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—¿De que tanto necesitas hablar, Yugo?— dijo Lucas entrando a una de las aulas vacías —¿Es por la información de hoy?—

—No— contestó cortante mientras miraba al suelo —Es algo más importante que una estúpida información— Yugo no había utilizado ese tono de hablar desde la muerte de sus amigos, cosa que Lucas notó al instante.

—¿Está todo bien?... ¿Vos estás bien?— preguntó Lucas preocupado por su amigo recibiendo como respuesta un golpe a la puerta por parte de Yugo.

—¡Nada está bien! ¿¡Ok?!— exclamó con rabia.

Lucas estaba sorprendido y un poco enojado por la actitud del peli negro, estaba a punto de decirle algo cuando Diana entro.

—¿Mal momento..?— dijo la rubia al ver el estado de la puerta.

A Yugo no le quedó otra que tranquilizarse y sentarse en una de las mesas que había en el aula. Mientras se sobaba la frente miro a los presentes y con un poco de angustia y miedo dijo:

—Lucas, recuerdas al joven que... Asesinó a nuestros amigos, ¿verdad?— no espero ninguna respuesta del peli rojo y siguió hablando — Pues el....Ahora...No, eso no...Eh..— No podía decir ni una sola palabra sin que se le forme un nudo en la garganta.

—Al grano, porfavor— dijo un poco harto de la situación Lucas.

—Se llama Lewis, y es uno de los miembros del grupo terrorista. Me lo encontré hoy, dijo que quiere terminar su primer gran objetivo—

La sala se llenó de silencio, tanto Lucas como Diana no sabían que responder. Diana estaba al borde de las lágrimas, haber mencionado el asesinato de sus amigos le trajo horribles recuerdos, eso sumado a que el mismo asesino estaba entre sus "secuestradores".

Lucas parecía perdido en el vacío, su cabeza todavía estaba procesando toda la información. No podía creer que la persona que tanto odio estaba en la escuela.

—Es por eso que los solicité en esta aula, tengo una petición que realmente espero que acepten— rompió el silencio Yugo —Quiero que de ahora en adelante se ausenten en las cacerías, o si quieren hacer algo ocultense con los más niños, también pod— No pudo terminar de hablar ya que recibió una cachetada de su comprometida.

—¡¿Estas hablando malditamente en serio estúpido de mierda?!— Eso sorprendió a los dos hombres, especialmente a Yugo.

—N-no yo—

—¡No querés que nos mate, pero estas asumiendo una responsabilidad que probablemente te lleve a la muerte escoria de mierda!— gritó furiosamente Diana.

—D-Dina, tratemos de calmarnos ¿Si? Porfavor...— Si bien Lucas también estaba muy enojado por lo que había dicho Yugo, tenía que intentar tranquilizar a Diana.

—Me chupa un huevo morirme Diana, prefiero morir asesinado que verlos morir—

Todos en la sala estaban al borde de las lágrimas. Sobra decir que el ambiente estaba súper tenso.

—¿Acaso pensas que a nosotros no nos dolería que te maten? Pensaba que eras más inteligente, Yugo— dijo Lucas en medio de un nuevo silencio.

—N-no...yo...— Al peli negro se le habían acabado los argumentos, tampoco podía pensar en el estado en el que se encontraba.

—Mira, en el contexto que estamos ahora mismo solo podemos esperar a tener una muerte digna. Las probabilidades de que salgamos de acá son pocas, y sé que duele, pero es la verdad. Y si tengo que morir prefiero que sea a tu lado—

La sala quedó en silencio, de nuevo.

—Iremos a las cacerías, quieras o no. Fin de la discusión— sin decir nada más, Lucas salió de la habitación.

-Narra Paula-

"Querido diario:

Ya a pasado un día desde que los profesores discutieron en el aula B113. Fue una discusión muy fuerte, tanto así que los gritos se escuchaban por todos los pasillos. El ambiente todavía está tenso entre ellos, sin embargo estoy segura de que se arreglaran en algunos días, son muy amigos.

Escribir la palabra "amigos" me hizo recordar que si no les hablo a los míos ellos no me hablan.

El sentimiento de soledad y tristeza es mucho para mí.Yo solo quiero ser feliz, intento e intento pero no puedo, el mundo solo me pone obstáculos tales como los terroristas.

El profesor Lucas notó que estaba la mayor parte del tiempo acostada, intento hablar conmigo, pero el simplemente no entiende que se me hace complicado hablar con otras personas que no sean mí peluche Koqui o Adam.

Hoy estuve acostada todo el día, otra vez. Me la pasé durmiendo, escribiendo, y llorando.

Mí vida no es interesante, nadie me habla, huelo como mierda, y lo peor de todo es que cuando no estoy acostada estoy viendo a los otros alumnos hablar con sus amigos y vivir la vida como se debe.

No quiero morir, la muerte me da miedo. Solo quiero no ser yo, quiero dejar de ser Paula.

¿Este es el problema verdad? ¿Es porque soy Paula verdad?

Ya manche la hoja con lágrimas, perdón diario.

Escribir como me siento me hace mal y bien al mismo tiempo. Sin embargo también me hace dar cuenta que tengo que escribir mis sentimientos en un diario porque no tengo a nadie para decírselos.

Perdón diario por tirarte contra la pared recién. El dolor y la impotencia me ganaron...Otra vez.

Seguiré intentando sentirme mejor en lo que queda de día, espero poder levantarme. Cualquier cosa mañana te aviso Diario.

Nos vemos mañana, gracias por dejarme desahogarme en tus páginas."

Me quedé mirando el vacío de la habitación, todas las cortinas estaban bajas, evitando el ingreso de luz.

Luego de un gran esfuerzo salí del oscuro lugar y me dispuse a caminar hasta uno de los baños de chicas.

Para mí buena suerte el baño estaba vacío, por lo que me fui a lavar la cara. En el espejo del baño podía ver mis grandes ojeras y mí pelo todo despeinado.

—Mierda, unos cuantos días en la cama y ya estoy en este estado— dije en un susurro para luego empezar a peinarme.

Me termine de peinar y seguí mí paseo por los pasillos.
Mientras caminaba imaginaba el mundo de uno de mis juegos favoritos. Ahí todos eran mis amigos, en ese mundo ya no era Paula, era esa amiga en la que todos podían confiar.

Lamentablemente mí paseo imaginario con mí personaje favorito se vio interrumpido ya que choque con alguien.

—¡Oh, discúlpenme!— exclamó un chico que llevaba una bandana en su cabeza mientras se arrodillaba para agarrar algunas cosas.

—Esta bien. La próxima vez fíjate por dónde vas....— quedé en silencio esperando a que el niño dijiera su nombre.

—¡Hayato del aula A224—

—Hayato... Veo que estás apurado— Mencione ya que se notaba a kilómetros.

—Es que el jefe me pidio que— decía, sin embargo algo llamo mí atención.

—¿Jefe?— pregunté. Es raro llamar a alguien jefe...

—Oh, cierto. Es el apodo de un amigo, creo que lo conoces... Bueno, me tengo que ir, ¡chao!— sin decir más el niño rubio se fue corriendo.

—ok, eso fue raro— dije para mí —Si tuviera ganas lo seguiría, pero que paja— sin más seguí caminando.

Sobrevive a la escuela Goldy PondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora