonces, Nicolás.
A la chica no le gustaba mucho recordarlo, ya que el chico al enterarse de que ella tenía sentimientos por él, no tuvo mejor idea que rechazarla públicamente en redes sociales, donde todos sus compañeros de clase leyeron dicha declaración, y posteriormente colocando una etiqueta que le costó a la autora años de bullying por lo que restó de la secundaria.
Dylan incluso volvió por unos meses para apoyar a su hermanita, aunque al término de ese semestre se fue de nuevo, cuando recibió la noticia de que sería padre.

Fueron años muy oscuros, pero Victoria siguió adelante y se esforzó para no perder el vínculo con su hermano.

-Estoy muy agradecida por esto, papá- dijo la autora emotiva mientras miraba los boletos -pero la editorial me pide exclusividad de horarios mientras esté escribiendo este nuevo libro- agregó apenada.
-Está bien amor- sonrió algo desganado su padre -iremos para otra ocasión todos juntos, no te preocupes- se acercó a su hija, y le dio un abrazo como muestra de apoyo.
Luego de hablar un rato más de temas triviales, Victoria emprendió el camino de vuelta a su departamento.
Mientras manejaba, decidió escuchar un poco de música, el soundtrack de Julie and the Phantoms era una buena compañía. Iba prestando atención a las señales de tránsito, pensativa.

¿Cómo estará Dylan? Hacía dos semanas que no lo llamaba, necesitaba hablar con él.
Genial, tendría algo con que evadir su obligación de escritura sin sentirse culpable.

-Hola Vic, ¿Cómo andás?- Expresaba un alegre Dylan del otro lado de la pantalla.
Era un poco tarde en Noruega, pero su hermano se desvelaría para hablar con su hermana si hacía falta.
-Todo bien Alpiste, estoy por pedirme una pizza- respondió la más joven mientras buscaba en su celular su aplicación predilecta para pedir comida, a la vez que enfocaba su laptop para que fuera vista por su hermano, a quien llamaba desde Skype -¿Qué gusto me sugerís?- agregó.
-Napolitana, obvio- contestó su contrario -boluda, ¿sabés hace cuanto no como una pizza?- exclamó a modo de queja.
-Cuando vengas avisame y vamos a la calle Corrientes, corre por mi cuenta- sonrió Victoria.
-De una. Otra cosa, ¿cómo te está yendo en el laburo?-.
-Ahí ando, la editora es un poco hincha, pero la piloteo como una campeona- respondió dando una imagen de seguridad, aunque por dentro sintiera que no era del todo cierto.
-Tampoco dejes que jueguen con tu estabilidad, todo bien con que seas su empleada, pero tampoco la pavada- definitivamente su hermano sabía leerla muy bien.
-Hablando de eso- dijo la hermana menor -¿Qué harías si en tu trabajo, no te permitieran realizar una investigación que serviría para un proyecto que ellos mismos te asignaron?-.
-Bueno, depende de qué tipo de proyecto hablemos- dijo pensativo Dylan -pero en lo personal trataría de exponer los beneficios que ellos como empleadores obtendrían si me dejaran proceder-.
-¿Vos decís?- preguntó dudosa Victoria.
-A ellos solo les importa su negocio, así que creo que podes encararlos por ese lado- concluyó su contrario.
-Gracias Alpiste- sonrió la autora.

Siguieron un rato más hablando, la chica incluso interactuó con su cuñada y su sobrino, mismo que ya estaba enorme. "-Que rápido crece-" había exclamado Victoria durante la llamada. Cuando el timbre del portero sonó, los hermanos se despidieron y la autora bajó a recibir la comida que había pedido.
Decidió hacerle caso a su hermano y luchar por conseguir un permiso para ese viaje. Por lo que tomó su celular y programó un mensaje de Telegram para que le llegara a Paola a la mañana siguiente, así evitaba olvidarse.
"-Tengo una propuesta que hacerte-"
Una vez terminada la tarea, se dispuso a seguir viendo Drive to survive, solo le faltaba la temporada 2020, aunque no iba a desvelarse como la noche anterior.

Que ilusa.

A las diez de la mañana ya había terminado de ver el último capítulo.
-Soy una boluda- se recriminó mientras miraba la hora de su celular.
Tal vez debía cancelar su suscripción a Netflix, estaba acabando con su autocontrol.
Se dirigió a su cocina para desayunar, luego dormiría un rato y así no caía muerta a mitad del día.
Su cafetera terminaba de preparar su bebida, cuando su smartphone sonó.
Era la respuesta de Paola.
-A las 6 en el Café Martínez de siempre-.
Algo le daba mala espina a Victoria.

It's raining outside | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora